Eran las nueve de la noche y el turno de la enfermera estaba a punto de terminar. Había pasado la jornada, su primer día en la UCI de neonatos, ayudando a sus dos compañeras y familiarizándose con la unidad. Entonces llega una urgencia. Un prematuro de otra unidad empeora y lo trasladan a la UCI.
Lo atiende el médico y las dos enfermeras expertas. A esa hora, a dos bebés les toca comer. La auxiliar se dispone a darles la alimentación, pero le piden que espere porque la necesitan en la urgencia. La enfermera novata se ofrece a hacerlo ella.
A uno le administra la nutrición enteral correctamente. Con el otro se equivoca. Era Rayan.