El paraíso de la cerveza declara la guerra a las borracheras

(PD).- Alemania quiere acabar con las calles de las principales ciudades cubiertas de cascos de botellas y el triste espectáculo de los borrachos desambulado sin rumbo los fines de semana.

Aunque dicen que en Alemania cuesta lo mismo una botella de cerveza que una de agua, no es para tanto, pero sí es verdad que el consumo de alcohol de los jovenes en la calle va en aumento, sobre todo los fines de semana. Las autoridades se han propuesto poner fin al espectáculo de las borracheras en la vía pública.

Mala imagen

También quieren acabar con la imagen desoladora que se llevan los turistas de ciudades como Berlín, Hamburgo o Colonia, que contemplan atónitos como las calles se cubren de cascos rotos durante las noches del viernes y del sábado.

En este país donde cada habitante consume de media 10 litros de alcohol puro por año, según cifras de la Unión Europea, las autoridades municipales de una quincena de grandes ciudades tratan de buscar remedios ya que la ley federal no regula el consumo de alcohol en la vía pública.

Nuevas medidas de control

Durante los últimos doce meses, se han multiplicado las medidas de control para frenar, en especial, los episodios de violencia relacionados con el alcohol. En Magdeburgo, capital del Estado oriental de Sajonia Anhalt, el ayuntamiento prohibió en febrero el consumo de alcohol entre las 18:00 horas y las 06:00 horas en la principal plaza del centro de la ciudad y sus alrededores.

En Friburgo, beber alcohol en la vía pública del centro está prohibido desde el 1 de enero entre las 22:00 horas y las 06:00, de viernes a domingo. Medidas similares se han adoptado en otras ciudades mientras que en el Land de Baden-Wurtemberg se estudia prohibir la venta de alcohol por la noche en las estaciones de servicio y los supermercados.

En el barrio «rojo»

En Hamburgo, el ayuntamiento ha pedido a los propietarios de pequeños comercios que dejen de vender por la noche bebidas en botellas de vidrio en el barrio «rojo» de San Pauli, que atrae a hasta 100.000 visitantes los sábados de verano. En esta zona, la policía, que ha instalado cámaras de vigilancia, ha sido autorizada a cachear y detener a los jóvenes que presenten signos de embriaguez.

Según fuentes de la policía, las medidas comienzan a surtir efecto y lentamente comienzan a disminuir los delitos de violencia o vandalismo.

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