(PD).- El que avisa no es traidor. El Frankfurter Allgemeine Zeitung, en un artículo de Michael Psotta, advierte que este año muchos «alemanes y británicos prefieren pasar sus vacaciones en casa. Y los visitantes que quedan gastan menos». Mientras el Gobierno ZP está obsesionado en derribar chiringuitos, el turismo español se ata los machos para un verano aciago.
El turismo español va encaminado a experimentar un año devastador. En los primeros cinco meses de este año, el número de turistas extranjeros se redujo en casi un 12 por ciento –lo que equivale a 2,5 millones de personas–, situándose en sólo 23,3 millones de visitantes. El panorama lo describe así el Frankfurter Allgemeine Zeitung:
El año anterior, el número de turistas ya se redujo en 1,8 millones. El Gobierno español cuenta ahora con que el número de visitantes extranjeros se reduzca otro 10 por ciento. El segundo puesto que España mantuvo durante muchos años entre los destinos turísticos predilectos por detrás de Francia –España contaba por último con aproximadamente 57 millones de visitantes–, podría perderlo ahora en favor de los EE.UU.
Pero para España, esta situación más que una derrota estadística supone un auténtico desastre económico: después del sector inmobiliario y del de la construcción, ahora también se viene abajo el segundo sector económico más importante del país. No en vano, la rama turística supuso el año pasado un 10,7 por ciento del Producto Interior Bruto y dio empleo a aproximadamente 1,5 millones de trabajadores.
Los expertos estiman ahora que más de 100.000 de los mismos perderán su puesto de trabajo. También se verán afectados otros sectores asociados como las peluquerías, las tiendas de ropa o los fabricantes de protección solar. Para el mercado laboral español, todo esto no es precisamente un buen augurio: actualmente, el país ya se encuentra relegado al último puesto de la UE con una cuota de desempleo del 19 por ciento.
En términos generales, España se encuentra en una situación de impotencia frente al principal motivo del hundimiento de la rama turística: los visitantes de los grandes países vecinos europeos brillan por su ausencia debido a que ellos mismo sufren la crisis económica. El mayor número de los turistas que viajan a España provienen de Gran Bretaña, seguidos de alemanes y franceses. En cuanto a Gran Bretaña cabe añadir que la devaluación de la libra ha encarecido notablemente las vacaciones en España. Por otro lado, países turísticos competidores como Egipto o Turquía se benefician de que las oscilaciones en la cotización de sus monedas respecto al euro.
