Los lunes, revista de prensa y red

“175, la cifra `maldita´: El PSOE, a un voto de no depender de ERC”, de Ainhoa Martínez, y “Esperpento en el Congreso”, de Pedro García Cuartango

( Viñeta de Tomás Serrano en El Español el pasado día 18) (*)

175, LA CIFRA «MALDITA»: EL PSOE, A UN VOTO DE NO DEPENDER DE ERC

Artículo de Ainhoa Martínez publicado en La Razón el pasado día 22

La elección de Batet deja clara la división del Congreso en dos mitades exactas, que atan a Sánchez a los soberanistas para la investidura y las reformas de calado. En dos mitades simétricas se divide el Parlamento en esta XIII Legislatura. Así quedó de manifiesto ayer en la votación para elegir a los miembros de la Mesa del Congreso. Por 175 votos fue nombrada Meritxell Batet para presidir el órgano de gobierno de la Cámara. La cifra de apoyos es ciertamente agridulce, porque aunque le dio la victoria –lo hizo en segunda vuelta–, el PSOE se queda a un solo escaño de tener al alcance de su mano la mayoría absoluta que podría abrirle las puertas no solo de reformas de amplio calado, sino –de manera más inmediata– las de La Moncloa. Si en la investidura de Sánchez se registrara un empate a 175, ésta decaería. Esto significa que los socialistas dependerán prácticamente para todo de al menos un sector de la otra mitad del hemiciclo que ayer se opuso a sus candidatos: PP, Ciudadanos, Vox, ERC, Junts y Bildu. Y más concretamente, Pedro Sánchez dependerá para ser investido de los partidos independentistas, cuya fórmula de voto nulo –escribiendo «llibertat» (libertad), en lugar del nombre de un candidato– dio ayer a Batet la Presidencia del Congreso.

En la semana en la que se ha especulado sobre la alteración del sistema de mayorías en el Congreso ante la suspensión y no renuncia a su acta de los diputados presos, el voto de Coalición Canaria se antojaba decisivo. Capaz de permitir a Sánchez rebasar la barrera de los 174 votos necesarios. A pesar de que su portavoz, Ana Oramas se ha mostrado hasta ahora reacia a avalar un gobierno apoyado por Unidas Podemos y los independentistas, ayer los dos diputados de la formación votaron a favor de la candidatura de Batet, permitiendo que saliera adelante. El resto de formaciones que componen la mayoría que la hizo presidenta son los de PSOE (123), Podemos (42), PNV (6), Compromís (1) y PRC (1). Estos números obligan a los socialistas a seguir dependiendo del apoyo, aunque sea pasivo, de los partidos soberanistas. Una eventualidad que querían evitar cuando se convocaron los comicios y sobre la que alertaron continuamente en campaña, en aras de conseguir una mayoría solvente.

El discurso de que los independentistas no son de fiar se ha reactivado dentro del PSOE a raíz del veto de ERC a Miquel Iceta. Las relaciones, especialmente con los republicanos, con quienes en un principio se confió en poder llegar a un entendimiento, son frías. Aunque ayer Sánchez estrechara la mano de Oriol Junqueras, desde el Gobierno se marcaban distancias, señalando que tal gesto «no venía a cuento» después de haber boicoteado a un candidato conciliador para presidir el Senado. Esto ha hecho que los socialistas, al menos de forma estratégica, miren en otra dirección y se hayan lanzado a pedir a PP y Ciudadanos que acaben con la dependencia de los partidos soberanistas que tiene actualmente el Gobierno, dado que no existe una mayoría alternativa a Pedro Sánchez. Apelando a hacer un «servicio» a España, los socialistas buscan trasladar la responsabilidad a la derecha de sus pactos con el soberanismo.

Artículo en: http://www.larazon.es/espana/175-la-cifra-maldita-el-psoe-a-un-voto-de-no-depender-de-erc-KB23445807

ESPERPENTO EN EL CONGRESO

Artículo de Pedro García Cuartango publicado en ABC el pasado día 22

Me pellizqué por si estaba soñando a esa primera hora de la mañana, pero no: estaba despierto, bien despierto. Ello no hizo más que aumentar mi perplejidad al ver subir al personaje a la tribuna del Congreso y declarar abierta la sesión. Con su larga barba de chivo, la mirada penetrante bajo las gafas y una florida corbata digna del marqués de Bradomin, allí estaba don Ramón, elevando su armónica voz en el Hemiciclo lleno de diputados.

El insigne autor de «Luces de Bohemia» había tenido el buen gusto de morirse unos meses antes del estallido de la Guerra Civil, pero por unos instantes pensé que había resucitado para no perderse lo que iba a suceder ayer en Las Cortes. Sólo un talento como el suyo hubiera podido narrar el esperpento con el que se nos obsequió, que convirtió la carrera de San Jerónimo en un escenario semejante al Callejón del Gato, aquel en el que dos espejos –uno cóncavo y otro convexo– servían para deformar la realidad.

Ya decía el eximio escritor que «en España no se premia el mérito. Se premia el robar y ser sinvergüenza. Se premia todo lo malo». Y lo malo, lo peor es lo que afloró en un Congreso transformado en un escenario teatral en el que los independentistas quisieron emular a Max Estrella y Don Latino en el arte valleinclanesco del esperpento. Lo intentaron pero no lo consiguieron porque carecían de gracia y de talento. En realidad, todo quedó en una astracanada que recordó a aquel Parlamento en el que Groucho Marx declaraba la guerra a Sylvania.

Lo único bueno de la sesión inaugural de la legislatura fue esa resurrección momentánea de Don Ramón gracias a la contribución de un médico jubilado de 73 años de mi pueblo, Miranda de Ebro, llamado Agustín Javier Zamarrón. Sólo le faltó haber sido manco como el pendenciero literato, que perdió el brazo a causa de una discusión de café.

Su quevedesco rostro y su donaire merecían mejor suerte que presidir durante unas horas la humillación a la que sometieron a la Cámara que representa la soberanía popular Oriol Junqueras y sus tres compañeros, recibidos como héroes por la bancada independentista.

Si buscaba un foto, el líder de ERC la consiguió al dar la mano a Pedro Sánchez, con el que luego cambió impresiones durante unos instantes. «Tenemos que hablar», le dijo. ¿De qué? ¿De cómo sabotear la soberanía nacional o de cómo destruir la convivencia en Cataluña?

El momento más esperpéntico –con perdón del maestro de Villanueva de Arosa– fue el acatamiento de la Constitución, convertido en una nueva burla de un independentismo que no tolera bromas en su sede parlamentaria pero al que le gusta hacer escarnio de la legalidad en casa del prójimo.

Junqueras prometió acatar la Carta Magna «desde el compromiso republicano, como preso político y por imperativo legal», lo equivale a jurar por Snoopy. Rull, Turull y Sànchez hicieron lo mismo, al igual que los demás diputados independentistas que aprovecharon el momento para lanzar un alegato contra las instituciones que desprecian.

Laura Borràs, diputada de Junts per Catalunya, habló de «democracia fake», una definición perfecta para el modelo político que ella defiende. Todo es un «fake» en quien utiliza el garantismo del sistema para intentar destruirlo sin escrúpulo alguno.

Pero no lo lograrán mientras líderes políticos como Albert Rivera se mantengan firmes frente a las provocaciones. Aunque no obtuvo el amparo de la nueva presidenta del Congreso, muchos españoles se sintieron identificados con sus palabras cuando advirtió que su partido no va a consentir tales insultos y humillaciones.

Puede que Meritxell Batet tuviera razón desde el punto de vista legal al permitir el denigrante espectáculo, pero políticamente la actitud de los independentistas es inaceptable. Y lo es porque el respeto a las formas y a los que no piensan igual resulta esencial en una democracia.

Junqueras y los suyos fueron al Congreso a provocar y lo consiguieron. La prueba es que estamos hablando hoy y ahora de ellos. Obtuvieron sus minutos de gloria, sí, y la foto que buscaban, pero no convencieron. Lo único que demostraron es que el sistema es suficientemente generoso para dar voz a los que quieren destruirlo. Pero eso no es una debilidad sino una fortaleza. Lo único que quedó patente es que la democracia española es muy superior moralmente a un independentismo catalán para el que el fin justifica los medios, mentiras incluidas.

El sabio y perspicaz Don Ramón, que conocía muy bien la condición humana, señalaba que «la ética es lo fundamental de la estética». Los diputados independentistas carecen de estética porque les falta la ética. Y eso no tiene arreglo. Ayer quedó retratada su mezquindad moral. No hace falta cambiar las leyes para evitar espectáculos como éstos. Lo mejor es dejarles que se muestren tal y como son: unos miserables.

Artículo en: http://www.abc.es/espana/abci-esperpento-congreso-201905220150_noticia.html


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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