Sacando el alma a pasear (II)

Por Javier Pardo de Santayana

( Artículo del mismo autor en este blog, Tres Foramontanos en Valladolid)

Tras haber escrito un artículo con este mismo título tomado de una frase de Antonio Bienvenida, aquello de “sacar el alma a pasear” quedó como vibrando en mi memoria. En efecto, algo me dijo que esta frase encerraba más de lo que a primera vista parecía. Que se trataba de un verdadero hallazgo. Que encerraba una realidad interesante.

Así que me pregunto qué misterios podría encerrar aquella frase tan sencilla y aparentemente espontánea. Y ésta es precisamente la cuestión que ahora me planteo. La primera respuesta es que la frase se refiere al placer y la experiencia de enfrentarse a lo desconocido, y sobre todo de sentir la libertad. Y que sacar el alma a pasear es una decisión muy íntima. Sólo así se puede comprender la decisión de medirse ante las asechanzas del riesgo y el peligro.

También hay que decir que es exponerse y encontrar en ello un aliciente, saborear el atractivo del misterio, paladear la sensación de bienestar que así se experimenta: el buen regusto de sentirse vivo, y sacar de uno mismo los recursos que probablemente uno mismo desconoce. Es sentirnos capaces de mirar de frente facetas olvidadas de la vida, probarse a sí mismo y sentir la tranquilidad y el placer de superar retos y obstáculos que uno mismo nunca se plantea.

Yo, por ejemplo, disfruto de sacar a pasear el alma cada vez que agarro mi guitarra para crear una canción o simplemente para romper el aire con una melodía y sentirla resonar por dentro. O cuando hago cosas tan desusadas para la mayoría de mis pares como tomar una hoja de papel y un lápiz para ilustrar un cuento o una historia que yo mismo habré escrito. O cuando, como ahora, capto un frase que se convertirá en poesía. Porque todas y cada una de estas cosas son en realidad una ruptura de la rutina de la vida.

Sacar el alma a pasear es, sobre todo, hacer valer la libertad. Es decidir abrir esa ventana para sentir el aire y la luz de la mañana. Es duplicarse uno a uno mismo, desdoblarse para exponerse y convertirse también a la esperanza. O plantearse un nuevo reto, inusitado. Es disfrutar de la vida y experimentarla; es medirse a uno mismo frente a lo que afuera nos está esperando.

Sacar el alma a pasear puede ser decidir ser un hombre nuevo, como lo intenta ser un buen cristiano. Puede ser entregarse a los demás o buscar en el aire cosas nuevas que están ahí, mas que nos pasan desapercibidas. Es encontrar en lo desconocido todo lo que allí está, pero que nadie ve.

Sacar el alma a pasear es o puede ser también lo que yo mismo hice en su día decidiéndome a colaborar en este blog y al aceptar el reto de plantearme cada día si seré capaz de encontrar otro tema interesante buscándolo en mí mismo o en mi entorno; obligándome a escudriñar mis propios sentimientos, y, sobre todo, obligándome a encontrar aquel asombro diario donde la mayoría no percibe más que la actualidad de la rutina. O bucear en las decisiones de los hombres y sus contradicciones; en sus aciertos y sus fallos, en sus virtudes y pecados, en su vulgaridad o su excelencia, y exponer todo esto a los demás. Ser sensible a los rasgos de generosidad o de vileza, y, si mi apuran, también a la belleza, la generosidad y la poesía que pueden encerrarse en nuestro entorno.

Y, sobre todo, encontrar la inspiración en los asombros que por lo general a nadie asombran. En fin, escudriñar la realidad e intentar descubrir aquellas cosas que pasan sin que nadie se conmueva.

Yo me permito recomendarle a usted, improbable y dilecto lector mío, que hoy se detenga siquiera un momento ante este artículo y, como el gran Antonio Bienvenida – y por lo que se ve, también como el torero Enrique Ponce – pruebe a sacar su alma a pasear.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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