Y ahora hace como que se cae del guindo

Por Javier Pardo de Santayana

( Viñeta de Puebla en ABC el pasado día 14) (*)

Visión y gestión: en estas dos palabras se me ocurrió hace tiempo resumir lo que debe ser en el fondo la política, o, dicho de otra forma, lo que debemos exigir a quienes nos gobiernan. Visión para orientar la acción y determinar prioridades; gestión – buena gestión se entiende – para desarrollar un trabajo que como el suyo afecta a tanta gente.

Pues bien, para empezar nos encontramos hoy, como muestra del nivel en el que ahora nos movemos, a un buen señor que se hace identificar por su coleta y que decide mostrarse ante las cámaras para decirnos con rostro compungido que por fin se ha dado cuenta de que la situación en Venezuela es nada menos que “nefasta”. Visión exacta, como de buen político. Mas lo que ocurre es que no nos lo ha revelado hasta ahora mismo, cuando en aquel país la inflación alcanza ya unas cifras millonarias y se acumulan centenares de muertos, no sólo por la acción represora del gobierno, sino también por el hambre y por la falta de una adecuada atención médica.

Y nos lo dice cuando ya estamos hartos de contemplar escenas sobrecogedoras de tiros en las calles y de alacenas vacías en los establecimientos; de multitudes atravesando la frontera para procurarse lo que necesitan para su supervivencia. Nos lo dice ya cuando nos llegan numerosos testimonios de políticos, artistas, intelectuales y otros personajes conocidos que se lamentan del desastre; cuando las instancias internacionales parecen ya dispuestas a promover una intervención externa para frenar el desvarío. Son palabras y escenas repetidas e impactantes que ya desde hace tiempo nos presentan las pantallas y las ondas en reportajes, entrevistas y testimonios personales. Noticias e impresiones que todo el mundo ya conoce, como la defenestración de un oponente por orden del gobierno.

Así que ustedes nos dirán qué más se necesita para caer en la cuenta de lo que sucede en el país hermano. Un país que, a mayor abundamiento, posee todo lo necesario para convertirse en un espacio floreciente ya que en su seno alberga un imponente tesoro de energía.

Y todavía hay que añadir la circunstancia de que el político citado, que debiera estar bien informado sobre la situación a la que me refiero, no ha llegado hasta hace un par de días a la sencilla conclusión de que “es nefasta”, siendo así que la inmensa mayoría de los españoles, y no digamos de los venezolanos, la tienen asumida desde siempre; quiero decir, desde el comienzo mismo en que empezara a producirse. Y lo ha hecho con rostro compungido y sin mirar ni a los televidentes ni a sus señorías; algo así como rezando (?) por que pasara el trance cuanto antes para lanzar pelillos a la mar. Se atreve, pues a hacerlo alguien que solía intimidarnos avanzando con sus fieles en guerrilla y en actitud amenazante, como advirtiendo: “cuidado con nosotros”.

Verdaderamente, ¡qué mérito tienen hoy nuestros políticos, y éste al que me refiero especialmente, a la hora de descargarse de sus culpas! Porque hay que recordar que al decidirse por fin a hablar de cosas como éstas no lo hacía parar opinar sobre algo que pudiera serle ajeno, puesto que él mismo, como algunos de los más cercanos de los suyos, había ya cobrado del culpable. Y que en pago de sus dineros y favores había adquirido el importante compromiso de exportar al sur de Europa las ideas y procedimientos de un gobierno que – como él mismo reconoce ahora – darían un nefasto resultado.

Así que la mirada huidiza a que he aludido no hacía sino tratar de enmascarar una realidad evidente: la de aquel encargo envenenado y la del apoyo recibido de un personaje despreciable que no sólo ha destruido Venezuela, sino que además está empeñado en exportarnos su doctrina y sus procedimientos utilizando la verborrea y la capacidad de engaño de un sacamuelas universitario nuestro.

Pues sí, señores, sintiéndolo mucho debo decirles que esta es una parte del percal con que contamos en España y que aquí tienen la situación que ahora disfrutamos en lo que se refiere a la visión de algunos de nuestros políticos. Una condición cuya carencia, llevada hasta el extremo del ridículo, se acaba de poner en evidencia en uno de los partidos más beligerantes y que mejor insultan nuestra inteligencia.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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