Un presidente perdido en el Palacio Real

Por Rafael Dávila. Introducción de Carlos de Bustamante

( Manifestación del 12 de octubre en Barcelona: Somos españoles)

El artículo sobre el 12 de octubre, Fiesta Nacional, del General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez, que titula “Un presidente perdido en palacio real – Zarzuela- da explicaciones (Esto es lo ocurrido, parece ser que la verdad)”, y que ahora reproduzco, me ha recordado una anécdota. Destinado en el Regimiento África -53- en Xauen –preciosa ciudad santa del Islam en lo que por entonces era Protectorado Español de Marruecos-, dos tenientes recién salidos del “horno” académico recibimos del Coronel Jefe la orden de dibujar una vuelta al horizonte desde lo más alto de la montaña (un tres mil -el Titshuca-) donde finaliza la cordillera del Atlas africano. Según subía (trepaba) el subconsciente me repetía: “Más alta será la caída”. De puro milagro, pero cumplimos la orden sin novedad.

Parece que el interfecto ha escalado un “ocho mil” sin la más pajolera idea. No estaría de más recordarle ésta experiencia, porque fácilmente el “sin novedad”, pudiera trocarse por un batacazo imponente desde la altura a la que le han aupado.

“12 de octubre –escribe el General Dávila en su blog generaldavila.com-. Desfile de las Fuerzas Armadas. Comienza con pitos al inmerecido presidente del Gobierno: “¡elecciones!”, “¡okupa!”; él se ríe. Nuestro presidente se ríe de todo, reacción infantil y algo histérica. La procesión de su debilidad va por dentro. No sabe y se nota. Contesta con soberbia: “no voy a ser menos que González y Zapatero”. Las comparaciones son odiosas. No es menos ni más, ni en lo mejor ni en lo peor. Al menos no ha tenido tiempo para ser ni siquiera nadie, pero todo se andará. Le vamos conociendo. Mejor lo malo conocido…

Pero hoy era el Día de la Fiesta Nacional de España. Quién lo diría. Gris el cielo de Madrid. Lluvia. Todo quedaba alrededor de la Corona y de las Fuerzas Armadas; el resto ni estaba ni se le esperaba. Casi mejor. Se nubló el día. Los aviones a sus hangares. Tuve un recuerdo para el capitán Aybar que el año pasado voló este día por última vez. El cielo se nubló de tristeza. ¡Ay mi capitán! Esto está peor… Poco brillo de estrellas.

Al fondo estaba Cataluña. Allí también hubo desfile, en Barcelona. Sin presidencia, sin la Legión, sin la Guardia Civil, solos los españoles, con la palabra del Rey como fondo: “una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia, mi entrega al entendimiento y la concordia entre españoles, y mi compromiso como Rey con la unidad y la permanencia de España”, desfilaban miles de españoles pensando en la unidad de España, en Cataluña, luchando para que no les echen de España. Aquello va en serio. Es muy serio.

La mirada también en Mallorca. Una tragedia difícil de encajar. Ese era el lugar más importante. Pero todo esto se ha quedado en pura anécdota y ha subido a primera línea informativa la metedura de pata protocolaria del presidente del Gobierno. De poco le ha servido tanto vuelo por el mundo. Todos somos de gestos. Un gesto mueve montañas o te entierra bajo su sombra.

Me cuentan que había prisas en Palacio Real. El tiempo en otoño se acorta y Mallorca esperaba. La tragedia era la prioridad y los Reyes querían llegar con luz al lugar de la tragedia para acompañar hoy a los afectados.

Los Reyes esperaban ya en el Salón del Trono. Los invitados habían sido situados en salones distintos y el inicio del besamanos se prolongaba. Algunos nervios y prisas. La espera de los Reyes a que comience el besamanos empezó a crisparse. Protocolo de la Casa del Rey decide dar entrada al presidente del Gobierno para que acompañe a SSMM. mientras terminan de organizar la fila del besamanos. Pasa el presidente con su esposa, pero cierta descoordinación hace que en ese momento alguien, también de protocolo, crea que es el inicio del besamanos y da paso al resto de invitados justo detrás del presidente y su esposa. El presidente no capta la situación y cree que debe quedarse con los Reyes. Eso es lo que él ha entendido. No está avispado, no reacciona, se queda al lado de los Reyes hasta que un funcionario de protocolo le indica que se retire. Humildad, no ir sobrado. Donde fueres haz lo que vieres. El presidente está obediente y se va. Su cara es otra cosa.

Todo esto no da más de sí, aunque descubre carencias e interioridades. Mañana ocupará portadas y comentarios. ¿De quién es la culpa? Que cada uno asuma la suya. En Moncloa echan la culpa a la Casa del Rey (?). Cuento lo que sé.
He visto muchas cosas en las gruesas moquetas. Hasta un presidente del Congreso hacer la reverencia que hacen las señoras al saludar al Rey. Lo de hoy no lo había visto nunca, pero es solo el comienzo de un nuevo protocolo que nos va a dar gloriosos momentos… o vértigo.

Lo importante sigue estando en Barcelona donde nadie parece que quiere mirar. Desde luego al presidente, Pedro Sánchez, sí que allí le han dicho “siga usted, aquí no se pare, este no es su sitio”, y no ha sido precisamente un funcionario el que se lo ha dicho. Sonriente ha abandonado a Cataluña y a los españoles de Cataluña. Sin protocolo, más perdido que en Palacio Real.”

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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