Impresiones en acuarela

Por José María Arévalo


( Acuarela de Rosa Díez) (*)

Esta vez el título de la exposición que todos los años solemos celebrar, la Asociación de Acuarelistas de Castilla y León, por estas fechas es “Impresiones en acuarela”, y pueden ustedes verla hasta el próximo día 17 en el Centro cívico J.M. Luelmo. Son 31 acuarelas, bien enmarcadas todas, con temática muy variada, la mayoría figurativas, de paisaje urbano y de campo, de figura humana o animales, de tierras de por aquí y de marinas. Yo creo que cada año sube el nivel, tanto porque mejoramos los de siempre como por las nuevas incorporaciones. Y eso que no han acudido esta vez bastantes asociados, como Juan Carlos González Muñoz, que anda liado estos días con dos exposiciones personales, una en el Centro de Mayores de San Juan, que titula «Añoranzas» por su carácter rural, y otra, titulada «ZONA-BIC, de dibujo a bolígrafo y poesía con motos y coches clásicos, flores, animales, etc; espero reseñarlas también en estas páginas.

Vamos a comentar algunas de las obras de la exposición de la asociación, procurando variar respecto de los autores ya comentados en ocasiones anteriores, aunque algunos, por su maestría, es obligado mencionarlos. Que no se sientan preteridos Carmen Peña, nuestra presidenta, ni Isabel Menéndez, su predecesora, o Alberto Fernández Palenzuela, Pepe Santín, Fernándo Sobrino, nuestro secretario, Antonio Pascual, Pilar Martínez, Elena Ferrero y un largo etcétera, a los que ya dedicamos comentarios con ocasión de muestras anteriores.


( Acuarela de María Otero) (*)

Rosa Díez, con cuya acuarela ilustramos la portada del artículo, se incorporó a nuestra asociación hace un par de años con un buen bagaje: es profesora de dibujo y acuarela y todos los años presenta magníficos resultados de lo que consiguen sus alumnos en una exposición en algún centro cívico u otra sala que consigue. Aquí nos ofrece una obra suya, una magnífica marina en la que utiliza todos los recursos propios de la acuarela, el trabajo en húmedo y los apuntes en seco, la combinación de colores complementarios y una elegante composición de horizontales para reflejar la puesta de sol, rotos por los reflejos del astro rey en el mar. Muy elegante.

María Otero, de la que recientemente hemos comentado una exposición individual, nos sorprende también con una marina de pesqueros alineados en el puerto. No le conocía yo esta afición a las marinas, lo cierto es que le ha salido redonda. Como siempre trabaja ella, muy limpio y procurando la síntesis, con economía de medios. Magnífica acuarela.

( Acuarela de José María Fernández de Toro) (*)

José María Fernández de Toro se luce con un tema que pintamos en la sede de la Asociación no hace mucho, y que no le recordaba porque lo dejó pergeñado y después lo acabó en casa –en hora y media o poco más es difícil que nos dé tiempo-, este de la pequeña cascada en el bosque. Lo cierto es que le ha sacado un magnífico colorido que la foto sobre la que trabajamos no tenía –a mí me quedó un tanto monocroma-, introduciendo en rojo temas de su invención que le dan una extraordinaria viveza al conjunto, sin llamar la atención excesivamente, porque el ojo se va a la reserva de la cascada, como debe ser. También ha reinterpretado los árboles como figuras secundarias para dar más profundidad al paisaje. El fondo lejano es totalmente de su creación, ha acertado en dejarlo desvaído, como corresponde a la lejanía. Muy acertado.

( Acuarela de José María Arévalo) (*)

Ahora, y por el orden con que Flickr ha colocado las fotos, me toca comentar mi acuarela, realizada esta primavera pasada en las proximidades del comienzo de la carretera a Fuensaldaña, en los cerros próximos a la Ronda, donde se extienden unas hileras de almendros que suelen dar estupendos paisajes en febrero y marzo con las primeras flores del año, pues es sabido que son los almendros los primeros árboles que las dan, preludiando la primavera. Este año la temporada de almendros fue muy corta, solo pudimos pintarlos dos o tres días, porque la lluvia y el viento acabaron en seguida con ellas. Como en acuarela se refleja normalmente el follaje del almendro con una reserva –sin color ninguno- recortada bajo el azul del cielo, la maestría está en rellenar esa reserva con un suave color rosado o violeta que recoja lo que serían las sombras. Yo he tratado de sacar matices en esas sombras, creo que con alguna fortuna. Son ya muchos años pintando almendros a principios de año, con la técnica que aprendí de mi compañero Buendía –primer vicepresidente de la Asociación-, que los borda.

( Acuarela de Eloisa Aguilar) (*)

La acuarela de Eloisa Aguilar, que por cierto ha ganado el primer premio en el concurso del Taller de Otoño de la Unión Artística Vallisoletana –todavía se puede ver la exposición en el patio del Palacio Real de Valladolid, frente a San Pablo, hasta el día 20-, con un tema de flores, también en nuestra exposición interpreta el asunto floral pero en forma más abstracta, más en la línea de lo que ella trabaja. Porque Eloisa es de las más atrevidas a la hora de soltar la mano y obtiene unos resultados estupendos en los que la falta de figuración –cuando la usa- se suple con un exquisito uso de los colores, en lo que hay que reconocer que tiene mucho gusto. Pero que sabe dibujar estupendamente también, lo acredita ese premio recién obtenido, por el que la felicitamos efusivamente. La acuarela suya que ilustra este texto tiene un formato más pequeño que el que gusta utilizar y por ello quizá ha tenido que simplificar más. Creo que ha conseguido equilibrar el cuadro con las sombras grises en húmedo oportunamente distribuidas en torno al tema principal, la hoja o ramillete o fronda amarilla que luce sobre el fondo azul que puede ser del cielo.

( Acuarela de Chema Fraile) (*)

Uno de los temas con que se viene luciendo Chema Fraile es la iglesia de Santa María de Medina de Rioseco en diferentes enfoques. En la acuarela que ha presentado aquí, creo es su última versión, recoge solo la torre y parte del muro delantero, que quedan a pleno sol, mientras que juega con las sombras arrojadas en la famosa plaza donde se guardan los pasos grandes de Rioseco; y acaba de equilibrarlo todo con la distribución de los árboles en los laterales. Chema borda todos estos temas de Rioseco, y como es de los pocos que sigue realizando exposiciones individuales después de la crisis económica –ahora está preparando otra para noviembre, en la sala Rafael, la única que queda en Valladolid de cierta entidad, parece mentira con la abundancia que nos proporcionaban hasta hace poco las entidades bancarias- seguro que vemos alguna más de Rioseco en ella. En la última, que realizó en el Colegio de arquitectos, como ya comentamos en estas páginas, creo recordar había otra versión tan buena como ésta. Está claro que su oficio de arquitecto, en el que alcanzó gran prestigio y del que ya se ha jubilado, le da sobrados recursos para este tipo de paisaje urbano.

( Acuarela de Charo Fernández) (*)

Me ha sorprendido Charo Fernández por su audacia en abordar este tema de una esclusa del Canal de Castilla –probablemente la 42, que es la penúltima, a la que vamos frecuentemente a pintar por su proximidad a la capital y belleza del entorno- con la dificultad que tiene reflejar la torrentera de agua que se produce cuando está algo abierta, como es el caso. Creo que Charo lo ha conseguido, en una estampa toda ella sobre el interior de la esclusa, de mucho mérito. Yo he tratado varias veces de sacarle partido sin mucho éxito. Los verdes que rodean la esclusa, en bastante húmedo, están también muy conseguidos y le dan color y contrastes al conjunto, sin distraer la atención de los juegos del agua, tan diversos según sea la procedencia, del centro o de los laterales, o del escape del agua ya medio remansada. Lo fundamental del mecanismo de la compuerta está también correctamente reflejado, dando variedad con los tonos cobrizos del metal, y la barandilla da un toque elegante al conjunto, restando verticalidad al tema. Un acierto.

( Acuarela de Carlos Ranero) (*)

Carlos Ranero tiene también muchas acuarelas de La Alberca, donde estuvimos pintando varios años seguidos en unos congresos que dirigía la Universidad de Salamanca y patrocinaba el Ayuntamiento, hasta que éste cambió a la izquierda y desgraciadamente se acabaron. Así que se lo conoce muy bien. Este tema que presenta ahora es una buena síntesis de ese paisaje urbano tan singular que es La Alberca, con sus estrechas calles y casas de montaña, con vistosos aleros, y los juegos de luz y sombra que se producen a todas horas, pues nunca el sol cae lo suficientemente vertical o la calle es tan sinuosa que no lo permite. Carlos ha reflejado con mucha delicadeza tanto las zapatas como las ventanas de piedra y las columnas y capiteles que sorprenden inesperadamente en el rincón más apartado y de tan irregular trazado.

En fin, una estupenda exposición que vale la pena no perderse para seguir este tan difícil arte de la acuarela. Enhorabuena a todos.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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