El valle del silencio

Por Carlos de Bustamante

( Peñalba de Santiago) (*)

Hay lugares donde el tiempo se detiene, y hay otros donde el ruido desaparece. A 20 kilómetros de Ponferrada se encuentra el pueblo más silencioso de España. Es la localidad de Peñalba de Santiago. Un pueblecito erguido sobre una peña blanca que le da nombre, e integrado perfectamente en ese valle virgen llamado Valle del Silencio. Su casco antiguo es realmente espectacular: calles empinadas y empedradas, con las típicas casas de piedra, con balconadas de madera y tejados de pizarra, una muestra extraordinaria de la arquitectura rural leonesa. Conserva también la iglesia mozárabe perteneciente a un antiguo monasterio del siglo X. Su fundador fue San Genadio.

Desde la Iglesia, en un paseo de media hora, se puede visitar la Cueva de este eremita. En el interior de la cueva hay un pequeño altar con numerosas ofrendas que la fe en este santo dejan los visitantes. El Valle del Silencio, un valle único que choca de frente con la idea que solemos tener de Castilla y León. La Castilla milenaria de infinitos páramos y campos ondulados con cultivos que no levantan más de unos palmos. Este gran espacio leonés es el de los bellísimos montes Aquilianos. Los mismos de los que los romanos se proveían de agua para, por canales increíbles, socavar el terreno y extraer el oro de las minas que hoy conforman el paraje espectacular de las Médulas.

Hasta aquí una sucinta información. A partir de ahora, permítanme que deje volar la imaginación impregnada de rara fantasía… histórica.

Corrían los años iníciales de la década de los ochenta. En el Regimiento de Infª San Quintín -32- , los entonces jefes de instrucción sabíamos que donde más y mejor formación, militar fundamentalmente, y con ella la formación civil y humana de nuestros soldados la recibían con la ejecución de maniobras en el campo, lejos de la posible rutina entre los muros del acuartelamiento.

Tras detenido examen con previo reconocimiento del terreno y medios del Regimiento mecanizado, los jefes de las Secciones 3ª y 4ª propusimos al Coronel Jefe, maniobras detalladas en los abruptos montes Aquilianos a poca distancia de la Ponferrada de los templarios. Aprobado el proyecto, pusimos en marcha el minucioso plan de ejecución. Unidad mecanizada ésta de nuestro añorado Regimiento, en pocos días el plan estratégico y el no menos laborioso de la adecuada logística, estuvo listo y dispuesto con vehículos, armamento, personal y numerosos medios para subsistencia en un medio de todo menos fácil.

Explicada a la tropa la finalidad de las maniobras, con la moral alta y la ilusión de la juventud para vivir, moverse y simuladamente combatir en un terreno tan complicado como atrayente, el Regimiento inició la marcha hacia los intrincados montes Bercianos.

La baraúnda de impedimenta- equipo, tiendas de campaña, cocinas, armamento, vehículos de transporte, víveres…- no fueron obstáculo para mantener un estricto orden disciplinado con la joven ilusión de lo desconocido. Desconocido para los soldados de reemplazo, más no por la historia. La grabada desde tiempos celtas, árabes, romanos… en piedra y pizarra de los imponentes montes Aquilianos.

Según nos aproximábamos “mar adentro” por las abruptas tierras leonesas, se abrían a los ojos atónitos de los educandos tierras, bosques y paisajes cuyo parecido con los esteparios lugares dejados atrás, era pura coincidencia. Cada vez más lejanos los pueblos con el color ocre del adobe como prioritario material de construcción, la piedra gris indefinido en viviendas cada vez más modestas contrastaba con el negro pálido de grandes láminas de pizarra que desplazaron “in aeternum” al rojo vivo de las tejas en chozas, casas y cabañas.

La serpiente monocolor, caqui, dejó atrás las carreteras si no autopistas, sí aceptablemente lisas y asfaltadas, para adentrarse progresiva y dificultosamente por caminos tortuosos -cortafuegos del monte- que denotaban no haber sido hollados por neumáticos de vehículos motorizados. Salvo los esquilones de los bueyes que arrastraban perezosos las primitivas carretas, el silencio se hacía dueño y señor de montañas y valles de estos pagos.

Establecimos el campamento en un valle de ensueño, junto a un riachuelo que aportaría aguas puras y cristalinas al río Oza y Ozuela; afluentes del más importante río Valdueza y éste del Sil. Se hacía de noche. Entre dos luces y finalizados los trabajos, se me ocurrió visitar los alrededores de nuestras circunstanciales viviendas. Después de una larga caminata entre una flora portentosa, hice un alto en el nacimiento del agua. Arroyo del Silencio.

Permanecí ensimismado durante un rato largo. Luego, “la loca de la casa” (la imaginación alimentada por recuerdos) hizo estragos en mis adentros. Conversación silenciosa del alma –esposa- con su Amado – Dios, creador de aquella maravilla, naturaleza en estado puro- :

“Adónde te escondiste,
amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti, clamando, y eras ido.
Pastores, los que fuerdes
allá, por las majadas, al otero,
si por ventura vierdes
aquél que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.
Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
(Pregunta a las Criaturas)
¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!
(Respuesta de las Criaturas)
Mil gracias derramando,
pasó por estos sotos con presura,
y yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.
Esposa:
¡Ay, quién podrá sanarme!
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
Y todos cantos vagan,
de ti me van mil gracias refiriendo.
Y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.
Mas ¿cómo perseveras,
oh vida, no viviendo donde vives,
y haciendo, porque mueras,
las flechas que recibes,
de lo que del amado en ti concibes?
¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?
Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.
¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados,
formases de repente
los ojos deseados,
que tengo en mis entrañas dibujados!
¡Apártalos, amado,
que voy de vuelo!
Esposo:
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma,
al aire de tu vuelo, y fresco toma.
Esposa:
¡Mi amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos;
la noche sosegada,
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora”.

Es lo que vio y escribió san Juan de la Cruz en su mazmorra de la cárcel. Y lo que san Genadio pudo hacer suyo desde la cueva que fue su habitáculo de eremita. El mismo que pude distinguir atónito entre la espesura callada junto al arroyo sonoroso, en la penumbra sosegada que antecede a la noche. Cueva de san Genadio. Valle del silencio. Dios presente en la brisa otoñal que transmitía sensaciones extrañas a un alma sensitiva, y enamorada del entorno.

Me perdonarán la extensión de este último artículo escrito a tres días de unas largas vacaciones. Las que Dios mediante y si Él es servido, iniciaré el -1- de Junio, hasta finalizar el mes en la capital de la Costa del Sol. Málaga la Bella.

P.D.: Si son tan amables, no obstante me seguirán soportando con los artículos “en reserva”. ¿Nos vemos …?


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
http://c1.staticflickr.com/1/842/42586321175_22e039cbfa_o.jpg

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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