A vueltas con las listas

Por Javier Pardo de Santayana

( El portavoz de la Cámara de los Comunes, en el Reino Unido, John Bercow, ha afirmado que en caso de que haya un choque entre los derechos LGTBI y la libertad religiosa, los primeros deben primar sobre los segundos. Foto en Actuall)

Supongo que usted pensará como yo que, desde muy antiguo, la lista por antonomasia ha sido siempre la que aprendimos de los Reyes Godos. Seguro que ahora, en estos tiempos de abundancia – menos para quienes están en paro, claro está – aún ésta será la más famosa a no ser que ni eso sepan de historia nuestros nietos, a quienes sólo se enseña, por lo visto, lo de que Franco era un señor muy malo y eso que oía misa y todo. Y habrá quienes les digan que por eso precisamente es rechazado, pues la tienen tomada con la Iglesia. Claro que no hay quien le quite el sambenito, ya que ni al demonio se le ocurre comparar aquellos tiempos con los de hoy en día y además los nietos de los rufianes y los milicianos ya están reivindicando a sus abuelos como si fueran unos santos. Fíjese usted si no en el dueño del famoso chalé para pobres de Galapagar, que hasta viene de familia terrorista y aun se atreve a dar lecciones a la gente.

Además, como ni siquiera nos dejarán llevarles la contraria en virtud de unas leyes que les permiten meternos en la trena cuando abramos la boca (las llaman de “memoria histórica“, pero son más propiamente de “revancha”) los nuevos ignorantes acabarán creyendo firmemente que los llamados “rojos” eran más demócratas que Churchill. Así que con esos precedentes nos dan hoy la noticia de que ayer se lanzaron a incendiar una iglesia – por supuesto, católica – en Alicante, y no me extraña ya que les animen esas personas importantes que están como en un éxtasis soñando con cargarse la cruz de los Caídos y meterse a fondo con los muertos, de los que habrá cosecha. Y es que es una cuestión que les encanta: ya saben ustedes que también están considerando la posibilidad de cargarse a los ancianos y a los enfermos despistados; basta con que se encuentren deprimidos para darle facilidades al respecto. ¿Y quién no se deprime en nuestros días siquiera oyendo las noticias?

Pero volvamos a las listas. Otra de las listas buenas era, si no recuerdo mal, la de los afluentes del Guadiana. Pues cada río tenía la suya, o más bien habría que decir que tenía una en cada orilla, así que había los de la izquierda y los de la derecha; o sea que ya entonces hasta los ríos tenían una ideología definida. Ahora ya no sé cómo andará la cosa, mas mucho me temo que en cada autonomía tan sólo se interesen por los afluentes del propio río o de los del trozo del mismo que les baña, de lo cual deduzco que hoy los alumnos no tendrán que memorizar tantas palabras, sobre todo si, como parece previsible, prohiben cualquier cita referida a la derecha como probable imperativo de la citada ley de la revancha histórica.

Otro ámbito en el que las listas son frecuentes es el que se refiere a los partidos, pero no tanto en los de fútbol como en los del ámbito político, donde la gentes se vuelven medio locas por que alguien les apunte, pues quienes de ellas forman parte tienen asegurado un buen pasar y a veces un sillón donde sentarse. Fíjense si los hay que en aquellos tiempos de dominio de los artistas de la ceja una famosa ministra logró acumular tres pagas simultáneas; que eso sí que es un modelo deseable de lo que debe ser una buena socia-lista.

Y, finalmente, para no cansarles y puesto que estamos hablando de las listas, me referiré también a las “listillas”. Y hablando de listillas, ¿por qué no también a los ”listillos”, tan cercanos a aquellos “tontos útiles” de los que siempre hubo abundancia en nuestros pagos? Pues es de suponer que si éstos tanto abundan, no les andarán a la zaga las señoras. Lo digo por hacerles ver que estoy al tanto de las insistentes recomendaciones de los colectivos feministas y “elegeteibé” (dígame el lector, por favor, si me he dejado alguna sigla), ese que se ha apoderado de la palabra “orgullo” utilizada hasta ahora para hablar del orgullo familiar o patrio – o generado por hacer las cosas bien – y la han desvirtuado innecesariamente como en su día desvirtuaron el término “servicio”, que ha pasado de ser un noble término a referirse simplemente a los retretes.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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