Los lunes, revista de prensa y red

“Jueces y política”, de Joaquín Leguina, y “Cómo cambiará a la Iglesia en Irlanda el referéndum del aborto”, de Gavan Jennings

( Viñeta de Peridis en El País el pasado día 2) (*)

JUECES Y POLÍTICA

Artículo de Joaquín Leguina publicado en La tercera de ABC el pasado día 1

«Las intenciones políticas y los resultados sociales obtenidos por los dos jueces autores de la sentencia son tan obvios que dan miedo. Resulta incomprensible que se condene a un ladrón de gallinas (Francisco Correa), aunque sean gordas y muy ponedoras, por sus sucios manejos a una pena de 51 años de cárcel, cuando no hace tanto un mal nacido que asesinó #y quemó a sus dos hijos pequeños sólo fue condenado a 40 años». El caso Gürtel está compuesto por nueve procesos distintos y la sentencia hecha pública el 24 de mayo (Sección 2ª de lo Penal de la Audiencia Nacional) es una de esas piezas. En ella se condena a 29 procesados a un total de 351 años de cárcel y a los «cabecillas» del asunto, Correa y Bárcenas, a 51 y 33 años respectivamente.

Pero, ¿qué se juzgaba allí?

Busco y rebusco en los periódicos del viernes 25 de mayo y no encuentro respuesta. Allí se dice que el PP se benefició de 111.186 euros en la campaña de 2003 en el Ayuntamiento de Pozuelo y de 133.628 en el de Majadahonda. Voy a la sentencia y no se limita a esos dos lugares. Además de Majadahonda (2001-2005) y Pozuelo (2003-2005), están los hechos relacionados con Estepona (2001-2005), la Comunidad de Castilla y León (2002-2003), Madrid capital (2002) y la Comunidad de Madrid (2004-2008). De lo cual la sentencia deduce que no quedan dudas acerca de la existencia de una Caja B en el PP, pues hubo «cantidades que sirvieron para pagar gastos electorales del Partido Popular, o fueron a parar, como donaciones finalistas, a la llamada Caja B del partido».

Y vuelvo a preguntarme: ¿eso de la Caja B del PP no pertenece a otra «pieza separada?». En efecto, así es y la sentencia lo admite: «Estos últimos aspectos que se describen lo son únicamente para precisar el contexto en el que se imbrican los hechos objeto de este enjuiciamiento, pero quedando fuera de su ámbito de conocimiento».

O sea, que el asunto de la Caja B estaba fuera del ámbito competencial del tribunal y, sin embargo, la sentencia entra allí a saco sin que existiera una sentencia previa que lo justificara. Y ya cuesta abajo en la rodada la sentencia aprovecha para poner en tela de juicio las declaraciones de varios testigos, entre ellos la de Mariano Rajoy. ¿Por qué? Porque «su testimonio no parece suficientemente verosímil para rebatir la prueba existente sobre la Caja B del partido», sin embargo, el presidente del tribunal en su voto particular disiente de tal argumento:

«[…] parece colocarse al Partido Popular en una dinámica de corrupción institucional, cuando a dicho Partido no se le ha enjuiciado por actividad delictiva alguna […] y por lo tanto, ajeno a cualquier relación con la actividad delictiva que aquí se enjuicia.

El impacto mediático y social de la sentencia ha sido impresionante. Según una encuesta de El Confidencial que comentó Ignacio Varela, al día siguiente de conocerse la sentencia el 52% de los españoles decía estar informado de ella y el 81% tenía una opinión sobre si la decisión judicial había sido justa o injusta. Apenas había entrado la moción de censura del PSOE por la ventanilla y nueve de cada diez españoles estaban ya en condiciones de mostrar su acuerdo o desacuerdo con ella. Además, el 46% de los encuestados se mostraron dispuestos a votar, si fueran diputados, a favor de la moción de Sánchez, lo cual muestra la altísima irritación social existente contra el PP.

Las intenciones políticas y los resultados sociales obtenidos por los dos jueces autores de la sentencia son tan obvios que dan miedo. ¿Por qué?

En primer lugar, porque resulta incomprensible que se condene a un ladrón de gallinas (Francisco Correa), aunque sean gordas y muy ponedoras, por sus sucios manejos a una pena de 51 años de cárcel, cuando no hace tanto un mal nacido que asesinó y quemó a sus dos hijos pequeños sólo fue condenado a 40 años. Ya sé que Correa cumplirá como máximo el triple de la condena por su delito más grave, pero vuelvo a preguntarme: ¿Esto lo sabe la gente del común?, y la respuesta es: No.

En segundo lugar, la sentencia huele a intención política que apesta, lo cual rompe con el principio constitucional de separación de poderes que prohíbe intervenir a los políticos en las competencias de la Judicatura, pero también a los jueces y fiscales en la política.

En tercer lugar, porque sigue existiendo -y esta sentencia lo muestra con gran claridad- un conchabeo inaceptable entre miembros de la Judicatura y medios de comunicación, atacando de consuno y sin desmayo derechos tales como la presunción de inocencia, el derecho a la defensa y el secreto sumarial. Delitos que jamás son perseguidos ni condenados.

Además, este tacto ilegal de codos condiciona -y de qué modo- la libertad de los tribunales superiores adonde van a parar los recursos contra estas sentencias.

Sea como sea, la situación del PP hoy se parece mucho al calvario que pasó el PSOE entre 1993 y 1996 cuando cada mañana llegaban noticias demoledoras sobre corrupciones que se parecían como dos gotas de agua a la Gürtel: unos «servidores» del partido buscan dinero dicen que para ese partido a través de tramas externas que se encargan de la extracción pervirtiendo los contratos públicos. Luego, unos y otros hacen lo que señala el dicho popular: «El que parte y bien reparte, se queda la mejor parte», y esa del león se coloca a buen recaudo en cualquier paraíso fiscal.

Todo aquel infierno del PSOE se hubiera evitado si Felipe González hubiera hecho lo que él quería: no encabezar las listas electorales. Se le forzó a que se presentara y ocurrió lo peor: ganó las elecciones.

Mariano Rajoy debería, para su bien, escarmentar en cabeza ajena.

Artículo en: http://www.abc.es/opinion/abci-jueces-y-politica-201806011128_noticia.html

CÓMO CAMBIARÁ A LA IGLESIA EN IRLANDA EL REFERÉNDUM DEL ABORTO

Artículo de Gavan Jennings, director de la revista Position Papers, publicado en Aceprensa el pasado día 30 de mayo

El pasado 25 de mayo, los irlandeses acudieron a las urnas para decidir si revocaban la conocida como Octava Enmienda de la Constitución, que garantiza el respeto a la vida del no nacido (el “Sí” al aborto), o si mantenían el precepto constitucional a favor de la vida (“No”). El resultado del referéndum fue que un abrumador 66% a favor del Sí, frente a un 34% del No. La magnitud de la victoria tomó a todos por sorpresa.

Los partidarios de legalizar el aborto fueron mayoría entre los jóvenes: el 87% de los de 18 a 24 años votaron por revocar la cláusula provida, mientras que entre los contrarios el grupo mayoritario fueron los de 65 o más años, según un sondeo a pie de urna. Además, más mujeres que hombres votaron a favor del aborto –72% contra 66%–. Y solo en uno de los 26 condados del país, Donegal, ganó el No.

¿Por qué fue tan rotundo el resultado?

Los líderes de los principales partidos políticos respaldaron vivamente la campaña para eliminar la Octava Enmienda, en particular el jefe del partido en el gobierno, el Fine Gael. Todos los principales medios de comunicación estaban abierta o encubiertamente a favor de dicha campaña. Varias celebridades irlandeses, como Bono, Saoirse Ronan, Liam Neeson y Cillian Murphy, aparecieron en anuncios en defensa del Sí.

Los provida han llevado a cabo una campaña valiente y muy profesional, a pesar de haber tenido a los principales medios de comunicación en contra
La campaña también contó con el apoyo de buena parte de la intelectualidad del país –en la medida en que puede decirse que Irlanda tiene una intelectualidad, dado que la corrección política domina el debate público y quizás incluso el pensamiento privado–. Dos semanas antes de la votación, Facebook prohibió todos los anuncios publicitarios extranjeros sobre el tema, mientras que Google vetó los de todas las fuentes, un paso claramente diseñado para favorecer a los del Sí, dado que tenían virtualmente cautivos a todos los medios de comunicación locales.

La campaña del No estaba peleando una batalla perdida desde el comienzo, pues iba contra todas las fuerzas de lo que es, en esencia, el nuevo e inexpugnable establishment liberal. Los provida llevaron a cabo una campaña valiente y muy profesional a pesar de esto, y a pesar de la destrucción frecuente de sus vallas publicitarias y de la nada disimulada animosidad contra ellos en entrevistas y debates de radio y televisión.

¿Cuál es el próximo paso en la legalización del aborto?

El gobierno irlandés muy pronto llevará al Dáil (el Parlamento) un proyecto de ley, pero hasta que ello ocurra, la actual ley se mantendrá vigente. La iniciativa del ejecutivo hará accesible el aborto dentro de las primeras 12 semanas de embarazo, sin restricciones.

También se pronostica, a pesar de que lo niegan, que el aborto se legalizará por motivos de discapacidad, y tal vez más allá de las 12 semanas. Es difícil ver cómo pudiera ser de otra manera, dado que la campaña del Sí se levantó sobre argumentos que justificaban el aborto hasta el momento del nacimiento, entre ellos el de la elección personal (el “derecho a decidir” fue el asunto más importante de la campaña para el 62% de los votantes), el de la “confianza en las mujeres” y el de no ejercer de “policías” del cuerpo de estas.

Por otra parte, el resultado del referéndum ya ha derivado en llamados a abolir las leyes provida de Irlanda del Norte. Sus políticos están bajo presión para introducir el aborto también allí.

¿Qué importancia tiene este voto para Irlanda?

La periodista Una Mulally, partidaria del aborto, sintetiza así su relevancia en The Irish Times: “El período de relevo ha terminado. La ficción de una Irlanda conservadora, dogmáticamente católica se ha hecho añicos. Atrás queda el pasado, y ahora empieza un nuevo legado. Un legado de compasión, empatía y madurez; el país se hace responsable del cuidado y de la salud de las mujeres y las niñas. Este referéndum supone una sacudida radical. Pero más impactante aún ha sido el hecho de caer en la cuenta de que este voto estaba reflejando el cambio, y no solo promoviéndolo”.

El catolicismo irlandés ha estado marcado por una docilidad ingenua y acrítica a la jerarquía, y por la falta de compromiso con la vertiente más intelectual de la fe
Aunque el optimismo de Mulally acerca del trato a las mujeres en Irlanda parece un poco ingenuo (por ejemplo, en la misma semana del referéndum dos jóvenes fueron asesinadas de forma extraña y brutal en Dublín), está bastante en lo cierto cuando dice que la ficción de una Irlanda católica está superada. Aprobado justo después de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en el referéndum de 2015, este abrumador apoyo al aborto confirma el hecho de que la “católica Irlanda” pertenece al pasado.

El catolicismo irlandés forjado tras la independencia de Irlanda estuvo marcado por una docilidad ingenua y acrítica a la jerarquía, y por la falta de compromiso ーo quizá de confianzaー con la vertiente más intelectual de la fe. Paradójicamente, la misma ingenuidad y docilidad acrítica parece estar funcionando en la post-católica Irlanda, pero dispensada ahora a nuestros nuevos maestros. Es un poco preocupante. Resulta que la censora intolerancia que dejó su impronta en algunos ámbitos de la católica Irlanda ha encontrado su réplica en los medios irlandeses.

En estos momentos, en el lado del Sí hay quienes sugieren que sus adversarios no deberían tener una plataforma pública; y así, Mulally se sorprende de que la “camarilla de fundamentalistas marginales” que dio su apoyo al No llegaran a “lograr semejante eco y acceso ilimitado a los medios”. No parece improbable suponer que habrá medidas, incluso legales, para restringir las voces discrepantes en la sociedad irlandesa. Y dada la rotunda derrota que sufrió la discreta voz de los provida, no sería alarmismo decir que Irlanda pronto introducirá otras leyes permisivas, incluida la de la eutanasia.

¿Dónde deja este resultado a la Iglesia católica?

Irlanda se encuentra en la anómala situación de convertirse rápidamente en una de las sociedades más secularizadas del mundo, mientras conserva trazas del catolicismo cultural. Grupos de estudiantes escolares podrán llevar alegremente pegatinas en sus uniformes, bordados con un lema que dice: Cruci dum spiro fido (“Mientras respire, confío en la Cruz”); los padres podrán llevar a sus hijos a hacer la Primera Comunión un sábado por la mañana, y al día siguiente, saltarse la misa dominical; políticos con un papel destacado en la campaña a favor del aborto, podrán tener al mismo tiempo un lugar destacado en la celebración de los sacramentos en sus parroquias…

Cada vez hay más conciencia de que esta anomalía debe parar; de que la Iglesia debe cortar por lo sano con el catolicismo cultural… por el bien de todos los afectados. Los católicos fervorosos están diciendo que la Iglesia debe reducirse, para adaptarse a la realidad actual de una Irlanda post-cristiana y secularizada. La “ficción” de la Irlanda católica de la que habla Mullaly ciertamente se ha derrumbado, y la Iglesia debe tomar conciencia de ello.

Irlanda se encuentra en la anómala situación de convertirse rápidamente en una de las sociedades más secularizadas del mundo, mientras conserva trazas del catolicismo cultural

Claro que tendrá que armarse de valor para acabar con la farsa del catolicismo cultural; el obispo de Waterford, Phonsie Cullinam, ha tenido que aguantar críticas por decir que en su diócesis los padrinos de confirmación debían ser católicos practicantes. John Halligan, secretario de Estado de innovación, quien hizo campaña a favor del aborto y se declara ateo, se quejó de que fuera excluido como padrino de confirmación y lo atribuyó a una mezquina táctica provida.

A la vista de la deformación de las conciencias que puede traer semejante catolicismo cultural tanto para los católicos devotos como para los no practicantes, la tarea de reevangelizar a Irlanda no puede empezar mientras estas engañosas prácticas sigan tan enraizadas en la vida irlandesa. Esta puede ser una de las bendiciones más importantes que traiga el referéndum. En este sentido, el trágico resultado del 25 de mayo es una oportunidad para que la Iglesia en Irlanda se replantee su relación con la sociedad irlandesa. Unas palabras de Joseph Ratzinger, pronunciadas en 1969 en un programa de radio, resumen bien la dolorosa, pero a fin de cuentas positiva, posición en que se encuentra ahora la Iglesia en Irlanda:

“De la crisis de hoy surgirá mañana una Iglesia que habrá perdido mucho. Se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad. Se presentará, de un modo mucho más intenso que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad, a la que sólo se puede acceder a través de una decisión. Como pequeña comunidad, reclamará con mucha más fuerza la iniciativa de cada uno de sus miembros. (…) Será una Iglesia interiorizada (…) El proceso de la cristalización y la clarificación le costará también muchas fuerzas preciosas. La hará pobre, la convertirá en una Iglesia de los pequeños”.

Artículo en: https://www.aceprensa.com/articles/como-cambiara-la-iglesia-en-irlanda-el-referendum-del-aborto/?utm_source=Suscriptores+Newsletter+Aceprensa&utm_campaign=d1d7b17c93


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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