25 años D.O. “Cigales”. 20. La influencia del vino en el arte de esta comarca. II

Por José María Arévalo

( Figura 1. Iglesia de Santiago Apóstol en Cigales) (*)

Continuamos el artículo “La influencia del vino en el arte de la comarca de la D.O. Cigales” cuyo autor es Jesús Pilar Sobejano, Técnico de turismo del Ayuntamiento de Cigales, que incluye el libro conmemorativo que venimos reseñando, “La comarca vitivinícola de Cigales: viñedos, bodegas y vinos. 25 años de la D.O. Cigales”, en su apartado III, “Arte, patrimonio y herencia vitivinícola”.

Después de la Introducción, Sobejano desarrolla la sección “LA REPRESENTACIÓN DEL MUNDO VITIVINÍCOLA EN LA ARQUITECTURA”, que recogemos ahora, dejando para sucesivos días, dada la extensión del artículo, “Arte, vino y orfebrería”, y su “Visión de la comarca de Cigales y sus vinos en el arte contemporáneo”, en la que incluye como subapartados “El Arte al servicio del vino: Félix Cuadrado Lomas y Viña Picota”, “Manolo Sierra sus diseños para la Bodega Hiriart y los Murales Mucenteños”, “Los Viñedos de Dueñas y la Bodega Remigio de Salas Jalón en la pintura contemporánea”, “José María Castilviejo”, “Las Acuarelas de José María Arévalo Riera y los Óleos de Enrique García Varela”, “Las pinturas Murales del Mexicano `Martorrey´ en Cigales” y “Víctor Ochoa y `Vinea´”.

LA REPRESENTACIÓN DEL MUNDO VITIVINÍCOLA EN LA ARQUITECTURA

“Dentro de las manifestaciones arquitectónicas de la comarca de la Denominación de Origen Cigales podríamos hablar de las referencias y representaciones del vino en el arte en monasterios, iglesias, conventos o ermitas, en lo que a la arquitectura religiosa se refiere, pero también en la arquitectura civil (palacios y casas nobles); pero además tenemos que entender que el mundo del vino crea una arquitectura propia, necesaria para su trabajo y que supone un importante patrimonio etnográfico e industrial hoy en día.

La arquitectura religiosa, como hemos citado anteriormente, abarca un amplio abanico de representaciones y en ellas encontramos el reflejo del mundo vitivinícola a través de decoraciones singulares de guirnaldas y racimos de uva, hojas de la vid y numerosos símbolos que hacen alusión de una u otra manera al vino. Si hemos de destacar un edificio relevante y singular en la comarca no es otro que la Iglesia de Santiago Apóstol de Cigales conocida entre los vecinos de este municipio como «La Catedral del Vino».

Un edificio que no representa directamente entre sus muros y decoraciones la influencia del vino, sino que es gracias a este preciado líquido de origen divino -como decían nuestros ancestros- el motivo por el cual en la localidad de Cigales en el año 1535 se empezó a levantar tan fastuoso edificio.

Fue a partir del siglo XVI cuando Cigales y su comarca se convirtieron en uno de los mayores productores de vino de nuestra región y el momento en el que se multiplicaron el número de bodegas, es además cuando Cigales se convierte en un importante núcleo urbano debido a la cercanía a Valladolid y entre los palacetes y villas nobiliarias (algunas de las cuales se conservan aún) tenían su residencia y aposento importantes nobles y personajes de nuestra historia como fueron el Duque de Lerma, el Duque Frías, los Marqueses de Santillana o los Condes de Benavente. De estos últimos, entre los muros del palacio que tenían en Cigales, nació la Emperatriz Ana de Austria (cuarta esposa de Felipe 11) e hija del Emperador Maximiliano II y la Emperatriz María de Austria.

Es en este siglo cuando la importancia económica y social en torno al vino de Cigales hace posible que se comience la construcción de la «Catedral del Vino» (Figura 1) bajo el proyecto y traza del ilustre arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón, proyecto en el que trabajaron otros ilustres arquitectos como Diego de Praves o Manuel Godoy, y que en su interior, posteriormente, uno de los grandes maestros del Barroco como fue Gregorio Fernández, se encargó junto con su taller de las obras del retablo mayor.

( Figura 2. Iglesia de San Miguel de Trigueros del Valle) (*)

Numerosos ejemplos más tenemos en nuestra comarca de singulares y espectaculares edificios religiosos en pequeñas localidades donde gracias a la prosperidad económica del vino se pudieron erigir grandes templos donde la piedra, a pesar de su elevado coste y trabajo delicado, es la materia prima que impera en la gran mayoría interactuando con la tradición del uso del ladrillo como son la Iglesia de San Pedro de Mucientes, San Cipriano en Fuensaldaña con pequeños relieves representativos de la vid, Santa María de Corcos del Valle, Iglesia del Salvador de San Martín de Valbení, San Miguel de Trigueros del Valle (Figura 2), Santa María de la Asunción de Dueñas, Ntra. Sra. Asunción en Quintanilla de Trigueros, Santa María en Cubillas de Santa Marta, Ntra. Sra. De la Asunción de Cabezón de Pisuerga y la más que curiosa Iglesia Octogonal de San Pedro en Valoria la Buena. Numerosas son las decoraciones arquitectónicas pero sobre todo escultóri cas de los siglos XVI al XVIII en iglesias y ermitas de nuestras tierras siendo sobre todo la columna salomónica churrigueresca una de las principales manifestaciones históricas en la que se representa la imagen de amplios y robustos racimos de uva y hojas de la vid, como se explica en otro estudio de esta publicación a cargo del Dr. Gutiérrez Baños.

La arquitectura civil es otra de las manifestaciones artísticas arquitectónicas en las que encontraremos la representación del vino en cualquiera de sus vertientes, bien a través de escudos heráldicos o grabados, y relieves que hacen alusión al propietario de la vivienda que bien era viticultor, bodeguero o trabajaba en el sector, ejemplos tales como el relieve de la Bodega del Obispo en Cigales o numerosas casas nobiliarias que jalonan las calles de nuestra comarca.

( Figura 3. Lagar de una bodega tradicional de Cigales) (*)

Pero si debemos destacar la influencia del vino en el arte, y más específicamente en la arquitectura, hay que mencionar el papel que adquiere la producción y la elaboración de este producto, que ha llevado a la creación de una arquitectura propia, que busca la utilidad, comodidad y mejor forma de trabajar para lograr conseguir el mejor néctar o producto posible.

Las bodegas tradicionales (Figura 3), excavadas bajo tierra siglos atrás con sus sisas y lagares son un estilo artístico propio, nuestro patrimonio etnográfico, que haciendo crítica, se está perdiendo con el paso de los siglos; dentro de otros quinientos años estas bodegas serán las catedrales del patrimonio industrial, representando los albores del vino moderno y serán las obras de arte en torno al vino que el pasado nos legará.

( Figura 4. Guardaviñas entre Corcos y Trigueros del Valle. Fuente: valladolidenbici. wordpress.com) (*)

Algo similar ocurre con los guardaviñas (Figura 4), construcciones que jalonaban nuestros campos de viñedos y que lamentablemente cada vez quedan menos, una edificación sencilla pero necesaria, de planta cuadrada o, habitualmente circular, y rematadas con una falsa cúpula; sirvieron durante siglos a nuestros viticultores de refugio ante las inclemencias del tiempo y para vigilar los cultivos.”


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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