Los lunes, revista de prensa y red

“La verdad sobre ETA, no un relato”, de Jaime Mayor Oreja, y “La carta de 3 juezas a la víctima de La Manada hunde a las feministas radicales” de Periodista Digital

( Viñeta de El Roto en El País el pasado día 10) (*)

LA VERDAD SOBRE ETA, NO UN RELATO

Artículo de Jaime Mayor Oreja publicado en la Tercera de ABC el pasado día 10

«No hay proyecto de resolución de conflictos, mal llamado «proceso de paz», sin pagar un precio político. Por ello, la gravedad radica en la potencia que adquiere la exigencia de la autodeterminación, del derecho a decidir, aunque se llame de otra manera, que exige previamente un cambio de la política penitenciaria y sobre todo un proceso de desdramatización de aquella reivindicación, que es a lo que vamos a asistir en los próximos tiempos», El pasado 4 de mayo, en Cambó, asistimos a la culminación, que no final, a un punto y seguido de un largo proceso de un proyecto standard denominado de «resolución de conflictos», mal llamado «proceso de paz». Asistimos a la culminación de una metamorfosis y transformación de ETA en proyecto político, a través de sucesivas treguas trampa que se escenificaron primero en Estella, 16 de septiembre de 1998, con un pacto con el Partido Nacionalista Vasco, posteriormente en Perpiñán, con Esquerra Republicana de Cataluña y finalmente con el gobierno de Rodríguez Zapatero.

Antes de esta fecha, y solo con la finalidad de explicar mi posición, permítanme que me remonte al mes de noviembre de 1997 –cuatro meses después de la liberación de Ortega Lara y del asesinato de Miguel Ángel Blanco–, momento en el que recibí en mi despacho del Ministerio de Interior a Cristopher R. Mitchel, un conocido experto en proyectos de resolución de conflictos al que había conocido años antes.

Me explicó de manera sencilla y muy gráfica el significado de un proceso de estas características, a través de un ejemplo deportivo: dos escaladores incapaces de alcanzar una cima, y, por el contrario, en pelea permanente.

Un proceso de esta naturaleza exigía la irrupción de un tercero, de un mediador internacional, que indicaba y ordenaba los diferentes movimientos que cada uno tenía que llevar a la práctica, indicando el lugar donde debían colocar sus manos y sus pies, uno y otro, y al cabo de muy pocos movimientos, ambos alpinistas alcanzarían la cumbre de la paz, y lo que parecía un objetivo inalcanzable se trasformaba en una auténtica realidad sin aparente explicación.

Al final de su descripción, le pregunté refiriéndome a la propuesta concreta para la resolución del mal llamado «conflicto vasco», si además de la paz, con qué nos íbamos a encontrar en la cumbre: España o la autodeterminación de los pueblos de España, a lo que me contestó que era la única pregunta que no tendría respuesta, ya que el proceso arrancaba en la paz, pero era imposible determinar el final político del mismo.

Diecisiete años después, el 9 de enero de 2014, es la otra fecha que jalona este recordatorio personal, cuando me entrevisté con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y le comuniqué que yo no debería ser el candidato a las siguientes elecciones del Partido Popular en el Parlamento Europeo, a celebrar cuatro meses más tarde, debido a mi opinión y convicción sobre el «proceso» que estaba viviendo España, que había impulsado en su momento tanto Rodríguez Zapatero como ETA.

El presidente, al oír la palabra «proceso», me interrumpió y me señaló que nunca había negociado con ETA, a lo que le respondí que estaba seguro de ello, y que además creía que no lo iba a hacer nunca en el futuro, pero al mismo tiempo le señalé que también era verdad que estaba más vivo que nunca. Añadí en aquel momento lo mismo que pienso hoy, que ese «proceso» –lo transcribo literalmente tal y como lo dije, era «letal para la derecha, para la izquierda democrática y constitucional y para España».

Cuando se pacta con ETA, no se puede olvidar que no solo es una organización terrorista, sino que esencialmente desde su origen, es un proyecto de ruptura de España. Nació para romper España, no para acabar con Franco, convencida que el PNV iba a ser incapaz de llevarlo adelante.

Con la perspectiva del tiempo transcurrido, tengo que decir que en modo alguno me arrepiento de no haber ni impulsado ni favorecido este proceso.

El punto más débil de España era y es la nación, y por ello, el riesgo de un proceso que en su culminación se alejara drásticamente de la Constitución democrática de España de 1978, y el temor a que, por el contrario, nos aproximáramos aceleradamente a un estado confederal, asentada en la autodeterminación o un sucedáneo, era y es una realidad cierta.

Todo lo que está sucediendo en España desde el momento en que arrancó este plan, la evolución del nacionalismo singularmente en Cataluña, pero también en Navarra, Baleares, Valencia… confirma los temores que albergaba en aquel noviembre de 1998, cuando escuché por primera vez lo que hace pocos días se ha solemnizado en Cambó. No dejo de comprender, aunque no lo comparto en absoluto, la otra posición, la que se ha impuesto, en la que lo único importante es que ETA dejara de matar, que el fin justifica los medios, y que la prevalencia de la mentira sobre la verdad es lo más eficaz.

Esto es, que nos podemos abrazar a la ficción de que Bildu, Sortu o Batasuna se habían rebelado contra ETA, cuando todos sabemos que es mentira, o que España como nación no corre riesgo alguno, por lo que el proyecto de ruptura que significa ETA es irrelevante como tal.

Reconozco que cuando escucho que la palabra clave es el relato de lo sucedido, como si de una competición de historietas se tratase, me rebelo contra la enorme capacidad de expansión de la mentira.

El relato, los relatos, forman parte de la naturaleza de un proyecto de resolución de conflictos, y por ello no podemos depender de una parte nuclear del mismo, sino que esencialmente la clave es la verdad de lo sucedido; esto es, si ha habido negociación o no, si ha habido precio político o no, si hemos vivido un proyecto de resolución de conflictos o no. Se imaginan ustedes lo que yo pienso.

Por el contrario, afirmo por incómodo que sea, que ETA, como proyecto de ruptura, no solo no ha desaparecido, sino que se ha extendido territorialmente, y está más presente que nunca en nuestra sociedad y en nuestro horizonte político y social a través de la autodeterminación como objetivo próximo.

Cuando terminó el plan Ibarreche, esto es, la ruptura sin rebelión, cuando el Plan Puigdemont, esto es la ruptura con rebelión, está en un incierto desenlace, no es difícil diagnosticar más que predecir un horizonte político en el que muchos van a defender que no se puede seguir así, que el empate infinito, una vez más, entre España y Cataluña o País Vasco no puede continuar, y que por ello hay que hacer legal lo que hoy es ilegal. Que resulta indispensable aprobar, antes que después, una ley nacional para la legalidad de los referéndums, en definitiva, una ley para una segunda transición, para la ruptura de la primera, utilizando la misma preposición «para» que determinó la transición democrática española, aquel proceso histórico de transformación de España desde la reforma.

No hay proyecto de resolución de conflictos, mal llamado «proceso de paz», sin pagar un precio político. Por ello, lo más preocupante no es esta escenificación, ni quién tenía razón, el proyecto de Rodríguez Zapatero o el que representaba José Mª Aznar, que son antitéticos. La gravedad radica en la potencia que adquiere la exigencia de la autodeterminación, del derecho a decidir, aunque se llame de otra manera, que exige previamente un cambio de la política penitenciaria y sobre todo un proceso de desdramatización de aquella reivindicación, que es a lo que vamos a asistir en los próximos tiempos.

Artículo en: http://www.abc.es/opinion/abci-verdad-sobre-no-relato-201805100906_noticia.html

LA CARTA DE 3 JUEZAS A LA VÍCTIMA DE LA MANADA HUNDE A LAS FEMINISTAS RADICALES

Artículo publicado en Periodista Digital el pasado día 6

«El Tribunal ha creído tu relato y lo ha declarado probado». «Se ha dicho que la sentencia coloca a las mujeres en una grave situación de riesgo, pero no leemos en ella nada que nos lleve a esa conclusión». La sentencia de «La Manada» sigue generando gran polvareda, sobre todo en el estamento judicial. Tres juezas españolas han publicado una carta abierta, a través de la revista política «Viento Sur», dirigida a la víctima de los cinco hombres, integrantes de la manada que ha sido sentenciada a 9 años de cárcel por los hechos acaecidos la madrugada del 7 de julio de 2016.

Este es el interesante texto, por las reflexiones que incluye, que firman Dalila Dopazo (magistrada en Lugo), Nekane San Miguel (magistrada en Bilbao) y Àngels Vivas (magistrada en Barcelona).

«Empezamos pidiéndote disculpas por el atrevimiento de pensar que, habiéndose dicho tantas cosas sobre la sentencia que conocimos el pasado jueves, 26 de abril, podemos aportar algo aún. Disculpas por sentir la necesidad de contar nuestra lectura de la sentencia.

La reacción de la gente ha incomodado a una buena parte de quienes cada día hemos de sentenciar, pero es a partir de esa reacción de las mujeres y de los movimientos feministas, desde donde debemos analizar con sosiego si hemos de cambiar este sistema penal androcéntrico y con graves sesgos sexistas, y sobre todo, qué es lo que hemos de cambiar.

La sentencia mayoritaria (la opinión de dos sobre tres) declara probados los hechos que leemos y que han sido conocidos. Frente a ese relato ha habido indignación, y hemos oído y leído los motivos de esa indignación.

Hemos escuchado lo de Yo sí te creo, pero queremos decirte que, en nuestra opinión, el tribunal (dos sobre tres) ha creído tu relato y lo ha declarado probado, con evidencia, más allá de toda duda razonable. Si no te hubieran creído, es imposible escribir lo que se dice en los hechos probados de la sentencia; tampoco diría la sentencia que tu testimonio es coherente y digno (lo califica de este modo en los fundamentos jurídicos). Los argumentos de las defensas cuestionando tu persona y tu relato son rechazados por la sentencia con respeto y consideración. Leemos cómo les has convencido con tus explicaciones, por qué te han creído.

También se ha dicho que la sentencia coloca a las mujeres en una grave situación de riesgo, pero no leemos en ella nada que nos lleve a esa conclusión, porque la sentencia analiza algo que vemos cada día, y que es que cada mujer reacciona de modo distinto ante un ataque (cada persona es un mundo) y explica la sentencia que, en ocasiones, quien se siente agredida responde resistiéndose; en otras, tratando de ganar tiempo para eludir la agresión; y en otras, adoptando una actitud pasiva y esperando que termine cuanto antes, y que ninguna de esas tres reacciones implica consentimiento. Por eso en los argumentos de la mayoría (dos sobre tres) se deja claro que en ningún momento consentiste, y también explica la sentencia por qué resulta evidente que no querías que nadie (en este caso los cinco acusados) te tratara como lo hicieron aquel día de San Fermín.

Dice la sentencia que existió abuso y no violación. Aquí sí queremos pararnos para explicar también nuestro punto de vista:

a) Quienes firmamos esta carta hemos mantenido que las palabras son muy importantes; son un método para comunicar ideas, emociones, deseos. Por medio de símbolos y significados el lenguaje transforma la conciencia humana porque permite nuevas formas de pensamiento y adquisición de conocimientos; los significados de las palabras sufren un proceso de transformación. Va variando el significado que damos a las palabras porque la relación entre la palabra y el pensamiento no es solo un hecho, es básicamente, un proceso (del pensamiento a la palabra y de la palabra al pensamiento).

b) Si se describen unos hechos probados como los que hemos leído, es imposible que la gente esté conforme con llamar abuso (al margen de la calificación técnico-jurídica) a esos hechos. Para la mayoría de las personas, abusar es usar mal o en exceso, pero usar, al fin y al cabo, y la palabra usar no la refiere el diccionario para las personas, sino para las cosas (hacer servir una cosa para algo).

c) Creemos que mantener esa palabra (abuso) en el Código Penal para referirse a las relaciones sexuales no consentidas, parte de la idea de que las mujeres seguimos siendo objetos para servir al placer del hombre, y que solo si se exceden los hombres en ese uso, se les castiga, pero solo si se exceden. Y esa idea que se adivina bajo la palabra abuso es muy dolorosa para cualquier mujer, haya sido o no objeto de abuso.

d) La gente ha protestado porque han considerado que estamos ante una violación, y en esto sí estamos de acuerdo. Desde un examen técnico, jurídico, violar (en el Código Penal) es utilizar fuerza, violencia contra la persona violada, y/o intimidarla para acceder sexualmente a ella. Intimidar a alguien es meterle miedo, y es verdad que el miedo es muy subjetivo (unas personas lo tienen rápido y otras no) pero en nuestro trabajo de juzgar debemos examinar qué datos objetivos, probados, han resultado en el juicio. En tu caso, los datos objetivos sustentan, refuerzan y asientan la idea, clara y que pocas explicaciones merece, que en el portal de la calle… En lo que describiste (te han creído y te creemos) cualquier persona sentiría miedo y ante el miedo, cada persona reacciona de modo distinto y tú reaccionaste como pudiste en aquel momento. Y esto no te hace culpable de nada, pese a que las defensas trataron de desplazar la responsabilidad y la culpa a tu persona, como ocurre con frecuencia, cuando nos recuerdan que somos nosotras las provocadoras de todo lo que nos hacen (no nos pasa sin más). ¡¡¡Que no se te pase por la cabeza ni un ápice de culpa!!!

e) Nos gustaría que no pensaras que después de lo que te han hecho vas a padecer secuelas de por vida. No tiene por qué ser así. Ya lo dice la sentencia: ese día no se acabó el mundo ni la vida para ti. Eres joven y valiente, y se nota que tienes a tu alrededor gente que te ayuda y te quiere (se adivina esto) y seguirás siendo una mujer alegre, que disfrutará del sexo y de la vida. Rechazamos (con toda la energía de que somos capaces) el argumento de que: «como no hay secuelas psíquicas, como sigue llevando fotos a Instagram, o a Facebook se lo pasó en grande, consintió, no le ha pasado nada». Pese a quien pese y aunque sí te violaron, podrás convivir con ese dolor, gestionarlo y que estos hechos no arruinen tu futuro.

Dice la gente que la violación les ha salido gratis: nueve años de cárcel no es ninguna tontería, pero sí creemos que la pena debió ser mayor porque (ya lo hemos dicho) debió calificarse y castigarse como violación. Además, en la sentencia se declaran probados otros hechos, otros ingredientes que hacen más grave el delito, y por ello, la respuesta del sistema penal debió ser más elevada.

La sentencia, por tres veces, explica que cuando uno de los acusados te quitó el móvil no era con la intención de robarte, sino de dejarte desamparada, sin que pudieras pedir ayuda, para que tardaras en reaccionar, para humillarte aún más…, y eso no es un robo; eso es mucho más grave, mucho más indigno…, al igual que el hecho de que grabasen en vídeo y difundieran la violación, pero principios procesales impidieron al tribunal ir más allá.

No queremos terminar estas líneas sin estas últimas reflexiones:

a)No vamos a comentar el voto particular; todo acto de juzgar tiene una carga de subjetividad, y sabemos que cuando escribimos una sentencia nos retratamos. Dicho esto, llama la atención el modo en que el discrepante de la mayoría (en su voto), disecciona, desmenuza tus varios relatos. Nos parece una idea particular sobre el comportamiento de la memoria humana, del relato, de la palabra de una joven de dieciocho ó veinte años, de vuestros modos de contar las cosas…, de explicaros…Y quizás no dar importancia a lo que nos aporta la psicología forense experimental, y a todos los condicionantes que influyen en el relato de cualquier ser humano.

b) Cuando utilizamos el lenguaje, el mínimo respeto lleva a que tengamos en cuenta las características lingüísticas de las personas a las que va dirigido. El respeto a los derechos básicos de todas las personas a las que destinamos nuestras resoluciones exige que escribamos en un lenguaje claro, igualitario, inclusivo, no sexista, respetuoso, gramatical y sintácticamente correcto y que la redacción sea eficaz. Son muchos los efectos que tiene nuestro modo habitual de redactar: uno de ellos es que, llenar folios y más folios en ese lenguaje, hace que no te reconozcas (puede parecer que no es tu asunto).

Terminamos dándote las gracias por tu valentía, por tu coraje y por la honestidad que transmite la sentencia sobre tu modo de proceder en este juicio. Estamos seguras de que ha tenido que ser duro, muy duro estar en el centro de esta vorágine, y resistir como lo has hecho (también es algo que adivinamos) porque suponemos que, en más de una ocasión, durante estos largos meses, habrás pensado si no hubiera sido mejor para ti el haberte ido de Pamplona cuando llegó tu madre a recogerte, y no pasar por el Juzgado, pese a que las dos fuisteis conscientes de lo que te habían hecho unos hombres que piensan y tratan a las mujeres como mero objeto».

Artículo en: https://www.periodistadigital.com/politica/justicia/2018/05/06/la-carta-de-3-juezas-a-la-victima-de-la-manada-hunde-a-las-feministas-radicales.shtml


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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