Decálogo del Cadete. I

Por Félix Torres. Introducción de Carlos de Bustamante

( Acuarela de Danny Quirk en paisajesybodegonesaloleo. blogspot.com) (*)

Puesto que de valores y virtudes estamos tratando, no me resisto a lo que previamente autorizado para difundir me envía el caro amigo y compañero de profesión Félix Torres, o don Eufemio si lo prefieren, donde en sonetos en todas sus facetas escribe para diversos medios, entre otros en el blog de otro amigo y compañero como lo es el General Dávila con destino principal a los de nuestra misma profesión.

En la confianza de que éste nuestro blog tenga lectores más diversos, me pareció conveniente difundir las virtudes y valores que se desprenden del Decálogo del Cadete. Compendio de unas u otros que vividas, han forjado el Espíritu de la General –Academia General Militar- de infinidad de militares desde que promulgara este Decálogo nuestro General Director Excmo. Sr. Don Francisco Franco Baamonde. Para nosotros y para cuantos soldados voluntarios o de reemplazo recibieron la formación militar y ciudadana por los oficiales de esta Escuela incomparable, son, y permítanme el encendido elogio, las verdaderas “joyas de la corona”. Como de costumbre mis amigos y probables únicos lectores: “tolle lege”.

DECÁLOGO DEL CADETE
Félix Torres Murillo.

Fue en esos momentos previos, ante las consabidas cañas de cerveza, y mientras en el madrileño Mesón del Legionario en uno de los almuerzos íbamos esperando la incorporación de los congregados por el General coordinador de este blog: fundadores, colaboradores, amigos y simpatizantes; en esos momentos de saludos, efusiones y de amigable cháchara en la que la nostalgia toma tantas veces el protagonismo fue cuando salió la conversación sobre el título que da entrada a estas letras, y a otras que vendrán: EL DECÁLOGO DE CADETE, compuesto por diez artículos, siendo su finalidad que los nuevos cadetes se graben desde el primer momento, las virtudes militares fundamentales sobre las que siempre se ha asentado el espíritu profesional del alumno que empieza la vida militar, y que a modo de juramento hipocrático deben marcar su forma de proceder a lo largo de su vida militar. Su origen data de 1927 para compendiar, en unas breves e impactantes frases, lo que debía constituir la expresión “el espíritu de la General”, según recoge la página web de la Academia General Militar.

Y alguien, entre las mil anécdotas y recuerdos que evocación tan preciada nos traía: su aprendizaje, interiorización, primeros apuros del p… “nuevo” (novato) que ante la apabullante “autoridad” del cadete de 2º curso había de recitarlos sin pestañear, so pena de “quedarse a desierto” (no probar gota de agua durante la comida), deglutir, eso, a desierto, una cantidad respetable de indigestos “volovanes” (plural de vol au vent) de seco y saladísimo hojaldre, o ceder gentilmente el postre a la citada autoridad…Pues alguien comentó que era raro que no se hubiese aún escrito en el blog sobre este código moral del cadete, que luego tendría que acompañarlo a lo largo de toda su vida profesional.

Y este Pepito Grillo que se mete en todos los jardines, catador de todas las salsas, recogió el guante: lo hará un servidor, apunté; y el General me dijo: adjudicado. Y esa tarde según llegué a casa empecé a escribir sobre el decálogo; así, que a mi manera hablaré de Patria, fidelidad, vocación, disciplina, honor, caballerosidad, Servicio, reputación, voluntariedad, sacrificio, deber, riesgo, fatiga…Y lo haré como un pequeño homenaje y en desagravio a estas palabras, que dichas ahora parecen venidas de otra galaxia, palabras “nunca bien definidas y comprendidas”; palabras y conceptos que ahora, v. redes sociales, muchos hay que ayunos de conocimiento las denostan y toman a chirigota, o que incluso, ¡ay, la cuña de la misma madera!, “desde dentro” (scriptum est) se tergiversan y menosprecian…!

Y hoy, queridos lectores, 20 de febrero en que se cumple el 91º aniversario de la fundación de la Academia General Militar en su 2ª época, ya en Zaragoza, en la que surge el Decálogo del Cadete. Tratado de ética militar que regía y rige la formación militar de los alumnos, en palabras, asimismo, de la citada web; hoy hemos creído oportuno el inicio, no de diez, sino que con la presentación y el inevitable epílogo serán doce los sonetos en los que trataré de ir glosando cada uno de los artículos de nuestro querido decálogo; aquellos que en el pasillo de clases de la primera planta de la General leíamos plasmados en bellísima cerámica sevillana; y que ahí siguen como faro que ilumina las conductas de los jóvenes cadetes, y que los recordarán, y tratarán e cumplirlos, a lo largo de toda su vida; por mucho que otros ladren…

Vayan pues, la presentación y el primero de ellos.

LEGADO
(Soneto)
Siendo así, pues que soy disciplinado
e impuesta, que me fuera, la tarea,
acometo, no fácil, la odisea;
y heme, consecuente, ante el teclado.

Por glosar, admirable, este legado
que otros nos dejaron; que moldea
y templa las conductas, una idea
forjada en el espíritu acendrado,

que late en los leales corazones
de tantos por su hálito movidos
que comulgan un código moral.

Un -diez lo son, diez lemas, diez razones-
decálogo que impregna los sentidos
con el alma de nuestra General.

ARTÍCULO I Tener un gran amor a la Patria y fidelidad al Rey, exteriorizado en todos los actos de su vida.

UN FRISO
Soneto
Las Armas, a la Patria dentro y fuera,
defienden cual honrado su instrumento;
y una prueba de hacer y pensamiento,
de amor y devoción, pasión sincera,

de aquel, pues lo jurara o prometiera
le ofrece en sublimado sentimiento
-el Servicio y lealtad, por argumento-
¡a su Patria, su Rey y su Bandera!

Y el pacto y el solemne compromiso
que fue porque lo quiso un día sellado,
ese dulce deber, la voluntad,

la de a España servir, será ése un friso,
que ornará por siempre al bienhadado
de honra, pundonor, y dignidad.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
http://c1.staticflickr.com/1/819/41558717111_1a5dd6e8f1_o.jpg

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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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