Los lunes, revista de prensa y red

“Los 10 gráficos que desmontan la huelga feminista del 8 de marzo”, de Manuel Llamas, y “El feminismo es un negocio (y yo ya no compro)”, de Candela Sande

( Gráfico 1. Participación de la mujer en el mercado laboral español) (*)

LOS 10 GRÁFICOS QUE DESMONTAN LA HUELGA FEMINISTA DEL 8 DE MARZO

Artículo de Manuel Llamas publicado en Libertad Digital el pasado día 8

Las organizaciones feministas, con el inestimable apoyo de la amplia izquierda política y mediática que existe en España, han convocado una manifestación para este jueves, 8 de marzo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, para reivindicar la igualdad de género y denunciar, entre otras cosas, la presunta discriminación que sufren las mujeres en Occidente y, especialmente, en España, así como la constante violencia e inseguridad a la que se ven sometidas por culpa de los hombres y el actual «sistema capitalista heteropatriarcal». Sin embargo, más allá de estas soflamas políticas, cuya base no es otra que el marxismo de toda la vida -solo que ahora adornado con teoremas identitarios de raza y sexo en lugar de la habitual teoría de clases, cuya aplicación no solo cosechó un fracaso estrepitoso, sino que se llevó por delante más de 100 millones de vidas humanas-, esta nueva oleada feminista que sacude España se basa en una serie de falacias que, por mucho que se repitan, no dejan de ser mentiras diseñadas con el único fin de engañar o confundir a la opinión pública.

No en vano, si uno escuchara tan sólo las quejas e insignias de las feministas, pensaría que la inmensa mayoría de españolas, excepto aquellas «privilegiadas» e «insolidarias» que no comparten sus postulados ideológicos, sufren un auténtico calvario en su día a día por culpa de un sistema político que no garantiza sus derechos ni libertades, un modelo económico que las margina a nivel laboral y una sociedad controlada por y para los hombres que las denigra, acosa y subestima por el mero hecho de ser mujeres. Visto así, España, al igual que otros «injustos» y «opresores» países capitalistas, sería, sin duda, un auténtico infierno para el género femenino, pero nada más lejos de la realidad.

Los datos, no la demagogia simple y facilona que blande el populismo en busca de apoyo electoral, demuestran que hoy la mujer -al menos en Occidente y/o bajo el capitalismo- está mejor que nunca antes en la historia de la humanidad, tanto a nivel jurídico (igualdad ante la ley) como económico y social. Basta observar mínimamente el caso de España para percatarse del enorme avance que ha experimentado la mujer en las últimas décadas gracias, única y exclusivamente, a su tesón y esfuerzo en el seno de un sistema que le garantiza igualdad de oportunidades y un marco estable de derechos y libertades individuales.

1. ¿Discriminación laboral?

La participación de la mujer en el mercado laboral se situó en el 53,7% en 2015, frente al 65,7% de los hombres, en línea con la media de la OCDE, que agrupa a las 35 economías más ricas del planeta, por encima de Francia (51,6%) y a poca distancia de Alemania (54,7%). Aunque lo más relevante es que, si se echa la vista atrás, resulta que el peso de la mujer trabajadora ha aumentado un 56% en los últimos 25 años, mientras que su brecha con respecto al hombre se ha reducido un 66,4%, al pasar de los 36 puntos porcentuales de diferencia registrados en los años 90 a los 12 existentes en la actualidad.

Si se analiza por edades, dicha evolución es aún más espectacular cuando se acota el espectro a las mujeres de entre 25 y 54 años, cuya participación supera el 82%, frente al 47% de 1990. De hecho, la igualdad plena ya casi se ha alcanzado entre los más jóvenes (menores de 25 años), con una participación del 37% en el caso de las mujeres y del 40,6% en el de los hombres.

( Gráfico 2. Participación de la mujer en el mercado laboral español por edades) (*)

Asimismo, España no sólo ya ha recuperado todo el empleo femenino durante la crisis, sino que, actualmente, hay más mujeres trabajando que nunca.


( Gráfico 3. Mujeres afiliadas a la Seguridad Social) (*)

2. ¿Brecha salarial?

Según los últimos datos de Eurostat, las mujeres cobraban en España un 14,2% menos por hora trabajada que los hombres en 2015, inferior, por tanto, a la media de la Unión Europea (16,2%), por debajo de otras grandes potencias como Francia (15,3%), Reino Unido (21%) y Alemania (22%), e incluso mejorando la posición de otros países europeos que destacan por sus políticas de igualdad, como Dinamarca (15,1%), Holanda (16,2%) o Finlandia (17,6%). Además, España es el país de la zona euro que más está reduciendo dicha brecha, con una caída del 4,5 puntos porcentuales desde 2012.

( Gráfico 4. Variación brecha salarial 2012-2015) (*)

Sin embargo, hay que tener en cuenta que las mujeres tienen una mayor presencia en sectores peor retribuidos, al tiempo que, de media, cuentan con menor antigüedad laboral, desempeñan cargos de menor responsabilidad y su peso es mayor en contratos temporales y empresas pequeñas y menos productivas. La realidad, por tanto, es que, una vez eliminadas estas diferencias, la famosa brecha se reduce a apenas el 5%. Es decir, hombres y mujeres cobran lo mismo a igual trabajo y condiciones, y prueba de ello es que la discriminación salarial detectada por las inspecciones de Trabajo tan sólo alcanza al 1% de los casos analizados o que la brecha salarial, prácticamente, desaparece entre hombres y mujeres solteros, especialmente entre los jóvenes.

Y es que el factor clave para explicar estas diferencias no es otro que la maternidad. Así, tal y como muestra un detallado estudio elaborado en Dinamarca, las madres primerizas registran una drástica reducción de sueldo en comparación con las que no tienen hijos, ya que suelen trabajar menos y tienden a optar por empleos que están más cerca de casa y ofrecen una mayor flexibilidad horaria, a pesar de estar peor remunerados. Además, esta interrupción en su vida profesional se traduce, igualmente, en sueldos inferiores cuando los hijos son más mayores, tal y como refleja el siguiente gráfico.

( Gráfico 5. Impacto de los hijos en el sueldo de las mujeres) (*)

3. ¿Acceso educativo?

El avance logrado en materia educativa también es muy significativo, tanto que la presencia femenina en la universidad es superior a la de los hombres. En concreto, hoy por hoy, más del 66% de las jóvenes españolas está cursando o ya ha completado estudios terciarios, equivalentes a graduados, universitarios y doctores, frente al 52,7% del género masculino. Se trata de uno de los niveles más altos de la OCDE, superior al de EEUU, por ejemplo, con un 64,6%.

( Gráfico 6. Presencia femenina en la universidad) (*)

4. ¿Violencia de género?

España también destaca por ser uno de los países con menor violencia sobre la mujer al ocupar el puesto 36 de un total de 44 países analizados, con una tasa de 5,15 mujeres asesinadas a manos de cualquier agresor por cada millón de habitantes, la mitad que en la UE (11,66) y ocho veces menos que en América (39,6), según un detallado estudio del Centro Reina Sofía. El resultado apenas varía si se analiza tan sólo la tasa de feminicidios cometidos dentro del ámbito de la pareja (2,81 en 2006, cuando fueron asesinadas 70 mujeres frente a las 48 del pasado año), al ocupar el puesto 24 de un total de 35 países analizados, situándose también a la cola de Europa, cuya media es 3,94.


(Gráfico 7. Violencia sobre la mujer por paises) (*)

Asimismo, la última macroencuesta realizada por la Comisión Europea sobre esta materia, con datos de 2012, muestra que el 22% de las españolas mayores de 15 años reconoce haber sufrido algún tipo de «violencia física» (20%), incluyendo empujones y agarrones, o «sexual» (6%) por parte de cualquier agresor, ya sea pareja o no, al menos en una ocasión a lo largo de su vida, situándose, igualmente, muy por debajo de la media comunitaria (33%).

5. ¿Inseguridad?

Por último, las estadísticas oficiales a nivel mundial sitúan a España como uno de los escasos países en los que la mujer goza de una amplia y sólida seguridad, a diferencia del alarmismo que pregonan las feministas.

(Gráfico 8. Países en los que la mujer goza de una amplia y sólida seguridad) (*)

De hecho, la preocupación de las mujeres por ser agredidas o asaltadas de cualquier forma también registra una de las tasas más bajas de la UE, con el 11%, frente a la media comunitaria del 21%.

( Gráfico 9. Preocupación de las mujeres por ser agredidas o asaltadas) (*)

Uno de los mejores países para nacer mujer

Todo lo anterior no quita para advertir que siguen existiendo barreras sociales -que no legales- y problemas, como la violencia en pareja, que es necesario superar, pero el lamentable y trágico panorama que pretende vender la izquierda radical, escondida ahora bajo el ropaje del feminismo, no tiene nada que ver con la realidad de Occidente y, particularmente, de España. Las mujeres nunca han sido tan libres e independientes como en la actualidad.

A pesar de las protestas, denuncias y manifestaciones del feminismo patrio, España se encuadra entre los 5 mejores países del mundo para nacer mujer, tal y como revela el ranking internacional Women, Peace, and Security Index. España puntúa especialmente alto en cuanto a inclusión económica, ausencia de leyes discriminatorias y nivel de seguridad, entre otros indicadores.


( Gráfico 10. Mejores y peores paises para nacer mujer) (*)

Una vez alcanzada la igualdad jurídica gracias al triunfo del liberalismo, las mujeres han podido crecer y desarrollar sus proyectos vitales sin más cortapisas que las autoimpuestas, al igual que sucede con los hombres. El problema de fondo es que las feministas no defienden a la mujer como individuo autónomo e independiente, sino como un colectivo homogéneo que debe obedecer de forma férrea a los designios de su nuevo amo, que no es otro que el feminismo radical.

Y lo más triste de todo es que conciben a la mujer como un ser débil e indefenso que es incapaz de conseguir lo que se proponga por sus propios medios, precisando así de la fijación de cuotas y privilegios de carácter legal (discriminación positiva) para progresar en la sociedad. Flaco favor le hacen a las mujeres. El nuevo feminismo no es otra cosa que el machismo de toda la vida, solo que ahora son algunas mujeres las que proyectan un mensaje de odio e irracionalidad hacia el hombre.

Artículo en: http://m.libertaddigital.com/opinion/manuel-llamas/los-10-graficos-que-desmontan-la-huelga-feminista-del-8-de-marzo-84568/

EL FEMINISMO ES UN NEGOCIO (Y YO YA NO COMPRO)

Artículo de Candela Sande publicado en Actuall el pasado día 8

El movimiento feminista se ha convertido en la supuesta defensora de los derechos de las mujeres, aunque ha dejado a miles de mujeres fuera de sus proclamas. Y en el fondo se ha vuelto un negocio más en el que azuzando problemas reales, unas pocas se llenan los bolsillos con sus prebendas. Santo de altar tiene que ser un médico para desear en serio que todos nos conservemos siempre sanísimos, igual que el dueño de un taller, por magnánimo que sea, se alegra de que los coches se estropeen y fallen.

Es la naturaleza humana: hay que vivir, y todos vivimos de algo, por lo general de una carencia del prójimo. Y por eso mismo es una ley de hierro que si mañana nombras a alguien director general de la Lucha contra los Gamusinos, con buen sueldo, influencia y prestigio, se ocupará muy mucho de que los gamusinos no desaparezcan jamás.

El feminismo es algo así, un negocio. Si tienen la paciencia de echar un vistazo a los presupuestos verán qué cantidad ingente de grupos, departamentos y ONGs varias viven de luchar contra el Patriarcado, poniendo siempre mucho cuidado en que el pobrecito no muera o, mejor, en pretender que existe y es poderoso como Júpiter Tonante.

Yo sé bien que tengo, en este país y en todos los de nuestro entorno, idénticos derechos a cualquier hombre, aunque no tantos privilegios como las izquierdas en general y las feministas en particular. Y eso, claro, es un problema. Porque si yo soy esa mujer fuerte, empoderada, capaz y poderosa como el trueno que publicitan mis hermanas en la lucha y, además, tengo los mismos derechos que un varón, ¿a santo de qué nos manifestamos?

Aquí es donde entra el rico imaginario de mitos y leyendas, nutrido y fantasioso como un bestiario medieval, que va desde esa ridiculez de los micromachismos -que no son otra cosa que tics masculinos que pueden ponernos de los nervios como sucede a la inversa- hasta la imponente figura del Patriarcado, ese asustabobos, ese coco que da de comer a tanta indocumentada salvaféminas.

El Patriarca no tiene nombre ni rostro, lo que es más que conveniente, porque así no hay forma de matarlo y se le puede combatir indefinidamente, algo similar a las variables, deliciosamente infinitas, que prevé el Cambio Climático (marca registrada).

Una ve alinearse a las marcas y las empresas a nuestro lado en la lucha, ve a todos los partidos animándonos con una sonrisa de oreja a oreja, ve a medios peloteándonos sin rubor y a la crema de la intelectualidad dándonos la razón en cada una de nuestras pataletas y no puede por menos que preguntarse: ¿contra quién luchamos, exactamente? ¿De quién somos, concretamente, víctimas?

Porque la izquierda nos quiere víctimas, la izquierda nos necesita víctimas, igual que necesita impotente al proletario y dependiente al inmigrante. Nos llaman, con una voz, capaces y fuertes, y con otra nos dicen que estamos condenadas a la opresión, que nada de lo que nos va mal, de lo que nos frustra es culpa nuestra o siquiera del azar, sino fruto de una inasible opresión de la que solo ellos nos pueden salvar. La izquierda ama tanto al oprimido que no hace más que multiplicarlo.

Pero aquí se les ha ido la mano, porque si el homosexual y el heterosexual pueden vivir perfectamente el uno sin el otro, si el inmigrante se puede enfrentar al nativo de modo más o menos indefinido, si el obrero puede estar de uñas con el patrón, hombres y mujeres no puede vivir enfrentados. No quieren, para empezar, no queremos.

No le debo nada de mis derechos y libertades a esta caterva de viragos chillones, no es su lucha la que me libera, sino la ley y la tecnología

Cualquier mujer normal, al menos con alguna vida real a sus espaldas, sabe que eso de la sororidad, además de sonar tan mal como toda la ristra de neologismos que nos venden, es el timo de la estampita y la coartada más inverosímil que se vende. Cualquier mujer normal -estadísticamente normal- se siente más cercana a muchos hombres (su marido, su novio, su hermano, su hijo) que a congéneros del todo ajenas a su vida y que, plausiblemente, figuran entre sus explotadoras.

La prueba de lo que digo está en que, a pesar de la omnímoda, universal y machacona propaganda, las encuestas indican una tras otra que la etiqueta de feminista sigue resultando incómoda a una mayoría. Es cada día más fácil olfatear la estafa, detectar al timador que quiere llevarse mi agua a su molino.

No soy una víctima. No soy una borrega. No le debo nada de mis derechos y libertades a esta caterva de viragos chillones, no es su lucha la que me libera, sino la ley y la tecnología. Tarde o temprano la verdad se impone, y muchas de las que hoy, por gregarismo descerebrado e inexperiencia, siguen al flautista de Hammelin del feminismo, acabarán cayendo en que solo se trata de eso, de un negocio que mantiene ocupadas a muchas -y muchos- que no tendrían dónde caerse muertas (o muertos).

Artículo en: http://www.actuall.com/criterio/familia/cruda-realidad-feminismo-negocio-ya-no-compro/


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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