Por José María Arévalo

( Cartel de “La forma del agua”, Oscar a la mejor película )

Se esperaba una gala dominada por la famosa reivindicación #MeToo, pero no ocurrió así. Dice Ana Sánchez en Aceprensa que, en su afán de singularizarse de los Globos de Oro, “la Academia de Hollywood abrió el marco. Con lógica empresarial, dejaron a un lado la imposición del “total Black”, y la alfombra roja volvió a convertirse en un estallido de color (más de uno que vive de la unión moda-cine debió de suspirar de alivio) y, probablemente también con esa misma lógica, en lugar de centrar el tiro en la discriminación de la mujer, metieron en el saco a otros colectivos marginados: negros, asiáticos, latinos, gays, transexuales, musulmanes, etc.”. Y así, le ha dado el premio gordo a una película bastante discutida –hay quien la adora y quien la detesta– que apuesta por un discurso muy políticamente correcto, “La forma del agua”, de Guillermo del Toro, “el mexicano que defiende con su historia la necesidad de abrir fronteras, cosa que está muy bien, pero que –en un país que ha elegido democráticamente como presidente a Donald Trump– suena más a exorcizar demonios que a verdadero mérito cinematográfico”. “Son muchos los que piensan que el premio no viene por sus cualidades cinematográficas (en ese caso, tendrían que haberle dado los premios técnicos) sino por una serie de cualidades extracinematográficas”.

“A nivel de disertación, nada que objetar, al contrario: las múltiples llamadas a que los relatos se amplíen y a que haya más gente contando historias diferentes solo pueden ser bienvenidas (aunque a uno le queda la sospecha de si esa apertura mental se va a aplicar a todos y cada uno de los relatos y se podrá hablar también con la misma libertad de religión, defensa de la vida, ecología humana o familia, por ejemplo). El problema es que se juzguen las películas con estas mismas categorías ideológicas y se quiera terminar con la discriminación y con los muros a base de estatuillas. Nadie gana con esto. Ni la sociedad, ni la política… ni desde luego el cine”. Estoy de acuerdo.

“Coco”, que hunde sus raíces en la cultura mexicana, las celebraciones de recuerdo de los seres queridos el Día de Muertos, se llevó los premios a mejor película de animación y mejor canción; la cuota black fue para Jordan Peele, por el guion original de “Déjame salir”, la gay para “Call Me by Your Name”, que ganó el premio al mejor guión adaptado, y la transexual para la película chilena “Una mujer fantástica”. “Dunkerque” fue la segunda película más premiada, aunque es película de guerra y la protagonizan soldados, pero ello entra dentro también del discurso políticamente correcto americano, que aquí disiente claramente del europeo.

Con ninguna de todas ellas he disfrutado especialmente ni me han parecido dignas de mayor elogio. Solo me han parecido muy acertados los concedidos por mejor actriz principal en “Tres anuncios en las afueras” a Frances McDormand –que por cierto Decine21 la califica de original en su discurso, al reclamar más atención a las mujeres en la industria, pidiendo a todas las mujeres nominadas en cualquier categoría presentes en la sala, que se pusieran en pie, y reclamando proyectos, no comentarios en las fiestas que vendrían después, sino llamándolas a sus despachos-, y por mejor actor principal a Gary Oldman en “La hora más oscura”.

“La forma del agua” es una película muy de Del Toro, un cuento de hadas que recuerda a aquel otro suyo de “El laberinto del fauno”, cambiando la guerra civil española por la guerra fría entre americanos y rusos – que resulta increíblemente forzada-, el fauno por un humanoide anfibio y el sádico militar franquista por un agente del gobierno cruel e implacable. Una limpiadora de unas instalaciones militares supersecretas del gobierno es una mujer muda, con un alma delicada y sensible, que busca dar y recibir amor y que descubre que se están haciendo crueles experimentos con el humanoide, lo que despierta su sensibilidad y hace concebir un plan para liberarlo. Y así surge una relación que parece imposible entre humana y bestia en la que –explica la crítica de Decine21- “puede verse simbolizada, con calculada ambigüedad, una apuesta por el amor entre dos personas, por muy diferentes que sean, aunque al menos el director mexicano señala, algo groseramente, que estamos siendo testigos de una relación entre seres mujer y varón, lo que no deja de ser una audacia en los tiempos de ideología de género que corren”. Quitando algunos momentos de lirismo, creo que la película no añade nada.

Así que confirmo lo dicho en estas páginas en ediciones anteriores, que los Oscar, con las nominaciones sobre todo, son más bien ocasión para no perdernos buenas películas que quizá sin ellas nos hubieran pasado desapercibidas.

Y así no nos hemos perdido esta temporada “Baby Driver”, el apodo de un joven de aspecto aniñado, siempre con gafas de sol y auriculares con los que escucha música adecuada a la acción en la que se encuentra inmerso, y que parece estar en babia, pero es muy listo y un mago del volante, por lo que le obligan a ejercer de conductor en audaces atracos, en un guión divertido, emocionante y muy brillante, con un ritmo asombroso; “Mudbound”, drama rural en la América profunda que refleja los sacrificios que comporta la vida en el campo en plena Segunda Guerra Mundial, y el racismo imperante; “Marshall”, sobre los inicios de la carrera de un abogado que se convertirá en el primer juez afroamericano de la Corte Suprema de Estados Unidos; o la húngara “En cuerpo y alma”, nominada a mejor película en lengua extranjera –mucho más interesante que la que obtuvo el Oscar en este apartado, “Una mujer fantástica”-, y que protagonizan dos personas asociales que descubren con asombro que ambos comparten por la noche el mismo sueño, lo que sirve para reflejar un humor patético y el drama de la terrible soledad.

Tampoco nos hemos perdido las más publicitadas, independientemente de nominaciones y premios, y que por tanto hubiéramos visto en todo caso, “Blade Runner 2049”, “Kong: La isla calavera”, “La guerra del Planeta de los Simios”, “La reina Victoria y Abdul”, o “Star Wars: Los últimos Jedi”.

Premios muy repartidos –dicen las críticas a la gala- y concedidos en muchos casos a pares por cada película, y en su conjunto películas este año no muy brillantes, menos de lo que nos tiene acostumbrados el cine americano. Vamos, digo yo.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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