Antaño y hogaño. (V). -6- . Período de la adolescencia

Por Carlos de Bustamante

( Acuarela de Peto Poghosya en Facebook) (*)

Estoy seguro de que la sabiduría popular dice que “gallo que no canta algo tiene en la garganta”; pero no lo estoy tanto de quien algo dijo que la oración cantada es doblemente oración o algo parecido. Sin nada por entonces en la garganta más que las amígdalas guerreras con frecuencia, el adolescente cantaba y cantaba. En el colegio: solista en el coro general con los mayores y frailes incluidos; en el coro de cada clase con el que competía con los de las demás clases –todas- el día de Santa Cecilia; en la Capilla del colegio con el alumnado en pleno; en el patio cada día antes de entrar en las aulas; en el convento de Carmelitas de Valladolid y de Carrión de los Condes donde tenía monjas de familia muy próxima; y como ya les he dicho, en los atardeceres mágicos de la Dehesa de Peñalba.

Se pregunta hogaño el adolescente si en colegios y domicilios se canta tanto y tan bien como antaño. Aspecto éste que importa muy mucho por cuanto “la música amansa a las fieras”. Pero no sólo eso, sino que como cada región de España tiene canciones y melodías que las caracterizan, cantando a cada Región se cantaba a España. Y amando música y canciones se amaba a todas ellas. Por decirlo de otra manera, cantando se hacía Patria. En el “santo cole” y en casa, así lo hacían; y a fuer de sinceros, los chicos lo hacían bien. “De primera en primera”. “Divinamente”.

Las canciones aprendidas en el colegio eran luego interpretadas en el coro familiar en los lugares dichos. Aquí su madre era directora y cada chaval, fijos los ojos en las manos portentosas que marcaban entrada y ritmo hacían que las canciones se interpretaran casi perfectas a dos, tres o cuatro voces. Citar cada una de las que componían el amplio repertorio, sería demasiado prolijo y puede que a muchos no les dijera nada. Cabe, pues, sólo decir, que lo mismo salían bordadas canciones montañesas y marineras, zorcicos, de las Provincias Vascongadas, sardanas, de Cataluña, bulerías, de Asturias, las preciosas de Galicia, jotas, recias canciones a la Extremadura, a la Vega Valenciana, a la Huerta Murciana, ¡y a Castilla! en múltiples tonadas populares.

De la propia cosecha de la santa madre, otras muchas a la Madre Santa y cómo no, las clásicas de Perossi, de Mozart…

Con la edad y a medida que se desvanecían los “secretos” de la vida, con delicadeza no exenta de alguna que otra picardía, cantaban también a los amores limpios terrenos; y con el permiso de la directora, alguna con piropos ”verderoncillos”. Para que lo entiendan y quede clara la nula malicia, transcribo también de memoria, una de ellas, por demás significativa:

A cantar una niña yo le enseñaba/ y un beso en cada nota ella me daba.
A cantar una niña yo le enseñaba/ y un beso en cada nota ella me daba.
Aprendió tanto, Aprendió tanto que de todo lo sabia
menos del canto./ Aprendió tanto Aprendió tanto que de todo lo sabía
Menos el canto/.
El nombre de las estrellas saber quería /y un beso en cada nombre yo le pedía/. El nombre de las estrellas saber quería/ y un beso en cada nombre yo le pedía/.
Qué noche aquella qué noche aquélla/ En que inventé mil nombres a cada estrella./Qué noche aquélla qué noche aquélla / En que inventé mil nombres a cada estrella/.
Pasó la noche llegó la aurora / Se fueron las estrellas quedó ella sola./
Pasó la noche llego la aurora/ Se fueron las estrellas quedó ella sola./
Y me decía y me decía/ por qué no habrá estrellas también de día. /
Y me decía y me decía/ por qué no habrá estrellas también de día//.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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