Antaño y hogaño (III). 2. Período de la niñez temprana o preescolar

Por Carlos de Bustamante

( El charco. Acuarela de Francisco Rojas en Hispacuarela de Facebook) (*)

Decíamos ayer… , que el niño se acercó al Corbos, el perrazo mastín con collar de púas en defensa del ganado trashumante de los ataques del lobo. Estaba tumbado cuan largo y ancho era a la entrada de la casona de la abuela Teotiste. Sin saber por qué le llamaron la atención dos cosas…raras.

Para saber qué, permítanme que dando un salto adelante en el tiempo, les narre un suceso que lo aclarará sin caer en descripciones que no me pete hacerlas.
En la muy amplia cocina de nuestra casa en la Dehesa de Peñalba, hacía nuestra madre capones, como en otras ocasiones surtía la despensa de las más variadas conservas para sustento de los seis hijos varones que en pleno desarrollo, comían como limas. La cirugía hecha con precisión y pulcritud tenía varios espectadores atónitos: los seis chavales mencionados y tres hermanas de nuestro padre; las tres solteras y sin compromiso a las que familiarmente llamábamos “las tías”. Extraía el ama las criadillas de uno de los gallos más hermosos del corral, cuando en medio del silencio curioso, se oyó nítida la expresión de una de las espectadoras: “digo, María Eugenia, que los hombres tendremos lo mismo sólo que se llamará de otra manera”. Como en sus verdores saltó el pollo de las manos de la cirujana y voló con estrépito por la cocina.

Parecido al estrépito con que los seis explotaron en un ataque descomunal de risa y bajaron escaleras abajo con enorme jolgorio. Lo de cara de haba de la interfecta era un verdadero poema jamás escrito mejor por el más afamado de los juglares del Medioevo. Ni que decir tiene que la cirujana, no pudo continuar con más operaciones. Si no explotó como sus hijos, fue por la exquisita corrección en el trato con sus cuñadas… Pues ya saben mis amigos y únicos probables lectores qué fue lo que llamó la atención del niño. Aprendizaje natural que la misma naturaleza enseña. Inmediata –si no plena- la edad preescolar.

Con el fin del verano en Dueñas (la labranza de mis abuelos maternos, recuerden), finalizó también la estancia veraniega del niño en sus lares de nacimiento: tierra medina.

En visitas posteriores, el que fuera a edad temprana un tanto precoz, miró y le pareció ver al Corbos mostrando las partes pudendas o “matrícula” para mejor entendernos.

Un lío que en absoluto lo fue antaño y que no sin perplejidad más que asombro, tratan hogaño de confundir al personal de tan temprana edad con el disparate de ignorar la matrícula para afirmar que nacido niño o niña, cada cual puede ser luego lo que quiera. Y encima lo llaman ideología. Ni en pleno ataque del lobo se le erizaría tanto el pelo al Corbos, si, con tales atributos, lo tratasen de “Corba”. ¡Es que hay que roerse ¿eh?!

Dejo la absurda disquisición, para volver al niño que de tierra medina pasó a los vallisoletanos lugares.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
http://c1.staticflickr.com/5/4527/38621808182_1dfe40971c_b.jpg

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

Lo más leído