Miss Tudela (de Duero)

Por Carlos de Bustamante

( La Aparecida, antaño Virgen sin manos) (*)

Fue primero “Virgen sin manos”; porque así estaba – sin manos- cuando la recibí de don Saturnino por entonces Párroco de Tudela de Duero (Valladolid) allá por los años setenta. Y sin manos pasó al retablo en la capilla de la Dehesa de Peñalba. “Vosotros sois mis manos”, parece que decía cada vez que la contemplaba tan hermosa, pero mutilada. El gran escultor castellano Gregorio Fernández debió volcar todo su amor a la Virgen para sacar una imagen tan bella.

Como les he dicho en varios artículos de este nuestro blog, un día aciago un nuevo párroco de este mismo pueblo (que supongo lo era, porque no se identificó aunque así lo dijo) entró en la capilla donde visitaba en ese momento al Señor. Sin mediar palabra, envolvió la bellísima talla en una manta y partió raudo con su vehículo y la venerada imagen dentro. Ya era tarde cuando pude reaccionar. Indagando luego, un desinformado local me dijo que el sacerdote la había vendido para reparar el tejado de la iglesia. Ingenuamente lo di por hecho consumado.

Cuando en relato ya publicado, pude comprobar que no hubo tal venta. Mi Virgen sin manos, pasó a llamarse Aparecida; y como tal la veneré y amé en la talla expuesta en la sacristía del Templo tudelano.

Hay en el cargo de cultura del Ayuntamiento de Tudela una concejala de cultura, que, amabilidad pura, además de una monada de criatura, nos abrió la iglesia cuantas veces se lo pedimos para estar en un rato de charla con Nuestra Señora Aparecida. En nombre propio y en el de cuantos me llevaron y acompañaron, gracias Marta. Que Ella te pague con creces lo que nosotros nunca podremos de puro agradecimiento.

Llegó Mayo, el mes de María y el de romerías a la Virgen. Nueva llamada a Marta; y, llegando al punto de destino-Tudela de Duero- , la misma joven nos esperaba con sonrisa que denotaba todo amabilidad. Incluso nos reservaba un lugar de aparcamiento en lugar difícil por obras. Piropeador empedernido, me salió del alma (bueno, no tanto) decirle: -Muchas gracias mis Tudela. Relativamente seria, me contestó con firmeza:- “No, Carlos, ¡Miss Tudela es Ella!”. Entramos en el Templo y una vez dentro y previo saludo al Santísimo presente en el Sagrario, derechos a la sacristía. Allí estaba. Bajada previamente por (mis Tudela, perdón, por Marta quiero decir) del pedestal en la pared con piedras vivas, esperándonos… sobre una gran mesa de nogal en una sola pieza. Como en un trono.

En esta ocasión, no le di el abrazo de la primera; más comedido, aunque a duras penas, sólo repetí el nombre acabado de poner, perfecto, por Marta: “Miss Tudela”, seguido del rezo del Santo Rosario. Uno solamente, porque no fue esta escapada una Romería propiamente, sino una excursión, para corresponder a la invitación de un amigo a su bodega en plena Ribera del Duero. “Bodegas Vizar” de la que si no lo he hecho, que mis neuronas ahora no recuerdan, lo haré Dios mediante, en breve. Les anticipo, no obstante, que en el momento de la “cata” (pura exquisitez el caldo de Vizar), recordé: “Ora comáis, ora bebáis…”.

Cuando salí al exterior del magnífico “santuario del vino”, observé el campo de derredor de la impresionante construcción. Porque conocía hasta las piedras de aquel entorno, a escape localicé el lugar: ¡majuelo de la Portillera! Último rincón de la Dehesa de Peñalba – ¿les suena?- en el pago de la Roturación. Inútilmente busqué un hito de piedra con historia No lo “hallé”. En tiempos remotos –aunque no ha mucho- , los términos provinciales coincidían con los diocesanos. Ahora no. Ese hito con tres vértices y tres caras, marcaban en la mismísima Portillera de entrada a la Dehesa los límites de tres diócesis eclesiásticas: Segovia, Valladolid y Palencia. Una simple piedra triangular, pero de indudable valor histórico. Difícil que llegue este relato al que sin saber su historia, ni el porqué del hito, lo haya enterrado, cambiado de lugar o vaya usted a saber lo que habrá hecho. A Arcadio san José, primer comprador de esos terrenos, no se lo puedo pedir, porque falleció en trágico accidente. Los actuales propietarios del lugar no lo conocieron; si alguien sabe dónde está el histórico hito, por favor le ruego que lo comunique a este blog. Es sólo de valor por los gratos recuerdos: cuando se inauguró la capilla, sede primera de mi querida imagen, “sin manos”, “Aparecida” y “Miss Tudela, fue preciso el permiso y la presencia del entonces Obispo, don Daniel Llorente, de Palencia, término diocesano al que por entonces pertenecía la Dehesa de Peñalba “la Verde”.; que iba añadir… (q. e. p .d.). Si Dios es servido, mañaaanaaa… nos vemos.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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