25 años D.O. “Cigales”. 15. La importancia del vino en las últimas voluntades. I

Por José María Arévalo

( Testamento de Juan de Nieva, vecino de la Villa de Dueñas. Fuente: Archivo Histórico Provincial de Palencia) (*)

Continuamos con la reseña del libro conmemorativo “La comarca vitivinícola de Cigales: viñedos, bodegas y vinos. 25 años de la D.O. Cigales”, del que hemos reproducido completos, dado su interés, bastantes artículos. El apartado II “La comarca vitivinícola de Cigales a lo largo de la historia” se cierra con este artículo que nos va a ocupar los próximos días, “LA IMPORTANCIA DEL VINO EN LAS ÚLTIMAS VOLUNTADES: EL CASO DE LA VILLA DE DUEÑAS DURANTE EL SIGLO XVIII”, de Abel Lobato Fernández, investigador del Departamento de Patrimonio Artístico y Documental de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León, trabajo que ha llevado a cabo dentro del proyecto de investigación adscrito a una beca del Ministerio de Educación.

El artículo incluye los siguientes apartados: después de una Introducción, “La localización del viñedo. Análisis de los topónimos” y “El trabajo y los cambios de uso del suelo”, que incluimos hoy; “El lagar y la bodega, espacios indispensables para la elaboración del vino” y “Las cubas y útiles de trabajo”, que incluiremos en próximo artículo; y dejaremos para un tercero “La presencia del viñedo en herencias, dotes y capitulaciones matrimoniales”, “Uso del vino como fórmula de pago”, “El vino como medio de financiación de donaciones religiosas y obras pías”, “Es de bien nacido, ser agradecido”, “Los cuidados pagados con la vid”, y finalmente una Conclusión. Comenzamos por la Introducción y los tres primeros apartados

INTRODUCCIÓN

«Este sucinto artículo pretende ser la punta de lanza de un futuro trabajo de investigación mucho más ambicioso. Dicho estudio tendrá por objetivo analizar el grado de importancia que tenía la producción vitivinícola en la comarca de Cigales a la hora de redactar las últimas voluntades durante los siglos XVII y XVIII. La Denominación de Origen de Cigales se extiende por el sector norte de la Depresión del Duero, por una superficie de 574 km cuadrados, a ambos márgenes del río Pisuerga. Estos viñedos se encuentran a una altitud media de 750 metros y comprenden desde parte del término municipal de Valladolid (Pago «El Berrocal»), hasta el palentino de Dueñas, incluyendo además Cabezón de Pisuerga, Cigales, Careos del Valle, Cubil las de Santa Marta, Fuensaldaña, Mucientes, Quintanilla de Trigueros, San Martín de Valvení, Trigueros del Valle y Valoria la Buena (Hemos extraído esta información de: http://do-cigales.es/consejo consultada el 25-05-2016).

Hemos querido comenzar la labor investigadora por la villa de Dueñas, la única localidad de la D. O. que se enclava fuera de la provincia de Valladolid, concretamente en la de Palencia. Dueñas, como las localidades aledañas de Cubillas de Santa Marta o Careos del Valle, contaba con un importante territorio dedicado al viñedo tal y como indica Madoz a mediados del siglo XIX ( PROD. Trigo y vino que son las principales cosechas y frutas muy sabrosas. Madoz Tomo VII, p.417). Esto se ha contrastado en el caso de Dueñas con los datos recogidos de la documentación consultada en el Archivo Histórico Provincial de Palencia. Para este trabajo, además de ceñirmos geográficamente a esta villa, hemos acotado el espacio temporal a dos catas dentro del siglo XVIII. La primera la constituye la caja 7.673, que contiene todas las escrituras del escribano Juan Manuel Pérez fechadas entre 1708 y 1716. De ella se han extraído cuarenta y nueve testamentos y dos codicilos. Una segunda cata la constituye la caja 7.945, que contiene todos los registros públicos del escribano Tomás Ruiz de Alday Escalada fechados entre 1739 y 1743. En ella hemos podido hallar otros treinta y ocho testamentos.

Así pues, en total hemos podido analizar ochenta y siete testamentos y dos codicilos, aunque sólo hemos podido hallar menciones al vino y todo lo que le rodea en diez y once últimas voluntades respectivamente, lo que suponen un 24% del total. A pesar de ser un porcentaje relativamente discreto, los datos recogidos son de gran riqueza e interés, por lo que a continuación pasaremos a analizar los principales aspectos en los que se pueden inscribir estas menciones.

LA LOCALIZACIÓN DEL VIÑEDO. ANÁLISIS DE LOS TOPÓNIMOS

En primer lugar, nos interesa conocer qué pagos destinaban los vecinos de la villa de Dueñas al cultivo de la vid. A través del análisis de los testamentos de ambas catas podemos conocer los espacios geográficos en los que se concentraba mayoritariamente su producción. En todos los casos encontrados se citan topónimos propios del término eldanense. La única excepción la constituye el locativo «Villota» que pertenecía a la villa de Frómista. El mayor número de menciones se refieren al lugar conocido como «Campo de Onecha», que aparece hasta en tres testamentos. Por su parte, «Val de San Miguel», también conocido como «Vega de San Miguel», «Vegapalacios» y «Val de Dueñas» se registran en dos ocasiones. Podemos colegir que el cultivo de la vid se distribuía de una manera bastante dispersa en numerosos pagos, en los que majuelos y viñas se intercalaban con campos de cereal y eriales. A continuación insertaremos el listado alfabético de todos los términos que hemos hallado tras el análisis documental y entre paréntesis el número de veces que aparecen citados:

– La Barrosilla (I)
– Boca Arroyo (I)
– Campo de Onecha (III)
– Camporredondo (I)
– El Lavandero (I)
– Llanillos (I)
– La Moraleja (I)
– San Isidro (I)
– Valdeazadas (I)
– Val de Dueñas (II)
– Valdegallegos (I)
– Val de 5an Juan (I)
– Val de San Miguel/Vega de San Miguel (II)
– Vega Abajo (I)
– Vegapalacios (II)
– Vega Rodera (I)
– Villota (I) Está en Frómista.

EL TRABAJO Y LOS CAMBIOS DE USO DEL SUELO

Las labores de plantación, abonado y poda de los majuelos y viñas tenían y tienen una gran importancia. Sin ellos, la cosecha podía verse mermada e incluso ser inexistente. Por ello, no ha de extrañamos que en algunos testamentos se haga mención a estas faenas. En primer lugar podemos citar a Agustina Bermejo, quien por su testamento, fechado en 1741 deja a sus dos hijos sendos majuelos que plantó conjuntamente con ellos cuando ya era viuda:

«Yten declaro que durante el tiempo de mi viudez y con el ausilio de mis hijos he plantado dos majuelos uno en Bega Palacios y otro a los Barrosilla en tierra de el vinculo de Agudo, es mi voluntad mandar como mando el valor de los dos dichos majuelos por bia de mejora a Manuel y Juan de Medina mis hijos lo que partan por yguales partes y les pido me encomienden a Dios» (Archivo Histórico Provincial de Palencia -a partir de aquí AHPP-, Protocolos Notariales, Tomás Ruiz de Alday Escalada, caja 7.945).

Hemos encontrado otro caso en el que también un terreno erial se convierte en un futuro viñedo a través de las labores de puesta de plantones. Así, Juan de Nieva, que testó en 1708, expresa en una manda testamentaria cómo, en el momento de casarse con Ana de Piélagos -su segunda esposa-, su familiar el licenciado Antonio de Piélagos, le mandó dos cargas de trigo que, tal y como el propio Juan de Nieva expresa, “en rencompensa de ellas me dio una tierra herial que tenia en el termino de esta dicha villa donde llaman el Lavandero” ( AHPP, Protocolos Notariales, Juan Manuel Pérez, caja 7.673) por un valor de 80 reales de vellón. Ese terreno se mantuvo como erial mientras vivió la citada Ana de Piélagos y no sería hasta años más tarde cuando el otorgante, mientras estaba casado con su tercera esposa Ángela de Olmos, la puso de “majuel” (Ibídem).

Muchas veces las labores de cultivo de viñas y majuelos y la recogida de la uva conllevaban unos crecidos gastos debidos fundamentalmente a la compra de herramientas y al pago del trabajo de los jornaleros. Por ello, no era raro que en numerosas ocasiones los pequeños y medianos propietarios como María Cachurro -que testó en 1715-, se viesen en la necesidad de solicitar la ayuda económica de sus familiares o conocidos para afrontarlos. Así, en el momento de declarar sus últimas voluntades, esta mujer expresa que debía a su hermana María setecientos reales de vellón “que me a dado prestados en diferentes ocasiones para recojer los frutos y cultivar las viñas” (Ibídem); cantidad que debía ser satisfecha tras su muerte.

Un último e interesante caso es el hallado en el testamento de Gregario Cilleros -1713-, quien deja en usufructo a su mujer un majuelo en el pago de Vega de San Miguel, pero con la condición de que “todos los años le aya de dar las lavores necesarias” (Ibídem. «Yten mando a la dicha Maria Gonzalez mi muger por los días de su vida el usufruto de un majuelo que tengo en la Vega de San Miguel de quatro quartas y media linde majuelo de Juan Bermejo con tal que todos los años le aya de dar las lavores nezesarias y después de sus días venga dicho majuelo a los herederos que nombrare en este mi testamento que asi es mi voluntad»). En esta breve manda queda patente la importancia que el propietario concedía a esos trabajos de mantenimiento y cuidado, sin los que el majuelo se echaría a perder o disminuiría su producción con el paso de los años. Así, a la muerte de él y de su esposa, sus hijos y herederos podrían seguir disfrutando de la fecundidad del terreno”.

El próximo día incluiremos los apartados del artículo de Lobato Fernández “El lagar y la bodega, espacios indispensables para la elaboración del vino” y “Las cubas y útiles de trabajo”.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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