Un mamarracho significativo

Por Javier Pardo de Santayana

( Acuarela de Melchor Sampol, Asociación Balear. XII Simposio Nacional de Acuarelistas, Santiago de Compostela septiembre de 2004) (*)

La fotografía representa el interior de un palacio. Se trata de un acto oficial: la presentación a Su Majestad el Rey de España del Presidente de un Parlamento: el Balear. Así que en ella están representadas dos autoridades del Estado.

Una de ellas es un hombre alto, muy alto, perfectamente trajeado: chaqueta y pantalón bien planchados y una camisa limpia y con corbata. Se ve que ha pensado que tiene que mostrar el respeto debido a un representante de la “ciudadanía”. Porque él es el Rey y, naturalmente, dispone de un buen fondo de armario con ropa para cualquier evento, mas no se pone cualquier cosa que no proceda para la ocasión. Podría, por ejemplo, haber calzado unas buenas zapatillas deportivas, pero las reserva para cuando practica algún deporte. Y lo haría con toda la naturalidad dado que ha sido olímpico e incluso abanderado. Mas no lo hace porque no procede; porque en su obligación está el mostrar respeto hacia sí mismo, hacia las instituciones españolas, y en este caso también hacia quien ha venido a saludarle, no en su propia representación sino en la de sus conciudadanos. Así que se ha calzado unos zapatos bien lustrados.

En cuanto a la segunda autoridad presente, pomposo presidente de un Parlamento de ámbito autonómico, me parece sencillamente un mamarracho. Permítanme que lo diga así de abiertamente. Se lo digo, sí, con la mayor franqueza, y lo comprenderán ustedes cuando le describa: pelos como para rellenar una docena de colchones – melena y barba como de fugitivo de la jungla – chaquetilla blanca como de ligoncillo veraniego, corbata ausente por principio, y unas ostentosas deportivas blancas que contrastan con el resto. Digo yo que el tipo habrá pensado: total, como yo voy a ver al Rey que es un cualquiera, y además soy republicano o mejor directamente comunista, me vestiré de revolucionario y me pondré alguna cosa que rechine. Lo fundamental será que mis correligionarios me identifiquen como uno de los suyos en cuanto a dar el cante, aunque con la pinta que tengo resulta evidente. En realidad tan sólo me faltan la enseña republicana o directamente la bandera roja en ristre y quizás el cóctel molotov en plan de complemento.

Observo de nuevo la fotografía y veo como Su Majestad le mira – de arriba a abajo naturalmente, dada la diferencia de estatura – como pensando “quién será este tío“. Claro que el fotógrafo habrá hecho varias tomas para luego elegir tan sólo una, siendo lo más probable que el editor haya seleccionado la que le cuadraba como un guante. O sea que la elección puede tener su truco.

Mas lo que yo quisiera sobre todo es recalcar, por una parte, el contraste entre la buena y la mala educación tan evidente en este caso, y, por otra, el carácter significativo de una foto que retrata de la mejor manera cómo es la gente que prolifera entre nuestros actuales gobernantes. Y también cuál es el grado de degeneración de nuestra actual clase política, constituida por tipos que dan la nota incluso sin necesidad de abrir la boca. Lo cual nos obligará a reflexionar sobre un sistema electoral que, como el nuestro, permite que accedan al gobierno personajes de condición tan ínfima.

Así que cualquiera se pregunta si esta gentuza que hoy parte el bacalao no será sencillamente fruto de las componendas y tejemanejes de una compra-venta de favores que responde más a los chanchullos partidistas que a la verdadera voluntad de los votantes, dado que de no ser así tendremos que abdicar de nuestra condición de ciudadanos de una nación tan culta y avanzada como España.

Por eso nos vemos forzados a esperar pacientemente que algún día, sea éste o no lejano, ante la capacidad de desmantelamiento de esta hornada de gente indeseable en el exacto sentido del vocablo, desacreditadas las palabras vanas y desterrados ya definitivamente los inaceptables cordones sanitarios, identificados los sembradores de cizaña y demostrada la ineficacia de quienes sólo pretenden la destrucción de aquel sistema que tanto nos permitió avanzar hacia el futuro – es decir, conocido finalmente quién es quién y retomado el buen sentido y una relación razonable entre quienes proponen soluciones diferentes – vuelvan a oírse sobre el griterío las moderadas voces de los españoles de generoso esfuerzo y fe en la patria; las opiniones de la gente sabia y experimentada o implemente dotada de inteligencia y buen sentido pero preocupada por la cosa pública, ahora acallada por una situación rocambolesca que la mantiene con la boca abierta y sin atreverse a entrar en juego.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
http://c1.staticflickr.com/5/4297/35895436650_b38087a91d_b.jpg

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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