Por José María Arévalo
( Antífisis y sus hijos. 1973. Litografía de Dalí en el museo del Grabado de Riveira, La Coruña. 760×560) (*)
El Museo Patio Herreriano de Valladolid ofrece este verano, en su sala 7 de la tercera planta, “Salvador Dalí. Los sueños caprichosos de Pantegruel”, 25 litografías extraídas de las 120 obras que François Desprez dibujó en 1565, sobre el ciclo Pantagruel. Se trata de una oportunidad de descubrir ese «Dalí grabador, el que no es tan conocido, pero que demuestra su conocimiento por la literatura universal», como explicó María Gloria Patón, comisaria de la muestra que se puede visitar hasta el 20 de agosto.
Los grabados de Desprez fueron reinterpretados y magnificados por Dalí en el siglo XX, de forma que, con el mismo espíritu crítico y burlón «el espectador podrá ver los elementos que caracterizan a Dalí: caracoles, muletas o elefantes», ha destacado Patón. La muestra ofrece un diálogo entre la creación original de Desprez y la recreación del pintor catalán, «obsesionado por el detalle y la locura», ha expuesto la comisaria. Entre los dibujos, donde se pueden ver a personajes de la Francia de la época, Dalí hace una crítica a las instituciones, al ser humano y sus vicios.
En efecto, estas litografías del artista catalán reflejan su personal y burlesca crítica hacia los vicios del ser humano, como lo hicieran hace cuatrocientos cincuenta años las ilustraciones que François Desprez realizó sobre el ciclo Pantagruel, de François Rabelais, para la edición de Richard Breton de 1565, “Les Songes Drolatiques de Pantagruel”. Rabelais, con “Gargantúa y Pantagruel”, fiel ejemplo de su carácter burlón e independiente, se hizo popular y fue condenado tanto por la Sorbona como por el Parlamento francés al considerar inmorales y obscenos los cinco libros de que se compone la obra.
( Carnestolendas, en forma de huevo. 1973. Litografía de Dalí. 760×560) (*)
Los modelos, por muy extraños que nos parezcan, tienen su precedente en las llamadas droleries, es decir, caprichos del artista, argumentos novedosos que se configuran en la imaginación del propio genio creador y que podemos observar en la peculiar iconografía del Bosco, de Pieter Bruegel el Viejo, de Jacques Callot, de Goya y de tantos genios del arte que a partir de tales caprichos manifiestan su individual y creativa visión del mundo.
( Carnestolendas, un gran glotón como las aves de la isla Sonante. 1973. Litografía de Dalí. 760×560) (*)
Se ha comentado que Salvador Dalí nada dijo de las fuentes que pudo consultar para la elaboración de estas láminas –si lo hizo con los Caprichos de Goya donde en cada lámina pone el nombre del inventor– y se han considerado una creación propia del artista. Tampoco estableció orden alguno para las mismas. Y que, en consecuencia, cabría preguntarse hasta qué punto el genio catalán inventó o tomó como modelo aquellos grabados antiguos para la composición de sus litografías.
( Gargantúa y su yegua. 1973. Litografía de Dalí. 760×560) (*)
En todo caso se aprecian la enorme facilidad de Dalí para el dibujo y su fértil imaginación. Todo ello en un momento en que el artista ha vuelto a las noticias tras la surrealista exhumación de sus restos por una demanda de paternidad.
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