¿A quién importa la contundencia de los datos si existe la posverdad?

Por Javier Pardo de Santayana

( Viñeta de Caín en La Razón del pasado día 16 de julio) (*)

Sabido es que a los españoles nos ha entrado una depresión escandalosa. Se trata de una depresión alimentada diariamente por los mala baba y los listillos, hoy en auge. Algo debe andar mal en nuestro sistema electoral para que gracias a los tejemanejes posteriores a los comicios democráticos acabemos siendo gobernados en gran parte de nuestra geografía por una panda de frikis impresentables como la que ahora nos toca soportar.

En efecto, como en una democracia pura el voto de uno de éstos vale lo mismo que el de un futuro Premio Nobel – lo que en teoría debiera ser bueno y saludable – algo fallará luego en el sistema establecido para que, a fuerza de trapicheos que aprovechan la letra de las disposiciones, al final acaben imponiéndose mastuerzos como los que hoy parten el bacalao en una buena parte de esta España ya culta y preparada según dicen. Lo digo aun no considerándome un experto en teorías constitucionales, porque he tenido ocasión de escuchar a gente de categoría y maestra en estos temas, y sé, que, por ejemplo, el actual sistema electoral favorece abiertamente a los nacionalistas. Y digo yo que algo debe influir también en la posibilidad de que se impongan arreglos y manipulaciones contra natura cuando no se produzcan mayorías. Quizá los padres de nuestra ley suprema fueran algo pardillos o demasiado bien pensados a la hora de enjuiciar a sus paisanos, digo yo

Menos mal que, afortunadamente y pese a todo, la nación funciona, y lo hace, por lo que se ve, bastante bien. Leo algunos datos significativos que se reconocen y son causa de asombro más allá de las fronteras. Por ejemplo – no les digo “agárrense” porque ustedes lo sabrán de sobra – que tras de haber estado al borde de la quiebra, nuestra nación se ha situado con ventaja en cabeza de los demás países europeos en materia de crecimiento, económico se entiende. Es más: lo han hecho superando en mucho cualquier expectativa y ridiculizando la prima de riesgo de nuestras peores pesadillas.

Mas no se trata tan sólo de unos datos económicos, pues aún habría que añadir realidades como éstas que tomo de un reciente artículo; son datos concretos y reveladores del nivel de la Nación. Así me entero de que nuestro tejido empresarial cuenta nada menos que con dos líderes mundiales en capitalización, uno en el área de la venta al por menor de ropa, y otro en servicios aeroportuarios. Y que España posee dos compañías que ocupan un segundo puesto en sus sectores respectivos: las autopistas y los ferrocarriles una, y gas la asegunda de ellas; o sea cualquier cosa… Y aún habría que reseñar dos cuartas posiciones, una en el área eléctrica – también en capitalización – y otra en construcción e ingeniería. Y una quinta en el ámbito de las líneas aéreas, una sexta en el ámbito del gas, dos séptimas – una en procesado de datos y servicios y otra en hipermercados y centros comerciales- más una octava en la banca. Todo ello en el ámbito mundial, que quede claro.

Por eso no deja de ser llamativo que, a pese a la contundencia de estos datos, quienes nos hundieron no sólo se permitan ahora sacar pecho, sino que ignoren la realidad escandalosamente ciscándose en una ciudadanía que a estas alturas debiera conocer – salvo total sordera y ceguera – la realidad que la circunda. Todo esto da una buena idea de hasta qué punto la manipulación mediática de la verdad mas contundente puede prevalecer gracias al populismo y a quienes directa o indirectamente lo están favoreciendo sin mediar escrúpulos.

Dicen que los cursis de siempre llaman ahora al resultado “posverdad”: una figura utilizada sobre todo por los “tontos útiles”, esos titiriteros duchos en equilibrios imposibles tendentes a acomodar cualquier hecho concreto a los principios del buenísimo y de la corrección política. Y siempre, claro está, con la intención de crear un ambiente favorable a los tergiversadores que se esfuerzan por confundir al “inocente” público. Así que ya pueden chillar los datos concretos hasta desgañitarse, que nada hará variar el resultado hasta que nuestros compatriotas no se den cuenta de una vez que quienes nos están amenazando con el puño en alto van tan desnudos cual les parió su madre.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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