Los lunes, revista de prensa y red

“Lo que puede cambiar el triunfo de Pedro Sánchez”, de Carlos Elordi, y “¿Gestación subrogada?”, de Fernando Sánchez Dragó

( Viñeta de Miki y Duarte en Diario de Sevilla el pasado día 27 de mayo) (*)

LO QUE PUEDE CAMBIAR EL TRIUNFO DE PEDRO SÁNCHEZ

Artículo de Carlos Elordi publicado en El Diario el pasado día 27 de mayo

Sánchez ve necesario que el nacionalismo participe de la gobernanza de España. Las dimensiones de la victoria de Pedro Sánchez –imprevistas por quien firma estas líneas– modifican el análisis de la situación política española que se había hecho antes de la misma. ¿Poco o mucho? En las próximas semanas y meses se verá, a medida que la nueva dirección socialista vaya conformando su actitud y adoptando decisiones. Pero, por el momento, ya permite plantear hipótesis y preguntas que hace tan solo diez días carecían de fundamento alguno.

El programa con el que Sánchez ha ganado a Susana Díaz era demasiado escueto y genérico como para saber qué línea política va a adoptar su partido a partir de ahora. Habrá que esperar a que concluya el congreso socialista para hacerse una idea precisa de la misma. Pues, aunque cabe suponer que el nuevo secretario general lo ganará sin mayores problemas, no cabe excluir que el debate que se producirá en el mismo le obligue a retocar algunos extremos.

Sánchez ha ganado a su rival porque ha sido capaz de suscitar y encabezar una revuelta interna contra los poderes tradicionales que han dominado el PSOE desde hace décadas. A diferencia de Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Luis Rodríguez Zapatero y buena parte de los barones regionales, él detectó que en la militancia socialista existía un clima de revuelta sin precedentes, que una mayoría de afiliados había dejado de estar dispuesto a someterse a los dictados de siempre y que quería una nueva etapa.

La abstención en la investidura de Rajoy ha sido el catalizador de esos sentimientos. Pero la oposición a la misma, a la idea de una «gran coalición» con el PP que los citados dirigentes habían venido propugnando, no constituye un proyecto político. Sánchez y los suyos tienen que construirlo a partir de ahora.

Y van a encontrar oposición interna si quieren que ese plan sea verdaderamente novedoso y permita al partido recuperar posiciones electorales perdidas. El que los derrotados en las primarias hayan proclamado su aceptación de los resultados era lo que cabía esperar. Cualquier otra postura habría sido ridícula como lo fue la primera reacción de Susana Díaz. Pero los derrotados siguen estando ahí y lo más probable es que todos ellos esperen que un día llegue su momento.

Sánchez ha ganado con poco más del 50% de los votos. Eso quiere decir que cerca de otra mitad no le ha votado. El congreso federal y el reparto de poder que se derive del mismo, así como los futuros congresos regionales, pueden ser las ocasiones para que los perdedores hagan valer su fuerza, para que se reabra el conflicto. La tarea prioritaria de Sánchez es taponar esa posibilidad. Y seguramente eso va a concentrar buena parte de su atención en esta primera fase de su vuelta al poder en el PSOE.

Pero también está obligado a transmitir desde ya mismo a la ciudadanía, a sus votantes potenciales, mensajes claros de que algo ha cambiado en el PSOE. No hay duda de que su victoria ha tenido un gran impacto en la opinión pública, de que ha sido una noticia que ha animado a mucha gente y de que ha cambiado la percepción política, e incluso las simpatías, que antes de la misma tenían muchas personas, particularmente en el ámbito de la multifacética izquierda. Pero esas sensaciones pueden durar muy poco si no se producen hechos que las confirmen.

La moción de censura que ha presentado Unidos Podemos va a ser una primera cita en ese contexto. Si la iniciativa constituye un gran reto para Pablo Iglesias, también lo va a ser para Sánchez y para su partido. Votar contra ella, sin más, podría indicar que todo sigue igual en el PSOE. Sobre todo teniendo en cuenta que buena parte de lo que hará Iglesias en el debate parlamentario será denunciar la corrupción del PP.

El grupo parlamentario socialista no podrá mirar para otro lado mientras eso ocurra. Sus intervenciones tendrán que equilibrar la coincidencia con esas denuncias con su consabida crítica a la inoportunidad política de la iniciativa. Y probablemente lo más conveniente para los nuevos aires que quiere traer Pedro Sánchez sería que esa actitud concluyera en una abstención a la propuesta de Unidos Podemos.

Veremos qué ocurre. Porque está claro que el mayor rival político del PSOE en estos momentos no es el PP sino Unidos Podemos. Que todo intento de recuperación electoral de los socialistas pasa por quitarle votos al partido de Pablo Iglesias. Los socialistas quieren que el éxito popular cosechado por Pedro Sánchez en las primarias sirva para eso. Pero volver ahora a dar caña a «los populistas» no les va a ser útil a esos fines, podría decepcionar a mucha gente.

El PSOE tiene que encontrar la manera de combatir electoralmente a Podemos con algunas maniobras que sugieran que no está cerrado a un entendimiento con la otra izquierda. Iglesias y los suyos deben saber que eso puede ocurrir y que van a tener que modular su discurso si ocurre.

La victoria de Sánchez también puede ser el fin de la complacencia que el PSOE, dirigido por su gestora, ha venido manteniendo en el Parlamento en relación con el PP. No va a ser fácil con tanto diputado que ha votado a Susana Díaz, pero no tiene más remedio que cambiar radicalmente de registro en ese contexto y ponerle las cosas difíciles a Rajoy día tras día en el Congreso. Esa actitud podría tener consecuencias en el panorama político general.

Pero donde un cambio de postura del PSOE tendría mayor impacto a corto y medio plazo sería en el contencioso con el independentismo catalán. Sánchez ya ha dicho que quiere un estado plurinacional y reformar la Constitución para que tenga cabida en la misma. Es un gesto significativo. Pero lo verdaderamente importante será lo que haga el PSOE si, como todo indica, Rajoy lanza toda la caballería legislativa y quién sabe si más cuando Puigdemont convoque el referéndum. Es decir, dentro de cuatro meses.

El PP ha contado hasta hoy con que los socialistas secundarían su iniciativa por dura que está fuera y sin rechistar. Ahora es perfectamente posible que eso no ocurra. Que Sánchez ponga algo más que pegas procedimentales a una respuesta brutal del poder central a los independentistas. Sectores significativos del PSOE apoyarían ese cambio de postura, esa nueva sensibilidad hacia el problema catalán y autonómico en general. Otros, y seguramente no sólo los derrotados el pasado domingo, se opondrían férreamente. Sánchez tendrá ahí una primera prueba del fuego. Y una gran ocasión de demostrar que ha dejado de ser el dirigente incierto y dudoso que fue durante su primer mandato.

Artículo en: http://www.msn.com/es-es/noticias/espana/lo-que-puede-cambiar-el-triunfo-de-pedro-s%C3%A1nchez/ar-BBByVqc?li=AAltdRD&ocid=spartandhp

¿GESTACIÓN SUBROGADA?

Artículo de Fernando Sánchez Dragó publicado en El Mundo el pasado día 21 de mayo

Deberíamos llamarla de otro modo, pero valga el pudibundo eufemismo inventado por la corrección política. Alquilar un vientre es algo similar a lo que hacen las putas, aunque mucho más íntimo, más personal, más condicionante y, en consecuencia, también debería ser más degradante a los ojos de los puritanos que en nombre de la hipocresía y de la interpretación torticera de los derechos humanos demonizan no sólo la prostitución mafiosa, sino también la ejercida a título individual.

Pero volvamos a esos vientres de todo a cien que tanto preocupan a los políticos y que se están convirtiendo en enésima piedra de la perenne discordia reinante entre ellos. ¿Quiénes están a favor de que se cosifique el útero de la mujer (Monederodixit en EL MUNDO) como un contenedor de mercancías o una especie de «zona azul de aparcamiento» (Anna Grau en El Español) con parquímetros de tarifa variable? Pues los mismos, grosso modo, que defienden el derecho a perpetrar el crimen más abyecto de la historia -el aborto. ¿A qué otra atrocidad bendecida por las leyes podría referirme?- y claman, a la vez, contra la prostitución, sacrosanto ejercicio del derecho a hacer con tu cuerpo lo que te venga en gana y profesión (o, a veces, vocación) imposible de erradicar. Seguro que las cromañonas y las neandertalas ya se prostituían, pero no con el propósito de convertirse en sucedáneos de madres contratadas para mitigar la frustración o satisfacer el antojo de quienes no pueden o no quieren concebir hijos.

Las criaturas así nacidas tendrán padre, pero serán huérfanas de madre y antes o después, en la infancia o en la adolescencia, acusarán el trauma. Vayan al diccionario… Subrogación: poner a una persona o cosa en lugar de otra. Sucedáneo: imitación de peor calidad que el original. Si lo uno y lo otro no atentan a la dignidad del hijo y, si me apuran, también a la de esa descastada madre biológica capaz de arrendar su seno por unas monedas, que me lo expliquen, entre otros, Cristina Cifuentes, Esperanza Aguirre, Albert Rivera, Núñez Feijóo y Javier Maroto. Me cuesta trabajo creer que gentes tan honorables como las citadas -dicho sea sin ironía- avalen la legitimidad moral de un método de procreación análogo, por lo que a la ética de la libertad y la igualdad de sexos se refiere, a las monstruosas (por discriminatorias e ideologizadas) leyes de violencia de género de un solo carril vigentes ya en varias Comunidades.

Artículo en: http://www.elmundo.es/opinion/2017/05/21/59207bd422601d394e8b45ed.html


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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