El Rezongón. Vocación y espíritu militar

Por Carlos de Bustamante

( Bernardo de Gálvez visto por Ferrer-Dalmau) (*)

Antes de entrar en materia, un comentario curioso: aunque no tanto como –infelice- esperaba, sí he recibido alguna loa y no pocas críticas al artículo anterior publicado (gracias Pedro) en nuestra Revista. Me refiero, para que caigan en la cuenta, al que titulé: “Sobre la expresión género en nuestras nuevas y actuales RR.OO”.

Con la confianza del que es familiar muy próximo, va “uno” y me dice: “Está muy bien escrito, Carlos, no he entendido absolutamente nada”. Y se quedó tan oreado. Otro, Teniente General de enorme prestigio, con cuya amistad me honra y con la que le procuro honrar por tenerle como amigo, me felicitó sinceramente. Ahora fui yo el que se quedó tan “oreado”.

Con éste, que espero tenga a bien publicarlo nuestro gestor, he de quedar conforme con o sin críticas o alabanzas. Con tal de que no me multen con sanciones ente unos cientos de euros hasta varios (muchos) miles, me doy por satisfecho. Y “eso…”, pero contento. O sea, tan oreado como con el controvertido anterior.

Ea, pues al grano nada original, porque se refiere a la totalidad del artículo 73, ya mentado, de nuestras mismas, nuevas y actuales RR.OO. Las que en el capítulo II, se nos ordena en el apartado Convivencia en su unidad:

“Velará por la convivencia entre todos sus subordinados sin discriminación alguna por razón de nacimiento, origen racial o étnico, “género”, orientación sexual, religión o convicciones, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, fomentando el compañerismo y la integración intercultural”.

Redactado, según parece, por una comisión de Jefes y Generales nombrados al efecto por el MINISDEF, nada que objetar por este simple Coronel, sin más méritos que el de cuarenta y cinco años de servicio, la mayoría como oficial instructor o jefe luego de instrucción; labor a la que me entregué principalmente a partir del primer destino africano en Xaüen o Chauen, hasta el penúltimo en el gobierno militar de Palencia (gobernador accidental) y retirado luego “antes de conantes” por declararse a extinguir el Benemérito Cuerpo de Mutilados por la Patria, en mi caso Absoluto en Acto de Servicio y “según parece”… en este caso, digo, aún ¡no extinguido! Sin más mérito, pues, que haber entregado media vida en un accidente fortuito, y poco más destacable, excepto en Educación Física, en una Hoja de Servicios más bien vulgar, me atrevo a opinar desde un punto de vista antropológico y, por tanto, de total laicidad (tan diferente al laicismo) sobre materia más pegajosa que la pez.

Item digo, que si los que por “vocación específica”, con no pocas, -o alguna al menos- similitudes con la nuestra han de seguir estas normas ineludibles, ¿no parece un contrasentido que se nos ordene precisamente lo contrario? Y si su vocación es de Servicio, ¿acaso –aún con diferencias evidentes- no es de servicio también la nuestra? ¿Tan pronto se nos va a olvidar el juramento ante Dios de derramar, si fuera preciso, hasta la última gota de nuestra sangre en defensa de lo que la Patria nos exige y que es condición “sine quanon”, como ellos en otro orden, por razones fácilmente comprensibles?

Consciente de que los modos y medios de descanso y otros menesteres han tenido que adaptarse a la presencia femenina en las Fas, no lo soy menos de que en el cumplimiento de nuestras misiones específicas, han de darse, como antes, situaciones de estrecha convivencia cuando no de forzosa intimidad. Se me ocurre, pues, cuáles deberían ser estos modos y medios caso de cumplimentarse estrictamente la orden no con dos, sino con tres o más sexos (según la ideología de “género”) o similar número de orientaciones sexuales que obligarían a “privatizarlos”, para evitar una promiscuidad intolerable. So pena de que “todo el monte fuera orégano” (caso de la modalidad “transgénero” en los lugares que debieran ser íntimos), ¿de verdad creen que la dignidad, el pudor, la decencia, en fin, de nuestros soldados hijos o nietos no quedaría horrorosamente mal parada?

Si a esto le añadimos la justa libertad religiosa, ¿no tendría nada que decir la religión mayoritaria en nuestra sociedad y en las Fas, por tanto, como es la católica? Sin rasgarme las vestiduras a estas alturas de la vida, ¿no les parece éste un mundo de locos?

Aunque sean minoría los no creyentes, aún he de añadir otros argumentos de la más absoluta laicidad.

Acudo ahora a la RAE, para que, con su autoridad, nos defina lo que utilizaré como base: Feminidad y Femineidad.

FEMINIDAD: “estado anormal (subrayen, por favor) del varón en el que aparecen uno o más caracteres u orientaciones sexuales femeninos”. Lo que para entendernos mejor, diríamos varones afeminados. ¿O no? FEMINEIDAD, por su parte, dice ser al “carácter femenino de la mujer”; que con igualdad de derechos, digo, tiene notables diferencias. Las que, antropológicamente le son propias –salvo las anomalías dichas- por razón de sexo y no género. Y maternidad sobre todo.

No seré tan osado como para enmendar la plana a la RAE. Y si dice anomalía, es que lo es. Asimismo y porque también es condición “sine quanon” para el ingreso en las Fas un minucioso reconocimiento médico, no es de recibo que, ellos o ellas, lo pasen de rositas quienes “padecen” esta anomalía. O si, según dictamen de la ciencia más prestigiosa mundial, semejante condición es “una enfermedad que tiene cura”, ¿cómo pasar los exhaustivos reconocimientos un enfermo o enferma, que no quiere sanar?
En conclusión, que se le mire desde un planteamiento vocacional a la Milicia, o simplemente antropológico, que es del que puedo opinar con conocimiento de causa digo, respetuosamente por supuesto, que el Artículo 73 de nuestras RR. OO., debiera desaparecer completo, para bien de nuestras Fas.

Citado el “planteamiento vocacional” y sin inmiscuirme en terrenos que no son los nuestros, sí he de decir que no sería caso único que por este planteamiento, haya vocaciones en las que las orientaciones sexuales anómalas, son desde luego excluyentes para los aspirantes por razones fácilmente comprensibles.

Valga, pues, como simple orientación, ya que no es éste mi terreno sino el de la antropología, que, en mi opinión ésta se transgrede peligrosamente en el artículo 73 de nuestras RR.OO. citado machaconamente tanto en el presente como en mi artículo anterior “Sobre la expresión `género”…

En conclusión, que estos mis “reparos” se fundamentan en que si la “orientación sexual” que se cita textualmente estuviera `ordenada´ con intención de permitir la homosexualidad, en mi opinión, y en otras de fiabilidad muy superior, sería un grave e inaceptable error. La orientación sexual de la persona está establecida por la naturaleza: varón y mujer. La homosexualidad es, por lo tanto radicalmente contraria a la naturaleza humana, y por tanto a la dignidad del ser humano concreto. En consecuencia, no sólo no puede ser aprobada por ninguna ley, sino que desdice de una profesión tan digna y ejemplar como es la milicia.

¡Ah! y que conste, que no pretendo aconsejar; yo… digo nada más.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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