El Rezongón. Otro viaje de aventuras: la JMJ en Cracovia

Por Carlos de Bustamante

( Talla de Javier Martínez en la parroquia de san Josemaría en Burgos. Felicitación de la Navidad 2016 por el estudio de Enrique Villar) (*)

En el día en que recordamos el más famoso viaje de aventuras, el de los Reyes Magos, creo vale la pena recordar el último viaje de aventuras importante que hemos conocido. Gracias a 13 TV vivimos este verano unas jornadas intensas en la tierra de San Juan Pablo II. La inevitable nostalgia tuvo también un primer impacto en este Rezongón que, uno más entre todos los cristianos del orbe, admiró en vida al Papa que a todos “caía de miedo de bien”.

Como asimismo y ahora, como no podía ser de otra manera, S.S. el Papa Francisco “nos cae super bien”. Cualquiera que lo haya seguido y visto en estas jornadas y otros tantos acontecimientos, es seguro que tenga la sensación de que la naturalidad y simpatía con que desarrolla las múltiples actividades, a nadie le deja indiferente. Particularmente en estas JMJ., créanme que me sentí joven con los cientos de miles de ellos que acudieron con la ilusionada sonrisa que todos llevaban puesta.

Y él, que de joven ya nada, no denotaba el menor cansancio tras las jornadas agotadoras. Se diría que, sin duda, la sangre joven volvió a circular por sus venas en transfusión obrada sin duda por el Espíritu Santo.

Rezongón, mucho; pero ingenuo, nada de nada. O eso creo; porque, desconfiado de las casualidades, sin duda ha sido Él quien nos ha enviado al Papa que la Iglesia necesita. Tampoco creo casual que, sin excluir a nadie, hayan sido ellos los únicos favorecidos por el solo hecho de un viaje de aventuras novedosas. ¿Acaso cabe en cabeza humana que la felicidad desbordante en más de un millón de jóvenes pudiera tratarse de un acuerdo “comunitario” de cara a la galería o de un mero capricho juvenil? ¿Y las mil y una peripecias de la mayoría para costearse el viaje al país lejano sin ser gravosos a sus familias? ¿Podremos hablar de similitud entre la alegría sana de los jóvenes procedentes de los países más diversos con el “botellón” con el que identificamos –no sin ligereza, digo- a la juventud actual?

El no rotundo, es en extremo gratificante y esperanzador. Visto lo visto, imposible que el acontecimiento sea comparable al de ciertas asociaciones que no me pete nombrar: las que organizan desfiles y concentraciones bullangueras. Las que destacan por lo extravagante de disfraces y colorido llamativos. Pero ésas en absoluto representan a toda la sociedad, ni juventud actual. Todos hemos visto el “mentís” rotundo. ¿Acaso han desaparecido…? No, no; porque haberlos háylos. A la vista de estos bellísimos acontecimientos, estarán metidos (Dios los perdone) en los lugares de donde nunca debieron salir para ser hosannados. Y cuando salen, con alharacas y cuasi a son de trompetas, parece “como si todo el monte fuera orégano”. No; son una parte y parte muy pequeña. Pasa que por haber “muchos más de cincuenta justos” y ser -además de la libertad en el obrar aunque sea el mal- el año de la misericordia, Dios no los ha destruido como lo hiciera, ¡en justicia, oigan!, con Sodoma y Gomorra. No sé si lo sentido por el sempiterno (¿) rezongón, será similar a lo que pudieran haber sentido ustedes. Esperanza ilusionada de que ni mucho menos todo está perdido. Indudable que el mal existe, ha existido y existirá mientras el mundo sea mundo; pero si como se nos recomienda insistentemente, es preciso “ahogar el mal con abundancia de bien”, nuestros jóvenes asistentes a estas Jornadas, lo han hecho “divinamente”. El bien sobreabundaba en las grandes concentraciones: la de la santa Misa; en la impresionante de la oración ante Jesús Sacramentado… y en cuantos eventos el Papa hizo acto de presencia. Allí nadie había indiferente. Los que por edad u otras circunstancias no pudimos asistir, por TV. vimos unión, respeto entusiasmado y oración. Sí, oración Rosario en mano y adoración de rodillas sobre el santo suelo cuando el Vicario de Cristo en la tierra, daba la bendición con la Custodia. En la explanada de Cracovia no había “trampa ni cartón”; ni indiferencia. Allí, como los primeros cristianos, había “un solo corazón y una sola alma”. Todos unidos con S.S. y la Virgen de Czestochowa, que presenciaba cada acto.

En confidencia bellísima, uno de los jóvenes que no pudo asistir comentaba: Hasta la caída junto al altar del Papa y puesto que no sufrió ningún daño, fue una lección soberana. “No es santo -añadió rememorando las palabras de un gran maestro, hoy en los altares – el que nunca cae, sino el que siempre se levanta”. Creo que sin ser ingenuo, repito, ante la “caída” del Papa, todos nos “levantamos” con él.

No hay cabida en un simple artículo cuanto recordamos o de cuanto vimos, dijo y se hizo en estas inolvidables Jornadas … Sólo dejo constancia de una expresión impactante: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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