Los lunes, revista de prensa y red

“Diálogo de moluscos”, de Luis Herrero, y “Naprotecnología o cómo superar la infertilidad sin implicaciones éticas negativas”, de Nicolás de Cárdenas

( Viñeta de Nieto en ABC el pasado día 9) (*)

DIÁLOGO DE MOLUSCOS

Artículo de Luis Herrero publicado en Libertad Digital el pasado día 11

Ahora que se están poniendo de moda las divagaciones polisémicas en torno al significado de la palabra «nación», no estaría de más que hiciéremos alguna con la palabra «diálogo». Ambas expresiones están incluidas en el catálogo de reclamaciones independentistas. En concreto, lo que ellos quieren es que se les reconozca como nación, en el sentido más universal del término, el que abarca todas sus acepciones, etimológicas, sociales y jurídicas, y que además se haga de manera dialogada, de tal modo que puedan recibir aquello a lo que no tienen derecho con la anuencia de quienes no están autorizados a dárselo. Eso es lo que significa para ellos la palabra diálogo: modo cordial de conseguir que te den la razón, aunque no la tengas, o que te den lo que no pueden darte.

El concepto «diálogo», consideraciones literarias aparte, sólo puede ser una de estas dos cosas: o intercambio de ideas o afectos entre dos o más personas, o discusión en busca de avenencia. En el primer caso ya hemos tenido bastante diálogo sobre el asunto catalán. Las ideas y los afectos de los independentistas han sido expuestos hasta la saciedad y son de sobra conocidos por la totalidad de los españoles que han querido enterarse. Y los de los no independentistas, también. Bueno, más o menos. En el segundo caso, ya sabemos todos que la consecución del acuerdo que ellos pretenden es imposible. Fuera de esos dos casos, el significado de la expresión «diálogo» no da más de sí.

Sirva lo escrito hasta ahora para decirle a la alta comisionada del enredo catalán, la no tan alta Soraya Sáenz de Santamaría, que haría bien en buscar una excusa distinta para justificar su llegada al despacho que se ha hecho instalar en Barcelona. Ir a Barcelona está bien. Debería ser obligatorio, por muchos y variados motivos. Tal vez el único que no cabe esgrimir, sin embargo, es precisamente el de buscar el diálogo en una materia en la que ninguna de las partes que dialogan tienen jurisdicción suficiente. Los independentistas no pueden hacer el referéndum que reclaman porque la soberanía no es sólo suya, es de todos, y el Gobierno no puede permitir que lo hagan por la misma razón. Es lo que dice la ley de leyes. La diferencia es que unos se la quieren saltar y los otros, no. Al menos, eso espero.

El único pacto o avenencia posible sería el de cambiar la Constitución para que pase a permitir lo que ahora prohíbe. ¿Está Soraya dispuesta a hacer tal cosa? Y si no lo está, ¿para qué va a Cataluña con tanta trompetería? Sus interlocutores entienden el diálogo de forma equivocada y ventajista. Sólo acceden a él si se les garantiza de antemano que al final se van a salir con la suya. Su postura, sobradamente conocida, es que el referéndum se hará en cualquier caso, ya sea con las bendiciones gubernamentales o sin ellas. ¿Es a ese diálogo al que quiere prestarse Soraya? Si es así, adjetivemos bien la clase de diálogo a la que nos referimos. Es de sordos si los interlocutores no están dispuestos a prestarse atención, y de besugos si sus argumentos carecen de coherencia.

En este caso habría que acuñar un término nuevo que englobe a ambos. Propongo diálogo de moluscos. Los moluscos también viven en el mar y son muy duros de oído.

El recibimiento que los del otro lado de la mesa le brindaron a la vicepresidenta, sin duda como gesto de una voluntad que es de todo menos buena, queda descrito en estas tres noticias que saludaron su aterrizaje en El Prat: la Asociación de Municipios por la Independencia envía cartas a más de cuatrocientos municipios de todo el mundo, incluidos varios del Kurdistán, Burkina Faso y Senegal, para mantenerles informados de la marcha del «procés». Los cinco miembros de la CUP acusados de haber quemado fotos del Rey durante la última Diada dejan plantado al juez que les investiga.

Puigdemont convoca para el 23 de diciembre una cumbre con todos los integrantes del Pacte Nacional del Dret a Decidir para tejer un consenso político y social en torno a la celebración del Referéndum. Su disposición al diálogo, como se ve, es digna de museo.
Estoy seguro de dos cosas. Una buena y otra mala. La buena es que el Gobierno no cometerá la felonía de permitir que Puigdemont y su cuadrilla perpetren la ilegalidad que están maquinando. La mala es que tratará de impedirlo con el estúpido convencimiento de que los independentistas han puesto precio a su claudicación y que basta con pagar ese precio -más dinero, más competencias, menos Estado- para conseguir que se den por satisfechos. No sólo es una estupidez creerse semejante patraña, sino que además supone una injusticia mayúscula para los catalanes que aspiran a sentirse protegidos por el Estado al que pertenecen, y del que no se quieren separar, en el ámbito de sus libertades individuales. El fortalecimiento del catalanismo separador no es en absoluto inocuo. Tiene terribles consecuencias.

Debilitar el Estado significa agravar la orfandad de quienes buscan su cobijo. Hay muchos españoles, de nación catalana, que aspiran a educar a sus hijos en castellano, a rotular sus negocios como quieran, a hablar con la Administración en su lengua materna, a experimentar la eficacia de las decisiones judiciales dictadas para su amparo, a exhibir las señas de identidad que la Constitución les reconoce como propias, e incluso a aplaudir al Madrid en el Nou Camp, cuando Sergio Ramos empata un partido en el último minuto, sin que salgan los mamarrachos de turno a decir que eso es una afrenta que pone en riesgo la convivencia pacífica.

¿Cuánto tiempo hace que el Gobierno no dicta una sola norma en esa dirección? ¿Y cuánto desde que Inés Arrimadas no lleva esa clase de iniciativas al Parlament, aunque las sepa derrotadas de antemano? ¿Y cuánto desde que el PSC se desentendió de esa causa? Tal vez si el diálogo empezara por ahí, y no nos dejáramos enredar por la perversión del lenguaje, podríamos hablar de un estilo nuevo de hacer política en Cataluña. Mientras tanto sólo habrá, con toda la apariencia novedosa que se quiera, más de lo siempre.

Artículo en: http://www.libertaddigital.com/opinion/luis-herrero/dialogo-de-moluscos-80844/

NAPROTECNOLOGÍA O CÓMO SUPERAR LA INFERTILIDAD SIN IMPLICACIONES ÉTICAS NEGATIVAS

Artículo de Nicolás de Cárdenas publicado en Actuall el pasado día 3

La naprotecnología es una técnica de procreación natural que ayuda a superar la infertilidad de las parejas evitando implicaciones éticas negativas. La técnica, nacida en EEUU, está disponible en España en las ciudades de Zaragoza Pamplona y Getafe. Venancio y Jordina superaron la infertilidad gracias a la naprotecnología / Naprotec.

Ha nacido en la clínica Cima de Barcelona el primer niño concebido gracias a la Naprotecnología, una técnica clínica recién implantada en España que se basa en diagnosticar las causas de la infertilidad respetando la naturaleza del acto conyugal y el ciclo femenino.

La Naprotecnología se fundamenta en el registro de los biomarcadores naturales que proporcionan las gráficas del modelo Creighton. Con esta información, análisis de sangre y otras pruebas, el especialista en Naprotecnología puede empezar su diagnóstico y modificar por métodos naturales las condiciones de infertilidad.

Esta técnica médica proviene de Estados Unidos y llegó a Europa hace diez años, aunque en España apenas se conoce y en la actualidad tan sólo hay médicos especialistas en Zaragoza, Pamplona y Getafe.

En el caso del primer bebé catalán nacido en Barcelona ha sido la doctora María Victoria Mena, de Zaragoza, la que ha acompañado a la pareja. Los padres, Jordina y Venancio, llevan siete años casados y antes de acudir a la Naprotecnología visitaron varios ginecólogos de Barcelona, sin que ninguno encontrara su causa de infertilidad.
Gracias a esta técnica, la doctora Mena averiguó que, en el caso de la madre, la hormona de la progesterona no alcanzaba el nivel mínimo y esto impedía la anidación y, en el caso del padre, descubrió que era celiaco, lo que afectaba a su infertilidad.

Procreación natural sin implicaciones éticas

Tras quedarse Jordina embarazada, el matrimonio ha querido potenciar de manera desinteresada este método de procreación natural con una web, www.naprotec.es para explicar su experiencia. Desde septiembre ha recibido más de 15.000 visitas.

Según la Sociedad Española de Infertilidad, unas 800.000 parejas españolas padecen problemas para lograr un embarazo, cada año se realizan 50.000 tratamientos de fecundación in vitro y unos 30.000 de inseminación artificial.

Sin embargo, estos tratamientos comportan problemas éticos como los relacionados con la manipulación y selección genética de embriones humanos, su congelación o su destrucción bien antes de la implantación o una vez en pleno desarrollo, en las llamadas “reducciones” embrionarias que suponen su muerte.

Por otro lado, existen otras objeciones respecto a la cosificación y mercantilización de la mujer como instrumento reproductivo, ya sea donante de óvulos o vientre de alquiler. Asimismo, sobre el hombre que, siendo donante, puede desconocer si tiene o no hijos biológicos.

En tercer lugar, también pueden derivarse problemas éticos respecto de los hijos gestados a los que se les permite nacer y que pueden enfrentarse a dilemas de identidad personal; de falta de información relevante para su salud relacionada con afecciones de origen genético; o de cumplimiento de las expectativas sobre un niño tan “elegido”.

Artículo en: http://www.actuall.com/vida/naprotecnologia-o-como-superar-la-infertilidad-sin-implicaciones-eticas-negativas/


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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