En este mundo traidor…

Por Carlos de Bustamante

( Acuarela de Álvaro Castagnet en Facebook) (*)

…nada es verdad ni mentira/ todo es según el color/del cristal con que se mira” Lo que según creo recordar escribió nuestro Campoamor. Son infinidad de casos y cosas en las que el verso de este poema puede tener la aplicación exacta como si de la sabiduría popular se tratara. En otros, y al igual que los refranes de la sabiduría dicha, son grandes equivocaciones; o por lo menos, refranes con contenido que no es aconsejable aplicar. Si comienzo con este último caso, les cito el que un día sí y otro también, me repatea: “piensa mal y acertarás”.

Y no es porque, por desgracia deje de cumplirse en cantidad de ocasiones, sino porque me parece un tremendo error-a la vez que insufrible- vivir desde éste punto de vista.
Es archiconocido en mi casa-que es la de ustedes, pero no todos a la vez…- lo que repito machaconamente: “prefiero que me engañen mil veces, a vivir sospechando siempre”.

Pero malacostumbrado a farragosos preámbulos, no es por aquí por donde van los tiros. Tan no es así, que sin más, voy al grano: la democracia. Hace tiempo enhebré al respecto unas ideas que ahora recupero, sin actualizar porque se haría este artículo interminable.

Según la RAE: 1.- Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.2.-Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado. Veamos ahora un antecedente importante:

El Discurso de Gettysburg es el más famoso discurso del presidente Abraham Lincoln. Fue pronunciado en la Dedicatoria del Cementerio Nacional de los Soldados en la ciudad de Gettysburg (Pensilvania), cuatro meses y medio después de resultar vencedor en la Batalla de Gettysburg durante la Guerra Civil Estadounidense. Pronunció en él otra definición de democracia parecida-pero no igual- a las de nuestra Rae. La recordarán: “Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.

No será quien escribe esto quien diga abiertamente y con rotundidad que sea éste un mal sistema de gobierno; el que no inventó ni nuestra Rae, ni Lincoln. El que con siglos de antigüedad, fue el que nació de la civilización romana; o tal vez antes, que seguro no lo sé.

Cuasi lego en alta política me atreveré sólo a decir, que la democracia vivida por éste recién estrenado octogenario, no me gusta. Y no creo que por ello -y más si se tiene en cuenta la sentencia versificada del gran poeta español- nadie se rasgue las vestiduras. Democrática es nuestra actual Constitución, por ejemplo, y del todo no me gusta. Democrática fue nuestra Transición, y del todo tampoco me gusta. Sin que nadie me los pida, democráticamente les diré los motivos de la estas aseveraciones.

-Demócrata dijo ser el gobierno de las dos recientes repúblicas españolas y tras no pocos desmanes (aunque bien pudieran llevar otro apelativo infinitamente más duro), resultaron un absoluto y dramático fracaso. Iba a decir y digo, g. a D.

Mejor si lo referido va acompañado de ejemplos: ¿acaso pueden presumir los socialistas, comunistas, separatistas etc. de demócratas? Por millares podrían levantarse de sus tumbas los que murieron por no poder ejercer libremente, democráticamente, sus creencias religiosas. Por llevar hábito, portar un libro de Misa o, simplemente, hacer la señal de la Cruz al salir de casa.

-Por millares los que, forzados a vivir en la Alemania “democrática”, murieron por intentar saltar libre y democráticamente el muro de…¡¡la vergüenza.

-Curioso en extremo estudiar –o sólo leer- la historia del que, a partir de la socialdemocracia menchevique o bolchevique y tras no pocos pactos revoluciones y guerras, acabó en lo que fuera abiertamente el partido comunista de la Unión Soviética o URSS. “Como de todos es sabido”, ¡totalmente democrático! El mismo que con sonoros vivas a Rusia del frente popular trató de democratizar a España. G. a D., insisto, sin conseguirlo.

¿Más…? Si. Mucho más. Y sin remontarnos a los “fenicios” felizmente pasados

-Por más reciente y bien conocido por los que g.a D. vivimos, nadie puede ignorar que el gobierno anterior, y felizmente (es un decir) pasado, tuvo de democracia lo que, servidor y con perdón, de obispo.

-¿Democrático, por ej., imponer en las escuelas y colegios la educación para la ciudadanía? ¿Pero no dicen que “la formación del espíritu nacional” fue un acto importante de la dictadura? ¿Me podrán decir, entonces, que vara de medir es la suya?

-¿Democrático suprimir la capilla de la U. Complutense por orden de su director, “casualmente” hijo del famoso “demócrata” de Paracuellos?

-¿Democrático destruir las pruebas en los vagones del tren donde se cometió el mayor asesinato en masa conocido en España?

-¿Democrático consentir con promesas a los independentistas catalanes en contra de la propia y democrática Constitución?

– ¿Democrático subvencionar con dinero público a organizaciones afines al partido del gobierno con el dinero de todos los españoles aún de los de distinta y democrática ideología?

-¿Democrático”desvestir a un santo”, para vestir a otro, que de santo nada, pero sí de su propio partido? (Rumasa, Filesa…). (Chalés, hípica, mansiones de lujo en lo más “plin” de Madrid o en el Caribe)?

Y lo que ya es la gota que rebosa el vaso: al que, sin prisa y sin pausa, “parece” que endereza la herencia retorcida que recibió, ¿por qué se le acusa de cobarde e inepto, si no actúa con métodos que los demócratas llamaron dictatoriales hasta la saciedad?

Perdonen la extensión, pero si esto es a lo que llaman democracia, de verdad que, democráticamente, no me gusta ¿O será que, forzosamente, tenga que gustarme…?


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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