Memoria familiar. Big Data

Por José María Arévalo

( El Big Data permite mejorar la competitividad de los comercios) (*)

Nos ha mandado a toda la familia uno de mis hijos, el pequeño Juan, un artículo que se ha publicado sobre parte de lo que hace la empresa en que trabaja, con el que he entendido mucho mejor el trabajo en el que está metido, la investigación de los big data, que ahora está muy de moda, la utilización de la ingente información que proporciona la nube informática. El caso es que ya me había mandado un artículo suyo también publicado en una revista especializada, en el que explicaba la nueva “Data science”, cuyo alcance práctico yo no acababa de entender.

El nuevo artículo es ya más concreto, sobre cómo la empresa en que trabaja mi hijo utiliza la capacidad descriptiva de la realidad que encierran los millones de transacciones de compra con tarjeta que se procesan, para que, con una información completamente anónima y agregada, sea una herramienta eficaz para las PYMES: “democratiza el uso de los datos y las tecnologías avanzadas de analítica, con el fin de ayudar al dueño de una tienda a tomar mejores decisiones de negocio y a poner en marcha acciones de marketing no convencionales ”.

Y así explica cómo ofrece información de los días y horas en los que se vende más en un sector y una zona concreta, como puede ser por ejemplo el sector restauración de un determinado código postal de una ciudad. “Esto puede ayudar al propietario de un negocio a saber en qué días de la semana está vendiendo menos que el promedio de su sector, lo que le permite saber cuál es el momento óptimo para lanzar una oferta concreta e intentar atraer a más clientes a su negocio”. La plataforma también informa sobre cuáles son los principales códigos postales de procedencia de los compradores que acuden a los comercios de una zona concreta, así como cuál es el segmento de cliente más relevante de la zona: si es hombre o mujer, mayor o joven. Estos datos ayudan a saber si el comercio necesita diversificar su oferta y permite a organizar de forma más eficiente sus acciones de publicidad.

Por lo que me ha contado mi hijo, esto tiene muchísimo más alcance, es una verdadera investigación. Llegó a ello tras un año en paro, después de defender una brillante tesis en fusión nuclear, a la que se dedicó cinco años, y perder toda esperanza de seguir en ese campo por la crisis económica que ha reducido al mínimo la inversión pública en investigación, no solo aquí sino en todo el mundo. Ahora le llueven las ofertas en este otro campo, al que llegó por casualidad. Toda una aventura la suya, como para escribir una novela, quizá algún día me anime a contársela a ustedes. Así que me quedé pensando que hay momentos en la vida que son verdaderamente de película, si no todas nuestras vidas. Y que me gustaría que mis nietos supieran de estas aventuras de los personajes familiares, ahora que tan fácil ha puesto la tecnología la transmisión de información.

Hace años me dediqué a escanear todos los álbunes de familia que tenía, los de mis padres y los de mi mujer, y los de nuestra boda y de nuestros hijos, con la idea de pasárselos a ellos, recopilados, algún día. Toda una historia de nuestra familia. Si de los abuelos teníamos solo unas cuantas páginas, de nosotros ya tenía centenares. Tuve un fallo, que tras escanear cientos de fotos de la infancia de mis hijos –un trabajo de chinos- en un cambio de ordenador perdí la mayoría, y no me di cuenta a tiempo de recuperarlos. Menos mal que me quedan los antiguos, y tienen mis hijos, cada uno, sus fotos de pequeños, de las que me desprendí una vez digitalizadas.

Ni se me ha pasado por la cabeza tratar de escanearlas de nuevo. En cambio ahora, con la información recibida del pequeño Juanito –ya hecho un profesional-, se me ocurre que lo importante para la historia de la familia sería la recopilación de la novela de cada uno. Cuando nos reunimos mis hermanas y yo se nos va el tiempo en recordar las historias de nuestros padres y abuelos, que verdaderamente tienen mucho de película. Repaso las nuestras y encuentro mucho narrable también. ¿Sabremos transmitir todas esas vidas a nuestros nietos? Y eso sí que es mucho más importante que las fotos digitalizadas, aunque sin duda pondrían buen pie a esas historias.

Así que me he animado a escribir, con este título de la serie, “Memoria familiar”, ahora que está tan de moda la llamada “memoria histórica”, lo más relevante de cuanto sucedió en nuestra familia, sobre todo de la talla de los personajes que la componen, y que sin duda es una parte de la historia de nuestro país, de la que también fuimos protagonistas menores. El pequeño Juan está haciendo ahora historia en la investigación de los Big Data, en una ciencia nueva que no sabemos a donde llegará, la Data Science, vale la pena reseñarlo, como tantas otras vivencias nuestras y de nuestros progenitores.

Nuestra vida nos resulta de ordinario chata y vulgar, pero con la perspectiva del tiempo va cogiendo peso y volumen y hasta me parece realmente novelable, puesta en las circunstancias que nos rodearon, que influyeron en nosotros, y que de muchas maneras también nosotros moldeamos, sin darnos cuenta de la trascendencia de nuestros actos. Vidas pequeñas que van convirtiéndose en una historia grande de verdad. Ahora me parece muy difícil, casi imposible, la tarea de transcribirlo todo, mucho más que escanear de nuevo el albun familiar. En fin, haremos lo que podamos.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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