Ruta de los montes Torozos. Castromonte

Por Carlos de Bustamante

( Plaza de la iglesia de Castromonte ) (*)

Posiblemente aburriría hasta a las ovejas si les relatara al detalle todos los lugares, pueblos, aldeas y villorrios a la vera de esta ruta. Con omisiones o sin ellas, nos adentramos de lleno en la más significativa zona de los montes Torozos y que más vestigio conserva de ellos. El arroyo Bajoz da toda la frescura que le es posible a los secarrales castellanos. Y el pantano natural-único en su género- proporciona el riego a tierras en las que el agua convierte en feraces.

El nombre (Castromonte) proviene de los tiempos de la Reconquista; de un conde perteneciente a la corte leonesa llamado Olmundo, nombre de origen mozárabe, al que se le unió el apelativo de Castro debido a que se asentó sobre un antiguo castro romano.

De Castrodeolmundo, y por derivación, fueron saliendo distintos nombres como los de Castroalmonde, Castralmonte, hasta el definitivo Castromonte. Sin duda, pues, “castro” y “monte”.

Es un pueblo tranquilo situado sobre una superficie eminentemente llana con el carácter sobrio que le reportan sus casas compuestas en su mayor parte de piedra, tapial y adobe.

Justo en el centro de la localidad se encuentra la Plaza de la Constitución, lugar que de forma maravillosa reúne en torno a sí y a las calles adyacentes, un compendio de casas totalmente de piedra, algunas de ellas con escudos del siglo XVIII, que le imprimen un sello al más puro estilo de la Edad Media.

Porque hice esta ruta ¡cientos de veces!, con conocimiento de causa puedo decirles que si bien en años lluviosos la cosecha cerealista llega a ser espectacular, en los secos, la cosecha es casi nula. El motivo lo tiene el propio terreno. Excelente en la superficie, pero de roca viva a escasos centímetros de profundidad. Losa de piedra impermeable que, si aflora a la superficie, forma la roca viva que por estos pagos llaman bogales. Tan es así, que en los años “buenos” el riesgo de enormes lagunas es todo lo frecuente que el secano lo permite. Y de espectacular, la cosecha puede perderse en su mayoría po9r inundación persistente. Tierras éstas que son de María, como lo es España entera. También Castromonte se anticipó a la proclamación del dogma (Asunción de la Virgen) y la fe del pueblo dio el título a su iglesia en el centro, claro, del pueblo.

Iglesia de Nª Sª de la Asunción: Construcción del siglo XVI en estilo barroco toda ella de piedra compuesta de tres naves, que soportan una preciosa bóveda de crucería, que son separadas por tan sólo un arco que recorre longitudinalmente todo el cuerpo de la iglesia otorgándole un aspecto majestuoso e impresionante. Aparte de esto, son de significar los tres retablos que hay, uno por nave, en el que destaca uno del siglo XVI, barroco, muy recargado sobresaliendo la imagen de Nuestra Señora, la Inmaculada Concepción.

En terrenos de dificultoso entrar la reja del arado, aún prosperan extensas manchas de “quercus” en durísimos robledales y centenarias encinas; manchas de madera noble y recias hojas, resistentes a las inclemencias de la estepa. Nobleza y reciedumbre que llevan impresa las gentes nobles y recias de estos pagos. Acuciados por la necesidad que no cubría el solo pastoreo de ganado ovino, con las lanzas que otrora expulsaron al invasor musulmán, hicieron rejas para los arados. En labor penosa en extremo de roturación, fueron despojando al monte de sus frondosidades y surgieron como por encanto las manchas; pero no de bosque, sino de tierras de labor. Penosa en extremo, digo, la labor, porque la piedra fue el enemigo del arado y de los brazos del labrador.

Con paciencia infinita, y año tras año, en las lindes, en las tapias de los corrales, en las viviendas de los castellanos y en iglesias o ermitas (Cristo del Humilladero), la piedra dio reciedumbre, que le faltaba al adobe, a los materiales para la construcción. La piedra sobrante por inservible o pequeño tamaño quedó amontonada en majanos más grandes y altos cada año: vigías de la llanura en la que excepto caza y alimañas, poco había que vigilar.

Imposible ignorar que filtrada el agua procedente de sólo Dios sabe dónde, sirvió para envasar aguas puras y medicinales (“Castrovita”). Labor que hubo de abandonarse cuando el progreso… de los herbicidas contaminó los acuíferos.

No obstante la reciedumbre dicha, la alegría de nuestras gentes desborda en días de fiesta señalados. Principalmente, ¡cómo no! en las fiestas parronales y de la Virgen. Tierras de María.

En el apartado de fiestas conviene destacar que Castromonte celebra las suyas en torno a los días 15 y 16 de agosto, la Virgen (Asunción) y San Roque; días en los que las verbenas, los juegos tanto deportivos como de cartas y los fuegos artificiales, llenan de alegría y color las calles. Ya, al final de noviembre, el 23, se celebra San Clemente, otro de los patronos.

Escoltada la carretera por los más recios vestigios del gran monte que fue, desparece de pronto en el tobogán de la gran depresión en la llanura. Como una aparición bellamente fantasmagórica, surgen de la hondonada las torres esbeltas del Real Monasterio de Nª Sª de la Santa Espina. Lugar emblemático donde las aficiones camperas del relator no se escribieron con tinta y cálamo, sino con un museo etnográfico (“Aperos de Ayer”) con sede en edificación contigua al majestuoso monasterio. Santa María de la Santa Espina. Tierra de María. Será en el o los próximos, si Dios es servido, cuando podrán saber ustedes, si es que por casualidad lo ignoran, historia arte y naturaleza del lugar, que de verdad valen la pena.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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