El Rezongón. Permiso, gracias, perdón (I)

Por Carlos de Bustamante

( Familia. Acuarela de Oriol Olivé en Facebook) (*)

Si algo le place al rezongón es servir de altavoz al Papa. S.S. el Papa Francisco ahora, y quiera Dios que por muchos años. Pero si no es éste, sea quien sea. Como ustedes ya sabrán por el título, son tres verdaderos epitafios que marcaron el rumbo del año dedicado a la familia.

Por si no leyeron esa homilía del Papa, que me parece sigue de actualidad , intentaré desgranarla en uno o dos artículos con los que espero no estropear lo que está clarísimo. Pequeños añadidos que, rezongando, pretendo que sean como un diálogo entre amigos. Como prólogo comienza así:

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!. La catequesis de hoy es como una puerta de entrada para una serie de reflexiones sobre la vida de la familia, su vida real, con sus tiempos y sus circunstancias. Sobre esta puerta de entrada están escritas tres palabras, que ya he utilizado varias veces. Y estas palabras son: permiso, gracias, perdón. De hecho, estas palabras abren el camino para vivir bien en la familia. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas para poner en práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de cuidar la casa, también a través de miles de dificultades y pruebas; sin embargo su falta, poco a poco abre grietas que pueden incluso hacerla caer.

Nosotros las entendemos normalmente como las palabras de la “buena educación”. Está bien. Una persona bien educada pide permiso, da las gracias y pide perdón si se equivoca. Porque la buena educación es muy importante. Un gran obispo, san Francisco de Sales, solía decir que “la buena educación es ya mitad de santidad”. Pero, atención, en la historia hemos conocido también un formalismo de las buenas maneras que se puede convertir en máscara que esconde la aridez del alma y el desinterés por el otro. Se suele decir: «Detrás de muchas buenas maneras se esconden malas costumbres”. Ni siquiera la religión es inmune a este riesgo, que desliza el cumplimiento formal en la mundanidad espiritual.

Como primer inciso dialogante, me pregunto y les pregunto: ¿entendiendo perfectamente el significado de las tres palabras “mágicas”? ¿No creen ustedes que en nuestros días comienzan a fallar porque la educación en niños y no tan niños, brilla por su ausencia? Como dicen “que hombres y mujeres todos somos iguales e incluso independiente del “sexo” (el que vaya usted a saber por qué –que lo sé perfectamente- llaman “género”¿) si uno –varón- cede, por ejemplo, la acera a una –mujer o varona- van y le llaman ¡machista! ¿Cómo ejercer esta norma elemental -(¿o no?)- de educación sin ser vilipendiado? ¡Y ni les digo si, según costumbre tan española, piropeamos a una fémina, estupenda o no…! Cierto que también, y ya lo apunta el Papa, tampoco en la educación hay que exagerar…, porque de la cortesía-educación a la afectación hay un paso…Y de las buenas maneras, ¡ay tan olvidadas o ignoradas!, hay también un solo paso al amaneramiento empalagoso y llamativo.

Perdonen mis posibles lectores que agote el espacio con la alusión a lo que en las Fas estamos acostumbrados e instruidos: “¿Da usted su permiso…?” Naturalmente que en el matrimonio el permiso se pide –se debe pedir de distinta manera. Pero no es menos cierto que no parece, a veces, claro, sino que la cortesía-educación-buenas maneras, sean para con los demás y no para la que “nos pertenece” como objeto personal. Sí; no se es menos hombre, y ustedes lo saben tan bien o mejor que yo, que “llevar los pantalones” no es ejercer el dominio sobre la que en el matrimonio es una misma carne. Aquí la educación, digo, no debe llevar consigo complejo alguno de inferioridad. Porque primero, nadie es más que nadie y luego -sin ser segundo ni último- porque si la educación es fundamental, ¿dónde vivirla mejor que en el matrimonio? De sobra sabemos los que llevamos muchos, muchos años en la “cofradía “de casados, los múltiples detallitos que es posible tener si se quiere con la que debe de ser esposa “hasta que la muerte nos separe”. No se trata, por tanto y en mi modesta opinión, de ser “manejable”, sino de alimentar el cariño, si no con troncos recios y duraderos en esta importante hoguera, sí con pequeñas ramas olorosas (no tomen, por fa, al pie de la letra esto como referido siempre al socorrido perfume). Será, por lo general en cosas pequeñas (que de sobra saben ustedes mejor que el rezongón), que mantienen viva la llama que, por ley natural tiende a apagarse como la lumbre si no se la alimenta.

¿Qué cuesta al “macho” pedir permiso para esto y lo otro…? Pues sí; pero también saben cómo pedir permiso de diferentes formas que a nadie humillan. ¿Te parece si…? ¿No crees que podríamos…? Etc., etc… Planificar entre los dos, o entre los dos llegar al común acuerdo sobre decisiones que no son exclusivas de uno sólo. Educación, nada fácil a veces de la vida en comunidad. Deferencias que no son concesiones del superior a inferior, sino del amor (perdonen si les parece cursi y malo si sonríen) al amor. Ramitas pequeñas a la hoguera que tiende a apagarse. Solicitud cariñosa y sin afectación de uno para con otra y viceversa. Del mismo sexo, no se trata…

Altavoz del Papa. Ahora: Más íntimo y más profundo es el amor, más respeto exige.

“La palabra Permiso nos recuerda que debemos ser delicados, respetuosos y pacientes con los demás, incluso con los que nos une una fuerte intimidad. Como Jesús, nuestra actitud debe ser la de quien está a la puerta y llama”.

Para entrar en la vida del otro aun cuando éste es parte de nuestra vida es necesaria la delicadeza de una actitud no invasiva, que renueva la confianza y el respeto – siguió diciendo Francisco – porque la confianza no autoriza a dar todo por descontado. Por eso cuando nos preocupamos por pedir gentilmente también aquello que tal vez pensamos que podemos pretender, ponemos al amparo el espíritu de la convivencia matrimonial y familiar.

Como la iniciativa y la verdadera lección es de S.S. el Papa, que conste que no pretendo aconsejar; yo… digo nada más.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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