Grandes pifias políticas

Por Javier Pardo de Santayana

( Casa colombiana, Acuarela de Rafael Espitia en colombia.com/ pintorescolombianos) (*)

¿Pero señores, qué es lo que nos está pasando? Miren ustedes, dos referendos se realizan en un mismo día en dos distintos puntos del planeta; en ambos casos se trata de que hable “la voz del pueblo”. En el primero, las votaciones se realizan para refrendar un acuerdo recién firmado que vincula al estado con unas guerrillas que se dedicaron durante cincuenta años a sembrar el terror y cometer otras fechorías: por ejemplo a traficar con estupefacientes, que fue la forma como se financiaban.

Vimos casos terribles de secuestros y extorsiones y aquel país ganó todos los premios de inseguridad posibles. Pero ahora los guerrilleros prometieron comportarse como unos gentlemen y a cambio de esto la nación les ofreció hasta su presencia en el parlamento del país. Pero a cualquiera se le ofrece que la teoría no es del todo fácil de poner en práctica, porque la sociedad no sólo tendrá que integrarles en su seno sino también en las instituciones, así que una legión de delincuentes sin castigo tendrá que convertirse en una masa de votantes de un partido que nacerá con el estigma de un pasado absolutamente impresentable. Duro trago, por otra parte, para los ciudadanos que no han matado a nadie o que han sido sus víctimas.

En el segundo caso la consulta estaba dirigida a conseguir apoyo popular a la política del actual gobierno. El país se había visto importunado por unos flujos de emigrantes de los que éste recelaba porque que en su camino desde la desgracia hacia los países europeos con mayor prosperidad se verían forzados a cruzar fronteras. Por ejemplo, temía que si les acogían no llegarían a integrarse y mantendrían un estilo de vida que originaría múltiples problemas. Esto sin contar con el esfuerzo económico que tendría que soportar una nación cuya personalidad podría además desvirtuarse. Y el momento era escasamente favorable, pues los ciudadanos de la región de procedencia les parecían afines de quienes hoy siembran el terror en nuestras calles. Así que montaron un referendo para reforzar las actitudes y disposiciones del partido en el gobierno, contando con la inmensa mayoría mas sin contar que, según la legislación allí aplicable, para que los resultados fueran válidos era preciso que acudiera a las urnas por lo menos la mitad de los votantes.

Bueno, pues el caso es – y esto es lo que yo quisiera sobre todo resaltar – que el resultado de ambos referendos resultó contrario a lo que el gobierno prefería y suponía. En el primer caso, aunque fuera tan sólo por los pelos, ganó el “no” al acuerdo entre el gobierno y la guerrilla, con lo cual se les chafó el invento. Y sucedió algo que yo venía temiendo y que me hizo asombrarme del orden de programación de este suceso. Pensaba yo que poner el referendo con posterioridad a la firma del tratado era algo tan peligroso que lo juzgué inaudito; era, en efecto, como poner el carro delante de la mula. Y me asombraba sobre todo porque pensaban armar un espectáculo para escenificar el éxito obtenido tras un esfuerzo de cuatro años de trabajo. Me decía yo entonces que a nadie se le ocurre hacer la ceremonia de una firma la víspera del correspondiente refrendo popular, ya que, si por ventura los contrarios fueran más que los que se mostraban favorables, ¿qué papelón harían los invitados nacionales y extranjeros? Y, naturalmente, ¿cómo quedaría la “ciudadanía” después de un fracaso tan anunciado y tan televisado? Afortunadamente por parte de España no asistió el Rey en ejercicio sino el emérito, y esto porque en un evento hispanoamericano de tal categoría no podía faltar una presencia nuestra al teórico nivel del acontecimiento programado. Y ahora, para mayor sonrojo de los organizadores, el presidente reconoce que no ha pensado nunca en un “plan B”…

Claro que el numerito tiene algunos precedentes a la altura: sin ir más lejos, este mismo año los gobernantes del Reino Unido de la Gran Bretaña, que son tan listos y tienen tanta experiencia democrática que parece que la inventaron ellos, convocaron también un referéndum con objeto de mantenerse en el poder. Y no sólo el tiro les salió por la culata, sino que se sacaron ellos mismos de la Unión Europea a la que pertenecían, con lo cual armaron una de tal categoría que hasta a nosotros nos afecta.

Por eso, y dada la coincidencia en el tiempo y la amplitud geográfica de unas situaciones tan tontorronas y absurdas como éstas, he querido resaltar una vez más el fracaso de la predicción de la mayoría de las cosas que nos pasan precisamente en unos tiempos en los que los adelantos tecnológicos y los estudios prospectivos deberían asegurar una mayor probabilidad de acierto en beneficio de quienes nos gobiernan. Pero no seamos crueles. Cierto es que lo ridículo de lo que aquí refiero da idea del despiste que tenemos, mas me permitiré significar mi comprensión habida cuenta de que el más destacado signo de los tiempos – esto es, la complejidad reinante – es ya tan acusado y envolvente que cada día que pasa los hechos que suceden escapan más al control de los gobiernos. Sí; en efecto, cada vez debemos sorprendernos menos de que nos pasen cosas tan chuscas e inauditas como las curiosas coincidencias que hoy comento.

Y aquí me quedo por no citar algunas otras pifias bastante más cercanas. Vamos, de aquí mismo.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
https://c1.staticflickr.com/9/8548/30112456365_d112fb35b7_o.jpg

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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