Arquitectura religiosa olvidada. 123. Piñel de Abajo

Por José María Arévalo

( Ermita de Nuestra Señora del Otero en Piñel de Abajo. Foto en el libro“Las ruinas de Dios. Arquitectura religiosa olvidada en la Provincia de Valladolid”) (*)

Vemos hoy lo que ha sido de la Ermita de Nuestra Señora del Otero en Piñel de Abajo, en el capítulo final, “Salvadas de la ruina”, del libro “Las ruinas de Dios. Arquitectura religiosa olvidada en la Provincia de Valladolid”, de los arquitectos vallisoletanos Juan José Fernández Martín, Francisco Pedro Roldán Morales, José Ignacio Sánchez Rivera y Jesús Ignacio San José Alonso, que venimos reseñando.

Piñel de Abajo

Ermita de Nuestra Señora del Otero

El camino que salía por la calle Real hacia el norte, después de salvar el arroyo de los Piñeles, se separaba en dos, uno hacia Castroverde y otro hacia Piñel de Arriba. Entre ambos estaba el humilladero de Nuestra Señora del Otero ( Cart. Militar de España: Hoja 18-14, 1/50.000, «Roa», del Servicio Geográfico del Ejército, año 1981. Cuadrícula 404 4615. A la izquierda en la salida a Castroverde. En la misma dirección desde el pueblo, figura el vértice geodésico de Santa María, sobre un otero en el borde de los páramos). En el mismo pico de terreno en el que se asienta el templo se encuentra un gran olmo seco que en otro tiempo protegería a los asistentes reunidos junto a él.

Restos de un vía crucis procesional se conservan, con una cruz de piedra de sección octogonal sobre peana que aún se mantiene a la izquierda de su portada, semiempotrada en un murete de lajas de piedra. Este vía crucis, del que quedan algunas estaciones, unía las ermitas del Otero y del Cristo de la Vega siguiendo un camino que rodeaba la población.

Se desconoce la fecha de construcción del edificio ( En el Archivo Diocesano hay libros de cuentas de la cofradía desde 1578 a 1721). En el XVIII se gastan dineros en recomponer las rejas de la puerta (1749) y tres años más tarde se hace la ventana del camarín con una vidriera, recomponiéndose también el tejado ( Catálogo Monumental, Peñafiel, p. 208: Libro de fábrica: 1749.- Más tres reales en componer las rejas de ]a puerta de Nuestra Señora del Otero. 1752.- Ítem es data ciento y setenta y un reales que tuvo de costa la ventana del camarín y su vidriera, revoco de la ermita de Nuestra Señora del Otero, su texado y el de ]a iglesia con otras dos vidrieras para la sacristía).

Recoge M. VALLEJO DEL BUSTO, p. 253 que “En 1753 ya existían en esta villa algunas Ermitas agregadas a la parroquial de San Pelayo, entre las cuales figuraban la de Nuestra Señora del Otero y la del Santo Cristo de la Vega, única que hoy subsiste”.

De todo ello se deduce que el edificio debió tener camarín o, por lo menos, una ventana de iluminación en el presbiterio al gusto barroco. El edificio luego debió estar semiabandonado, y a principios del XX se rehizo la ermita bajo el patrocinio de una donación privada. El edificio se mantiene en pie destinado a almacén, nave de aperos, y maquinaria agrícola.

Es de piedra de mampostería con una labra mejor en las esquinas. Se trata de una construcción con un único espacio de planta trapezoidal, de mayor anchura en su cabecera. La primitiva portada pudo estar a los pies (sobre el camino antiguo de Castroverde) Y ahora está muy alterada por una puerta metálica nueva. La reforma del XX es visible en una nueva puerta y ventana de ladrillo en el costado de la Epístola, dando frente a la población. El culto fue olvidado a mediados del XX y el edificio terminó en manos particulares.

Nada queda en su interior que hable de su antiguo uso. Y tampoco al exterior se evidencia su concepción como ermita, quizás por las muchas alteraciones sufridas que se manifestaron en la variedad de sus fábricas: sillarejo en su cabecera, que probablemente sea la parte más antigua del templo, mampostería y tapial en sus muros, y ladrillo en el recercado de sus ventanas y en la reformada puerta.

Las ventanas, de diferentes dimensiones, son de ladrillo resueltas con arco de medio punto con doble rosca y guardapolvo, sobre jambas de idéntico material formando dentellones. La actual puerta es una reforma realizada para abrir un gran vano que permita el paso de vehículos agrícolas, disponiendo para ello jambas de ladrillo que apeen su dintel.

La cubierta se resuelve a tres aguas. Y en el interior se pueden ver unas armaduras en madera semejando cerchas formadas por tirante, pendolón y dobles jabalcones que descansan en dobles estribos para repartir las cargas uniformemente sobre la coronación del muro. Al exterior, una amplia comisa con canecillos protege los muros del agua de lluvia.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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