V Bienal Internacional de Grabado Aguafuerte

Por José María Arévalo

( Issan. Alcograbado de David Artegoitia) (*)

La Asociación Cultural para las Artes de Valladolid, Grupo Aguafuerte, que se formó en el año 2000 con artistas vallisoletanos procedentes de diferentes ámbitos artísticos y que fundaron un taller común con el objetivo principal de difundir y acercar las técnicas del grabado, venía celebrando desde entonces una Bienal de Grabado Aguafuerte (la Sala de Exposiciones del Teatro Zorrilla recoge estos días los trabajos premiados en los anteriores ediciones de esta Bienal). Gracias a su compromiso con el grabado, en sus muy diferentes técnicas, en estos años ha conseguido hacer de este certamen un evento de referencia internacional. Pero este éxito ha desbordado las capacidades organizativas del propio Grupo Aguafuerte, así que para garantizar la pervivencia y continuidad del certamen, la Diputación de Valladolid se ha hecho responsable de convocar las ediciones de la Bienal, siempre contando para ello con la colaboración y el asesoramiento del Grupo Aguafuerte, alma mater del concurso, el Ayuntamiento vallisoletano y entidades privadas que lo vienen apoyando.

Con las obras premiadas y seleccionadas en la edición de este año, que es la quinta, la Diputación de Valladolid ha presentado la exposición del Palacio de Pimentel que podrá visitarse hasta el próximo día 17. El jurado ha estado compuesto por Blanca García, Darío Álvarez, Gloria Reguero, Rufa Fernández y Mercedes Vecino. El primer premio, dotado con 5.000 euros, ha correspondido al artista bilbaíno David Arteagoitia y su obra “Issan”. El segundo, ha recaído en el artista polaco Kamil Kocurek y su obra “The artwork, topography of war box”. Este prermio está dotado con 4.000 euros y patrocinado por el Grupo Aguafuerte.

En tercer lugar se ha situado la obra “Los nuevos gusanos”, del madrileño Francisco Ignacio Arteaga. Su dotación es de 1.500 euros aportados por la Diputación de Valladolid. Y el cuarto puesto, dotado con 1.000 euros y patrocinado por Cárcinas Poniente ha sido para el cacereño Jesús Mateos Brea y su obra “No podemos evitarlo”.

Además el jurado ha decidido proclamar cuatro menciones de honor al iraní Mehdad Khataei, la vallisoletana Isabel Fuentes, el madrileño Carmelo Rubio y el malagueño Paco Aguilar.

( The artwork, topography of war box. Obra del artista polaco Kamil Kocurek, que ha obtenido el segundo premio) (*)

Las obras originales presentadas por los artistas (máximo dos por persona), están realizadas en el sistema de grabado calcográfico (buril, punta seca, aguatinta, aguafuerte, aguada, manera negra, barniz blando, etc), combinable con técnicas complementarias de libre elección, y así por ejemplo la argentina Fernanda Staude ha realzado su obra, que titula “En abundancia” en linograbado, con lo que consigue muy interesantes efectos de color y texturas,

Más de 200 trabajos de 19 países se han presentado a esta V Bienal Internacional de Grabado Aguafuerte de los que las 64 obras finalistas se muestran al público en la Sala de Exposiciones del Palacio de Pimentel.

Esta exposición se complementa, a su vez, con la muestra 10 años de la Bienal Internacional de Grabado Aguafuerte, inaugurada el pasado 9 de junio en la Sala de Exposiciones del Teatro Zorrilla, que recoge los trabajos premiados en los anteriores ediciones de esta Bienal Internacional, y que ha estará abierta hasta pasado mañana, domingo 10 de julio.

( Los nuevos gusanos. Grabado de Francisco Ignacio Arteaga, que ha obtenido el tercer premio) (*)

Sobre la compleja técnica del grabado, el magnífico folleto de de la exposición, que recoge fotos de las obras finalistas presentadas en ella, incluye un muy interesante artículo de la crítico de arte Blanca García Vega, Catedrática de Historia del Arte Universidad de Valladolid, que reproducimos a continuación.

“Actualmente, el grabado es una técnica artística más, con su propio medio de expresión, y los artistas la practican en su formación de Bellas Artes. Sin embargo, en el pasado fue el gran medio de comunicación. Los enormes cambios tecnológicos que se vienen experimentando en los últimos tiempos demuestran que la nueva era de la informática está desterrando, de forma paulatina e inexorable, la cultura de la imagen impresa y toda la tecnología que se utiliza en la vida diaria, como son el televisor, las redes, etc., nos hace olvidar la misión trascendental que las estampas grabadas tuvieron con su aportación visual en los siglos precedentes. Electivamente, el arte del grabado se generó como una respuesta a la necesidad de ilustrar en un doble sentido, el artístico para describir visual mente algo y el de comunicación para difundir las imágenes, Y fue este hecho el que cambió radicalmente el rumbo de la historia, pues no debemos olvidar que desde linales del siglo XV hasta el siglo XX los grabados han sido las únicas manifestaciones gráficas exactamente repetibles que se conocían, y las estampas obtenidas con las técnicas tradicionales de grabado cubrieron todas las funciones que hoy cumplen las fotografías y todos los procesos cromáticos de anuncios gráficos, sistemas digitales, etc.

La singularidad del grabado es que, por su naturaleza, comportó nuevas y amplias posibilidades de divulgación sin dejar de tener su propia forma como expresión artística. Un grabado puede ser logro artístico, creador, a la vez que reproducción artísticamente informativa de cualquier obra de arte o pensamiento. Por ello, el grabado se convirtió de inmediato en un formidable medio de trasmisión visual que, a precios menores de los que alcanzaban otras obras de arte, se hacía asequible a un mayor número de personas y proporcionaba una información importante a los artistas. Este procedimiento introdujo la socialización del arte hasta entonces muy minoritario, pues mientras que el pintor o el escultor solo hace una obra, el grabador hace una plancha que se multiplica en un número ilimitado de ejemplares de la misma y única obra original.

( No podemos evitarlo. Aguafuerte de Jesús Mateos Brea, que ha obtenido el cuarto premio) (*)

Sin embargo, a pesar de sus innegables virtudes, es sorprendente observar que, a diferencia del resto de Europa, el arte del grabado en España ha tenido a lo largo de su historia una escasa valoración. La profesión del artista grabador no tenía otra consideración que la de oficio subalterno al servicio de los editores. Pero, paradójicamente, por encima del desinterés que en España se ha tenido respecto a este complejo y difícil arte, adquieren la máxima relevancia en la historia del grabado universal artistas grabadores españoles que se han anticipado a su propio tiempo y han influido con su genialidad en el grabado de épocas posteriores. Es el caso de Ribera, Goya, Miró o Picasso, que son primeras figuras que por sí bastarían para poner a España a la cabeza de los países grabadores, pues es en el terreno de la creación individual de la sensibilidad, donde los españoles destacan con más vigor. Aunque si ponderamos con rigor la realidad, la genialidad de estos artistas grabadores pudo manifestar por haberse integrado en comunidades artísticas extranjeras donde existía un gran aprecio de este arte. José Ribera se estableció en Nápoles, donde el cultivo del grabado alcanzó el más alto nivel en el Siglo XVII. Francisco de Gaya interesó muy pronto en el extranjero como grabador hasta el punto de que su obra grabada fue más conocida fuera de España que sus cuadros y la difusión de sus series de estampas le facilitó alcanzar pronto nivel de figura internacional, por lo que su influencia como grabador es notable en las generaciones posteriores. Hay que llegar a Picasso para encontrar unaobra grabada de similar importancia, otro artista español que vivió y trabajó en Francia. Es decir, estas primeras figuras del grabado lo fueron más allá de las fronteras españolas.

( Lost shape-left face. Aquatint, embossing y cola china de Yoshito Arichi. Etching, Satami, Japón) (*)

El grabado es la técnica que permite incidir un diseño en una plancha que por estampación repite exactamente el modelo original. El grabador realiza su obra en la plancha matriz, de la que se obtiene su respectiva estampa en un soporte, generalmente papel. Para la realización de grabados existen distintos procedimientos porque según sea la materia de la matriz condicionará el resultado de la obra grabada. Estos procedimientos se pueden estructurar en tres grandes apartados: el grabado en relieve (xilografía), el grabado en hueco (calcografía al buril o al aguafuerte) y el grabado en plano (litografía, serigrafía). La técnica del grabado se conoce en China por lo menos desde el siglo IV a. C. y desde allí irradió a Carea y Japón muy pronto, mientras que hacia Occidente se fue difundiendo más lentamente, en sucesivas fases que alcanzaron Europa a partir de la Edad Media, para culminar su desarrollo en el siglo XV. Curiosamente, en Occidente antes del Renacimiento no existía ninguna manifestación gráfica exactamente repetible aunque desde tiempos muy antiguos se disponía de los materiales adecuados para la realización de estampas y se conocían las técnicas y los oficios necesarios para ello. A mediados del siglo XIV, el papel era utilizado en toda Europa y también se utilizaban normalmente estampillas en relieve de madera o metal para representar rápidamente las iniciales adornadas en los manuscritos, así como en la técnica de estampación de tejidos. Pero estos dos elementos no se combinaron para realizar manifestaciones gráficas exactamente repetibles hasta la Edad Moderna. Con la invención de la imprenta, patentada por Gutenberg, las estampas cubrieron todas las necesidades de representación y reproducción masiva, por lo que constituyeron una de las herramientas más importantes y poderosas de la vida y pensamiento moderno occidental.

( Isabel Fuentes, mención de honor) (*)

Uno de los principales receptores de la nueva industria fue la España de los Reyes Católicos, quienes apoyaron con leyes protectoras el nuevo invento. Una época especialmente brillante por la importancia y la calidad de los grabados es el periodo comprendido entre finales del siglo XV y los inicios del siglo XVI, en el que las estampas editadas en España destacan del resto de la producción europea por su inigualable belleza, su variedad y personalidad. La particularidad viene dada por las aportaciones de los estilos hispano-musulmán e hispano-flamenco, que son únicos en este país y se ven enriquecidas, además, por la nueva visión del mundo renacentista que comenzó a llegar a la península con los primeros impresores alemanes, procedentes generalmente de Italia. Desafortunadamente, el grabado español no conocerá después la originalidad y la belleza de las ilustraciones impresas que fueron modelo y piezas únicas en los florecientes orígenes del grabado en España.

A finales del siglo XVI, las técnicas de grabado en hueco sobre metal y en relieve sobre madera eran utilizadas y conocidas, pero todavía con deficiente maestría. A partir de los últimos años del siglo XVI, cesó casi por completo el empleo de los grabados en madera y a lo largo del siglo XVII los procedimientos en metal recibieron sus últimos perfeccionamientos y alcanzaron la madurez. Comenzó entonces el reino de la calcografía, que había de durar más de dos siglos, y cuyo inicio significó más que un mero cambio de técnica. El triunfo de esta técnica se debe a que permitía reproducir con gran finura y exactitud cualquier modelo, hasta en sus detalles mínimos, además de presentar una mayor resistencia al desgaste. Y así fue como la adopción del grabado en cobre y el desarrollo del comercio internacional de las estampas de fines del siglo XVI y principios del siglo XVII ensanchó el horizonte de la sociedad europea y estimuló el triunfo de las grandes figuras del grabado, como Durero o Rembrandt. Por el contrario, el arte de grabar fue a penas cultivado en España durante estos siglos por las peculiaridades históricas y de mentalidad que la diferencian del resto del mundo. La centralización del Imperio en los monarcas españoles conlleva la defensa de sus fronteras con un poderoso ejército y la potenciación de la nobleza y la Iglesia en detrimento de la consolidación de una clase media urbana, consumidora de este tipo de arte. Además de que los privilegios otorgados por Felipe II a los editores de Amberes para el comercio internacional de las estampas actuó en detrimento de la industria grabadora nacional.

Así pues, el arte del grabado español, que en sus orígenes comenzó a manifestarse con una originalidad y calidad de primer orden, desde el siglo XVII fue evolucionando en un largo e imparable declive en los siglos siguientes hasta la actualidad. Los españoles preferían tener una pintura mala a un buen grabado y solo cuando el poder adquisitivo no llegaba para comprar una pintura se colgaba de la pared un grabado coloreado que tapaba la belleza de la línea impresa. Para romper esa atonía hacia el arte del grabado, a finales del siglo XVIII comenzaron los esfuerzos por promocionarlo, dentro de la visión europeísta de los Borbones, para lo que se creó la Sección de Grabado de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Los grabadores españoles se iban a formar a París y Roma para acercarse a un producto más internacional, como lo demuestran las bellas ediciones de Sancha e Ibarra. En todas las Escuelas Superiores de Bellas Artes españolas, la de Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla, existe desde entonces un taller de grabado calcográfico, así como en la Casa de la Moneda, en los que se han formado casi todos los nombres importantes del grabado español. Para cultivar de manera más específica el arte del grabado, Carlos III fundó en 1790 la Calcografía Nacional, dependiente de la RABA de San Fernando, que junto con la de Roma y la del Louvre son las tres únicas que existen en el mundo.

En el siglo XIX, el grabado fue poderosamente influido por la personalidad de Goya y de todos los grabadores del siglo destaca la serie de aguafuertes del pintor-grabador Mariano Fortuny. La Exposición Universal de Barcelona de 1888 llamó la atención sobre la importancia de las artes de la ilustración, lo que motivó la fundación del «Instituto Catalán de las Artes del Libro» en 1898, con una sección dedicada al grabado calcográfico y la publicación de la “Revista Gráfica”. A finales de siglo aparece “El artista al aguafuerte” y entre 1911 y 1914 se publica “La Estampa”, revista de la Sociedad de Grabadores Españoles. En estos talleres y en los que funcionaban en las Escuelas Superiores de Bellas Artes y en la Escuela Nacional de Artes Gráficas, se irá preparando la primera generación de grabadores del siglo XX, como Esteve Botey o Ricardo Baraja. De entre ellos, Julio Prieto Nespereira junto con otros compañeros formaron en 1928 el grupo de «Los 24», que finalmente tomará el título de «Agrupación Española de Artistas Grabadores» con actividades destacables hasta 1936. En 1935 se funda la «Escuela Libre de Grabado», en cuyos talleres trabajan artistas españoles y extranjeros con una gran promoción de esta actividad. La Agrupación fundará en 1933 los «Salones Nacionales de Grabado», con alto prestigio en las técnicas calcográficas; así como también se creó por iniciativa suya el «Museo Nacional del Grabado y Sistemas de Estampación». Con el mismo interés de la Agrupación Nacional para impulsar el arte del grabado, los artistas catalanes se asociaron en la «Associació d’Amics del Gravat a Catalunya».

Superado el trauma de la Guerra Civil, cada vez más se va despertando el interés por dar un impulso al arte del grabado como modalidad autónoma y casi la totalidad de los artistas practican el grabado, con Picasso a la cabeza, seguido de Miró, Dalí y tantos otros. Dado el auge del grabado que se experimenta en España en los años sesenta, se crearon una serie de talleres de grabado que iniciaron a numerosos artistas en las técnicas de grabado y van a ser los pintores-grabadores quienes introducen una renovación formal y técnica en el grabado español al lado del grabado tradicional. Destaca la extraordinaria labor de difusión del grabado efectuada por los «Salones de Grabado y Técnicas de Estampación». La potenciación del grabado español se programa oficialmente a través de exposiciones internacionales como la «Exposición de Grabado Español» que recorre Centroeuropa, o la de «Goya y el Grabado Español» de 1951, itinerante por América y Asia. En Japón se volvió a presentar el grabado español en la exposición «Goya y Picasso en el grabado español, siglos XVI al XX», de 1973-74. Con la misma finalidad promocional, la Calcografía Nacional de Madrid convocó el Premio Nacional de Grabado, de la Fundación Museo del Grabado Español Contemporáneo, que desde que fuera instituido en 1993 se consolidó como una cita anual que atrae a un considerable número de artistas gráficos. Las ferias de arte especializadas en el grabado son también una gran plataforma para difundir y dar mercado a este producto. Para ello, se constituyó Estampa Feria Internacional de Arte Múltiple Contemporáneo, o «Másquelibros» en Madrid. En Bilbao se ha instituido una interesante feria internacional de grabado, el Festival Internacional de Grabado (FIG BILBAO).

El buen ambiente consiguió que numerosas salas de arte ofrezcan exposiciones de grabado, editen series y cuenten con fondos de obra grabada y de estampación para atender la demanda del público cada vez más interesado por este arte. También ejercitan una gran labor las editoriales especializadas, como son la editorial Gustavo Gili, que en 1964 inicia la colección de carpetas de grabado «Las estampas de la Cometa». Así mismo, cabe reseñar el magnífico trabajo de las Ediciones «Rosa Vera», «Grupo 15», «Estil-Arte» o la «Polígrafa». Una especialidad en alza ahora son los libros de artista, constituidos por obra gráfica de autor asociada a literatura, como son «El gato gris», o «proyecto arte – EDICIONES», con su prolongación en la primera feria de libros de artista celebrada en Burgos en 2015. Son cada vez más frecuentes las convocatorias para concursos y certámenes de grabado en diferentes especialidades y entra con fuerza en el panorama del grabado el arte gráfico con nuevas tecnologías. Así se ha formado el «Museo del Grabado a la Estampa Digital» en Riveira (A Coruña).

La calcografía es al grabado lo que el óleo a la pintura, el procedimiento más versátil para ejercitar la libertad creativa. Hacer calcografía es un proceso indirecto con dos fases: el trabajo sobre la plancha, mordida por la acción del ácido, y la estampación posterior con la fascinación que produce la interacción de estos dos procesos, que se manifiesta en su resultado final con la magia del azar, de lo no controlado que actúa en el aguafuerte. Las posibilidades de expresión de este medio tradicional son ilimitadas para un artista contemporáneo y así lo ha sabido poner en valor el Grupo Aguafuerte, que nos convoca aquí y ahora. Por ello, merece una especial mención la iniciativa de este colectivo, que se formó en 1999 con el objetivo de difundir y acercar al espectador las diversas técnicas de grabado sobre metal y que actualmente está constituido por Mónica Aguado, Carmen Andrés, Rufa Fernández y Mercedes Vecino. Son un ejemplo de cómo el entusiasmo acompañado del esfuerzo de unos pocos puede conseguir una proyección internacional. El grupo participa en exposiciones nacionales e internacionales, organizan exposiciones con invitados de otros lugares y presentan una carpeta de grabados anualmente, con tema elegido por el público. Como prolongación de estos objetivos de acercamiento y difusión, se ha creado la Bienal de Grabado Aguafuerte, de carácter internacional. En este año de 2016 se celebra la V quinta convocatoria, en la que han participado países de los cinco continentes, con un alto nivel de calidad que ha hecho muy difícil la decisión por parte del jurado y que se puede apreciar tanto en los artistas seleccionados, como en los finalistas y sobre todo en los premiados.

Esta Bienal es especial porque surge de una pequeña asociación de carácter privado, con la que colabora la Diputación Provincial de Valladolid. Tiene una vocación de crecimiento tal que se han visto desbordadas las posibilidades organizativas por parte de los promotores, por lo que se espera que la próxima Bienal Internacional de Grabado Aguafuerte de Valladolid sea convocada por la Diputación de Valladolid, con la colaboración del Grupo Aguafuerte. Este colectivo no puede tener un mayor reconocimiento a su trabajo que el de los frutos obtenidos, que superan con mucho sus iniciales expectativas. Enhorabuena por la aportación a un arte tan particular como el aguafuerte, que engancha por la seducción de la aventura que se emprende al incidir en la plancha sin poder predecir totalmente el resultado final, siempre incontrolable, y donde radica su principal atractivo”.


(*) Para ver las fotos que ilustran este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
https://c2.staticflickr.com/8/7289/27706425870_01d4860725_b.jpg
https://c2.staticflickr.com/8/7507/27372372813_8204da8904_b.jpg
https://c2.staticflickr.com/8/7513/27706429340_febbd1e917_b.jpg
https://c2.staticflickr.com/8/7421/27986274305_a57b05eb89_b.jpg
https://c2.staticflickr.com/8/7314/27908437731_78f5de45e7_b.jpg
https://c2.staticflickr.com/8/7483/27372363623_822b33a865_b.jpg

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

Lo más leído