Acuerdo para mantener abierto el Museo de Santa Ana

Por José María Arévalo

( Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana) (*)

Titulábamos hace algo más de un año, en esta páginas, concretamente en abril del año pasado, “El Museo de Santa Ana, a punto de cerrar”, en artículo en que nos hacíamos eco de la alarma que recogía la prensa tras el anuncio de la superiora del convento, Sor Ana María, de su intención de cerrar si no conseguía financiación pública o privada para mantener abierto el museo. Un año antes, el Museo de San Joaquín y Santa Ana, situado en su convento de la Plaza de Santa Ana, tan próxima a la vallisoletana Plaza Mayor, museo que crearon las propias monjas en los años setenta, solo recibió 8.000 visitas, que supusieron 24.000 euros, insuficientes para pagar los 50.000 que cuesta a las Hermanas Bernardas mantenerlo abierto. “Ellas –decíamos- solo cuentan con las pensiones de las siete religiosas que forman la comunidad y algún alquiler como únicos ingresos. Así que ahora todas las voces claman en ayuda del convento vallisoletano, que guarda los tres únicos ‘goyas’ que hay en Castilla y León”.

Tras un año de conversaciones por fin llega la noticia de que se ha firmado un acuerdo entre Ayuntamiento, Junta de Castilla y León, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y la superiora del convento, ahora la madre Celeste Do Bom Sucesso, para mantener abierto y relanzar el Museo, acuerdo en el que, para salvar el centro del cierre, se comprometen a su restauración, a incorporar personal y a elaborar un plan museístico y de difusión. La administración local dotará al centro de recursos para asegurar su apertura al público con carácter regular y estable; el Gobierno regional colaborará en la restauración de piezas y del edificio y asesorará en la elaboración de un plan museológico, y el Ejecutivo nacional promoverá actuaciones de asesoramiento y difusión del centro y su colección de arte religioso.

Aunque no se han concretado plazos ni valoraciones económicas, el Ayuntamiento va a incorporar personal propio para que el centro tenga un horario de apertura regular y estable y visitas guiadas, y la Junta centrará su aportación en restauraciones y poner en marcha un planteamiento museístico con un enfoque más moderno para incluirlo en los circuitos de promoción turística nacionales e internacionales».

( Muerte de San José. Cuadro de Goya en el Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana) (*)

De otras ofertas de apoyo que se habían pronunciado en este año largo de conversaciones, como la de La Junta de Cofradías de Semana Santa que proponía habilitar en este museo un espacio para la difusión de nuestras procesiones, nada está descartado, y habrá que esperar a que los nuevos planes empiecen a fraguarse para saber si serán suficientes. Por el momento, y aunque no esté asegurado su futuro, el acuerdo firmado compromete a las instituciones, con lo que parece se cumple nuestro deseo y creo el de todos los vallisoletanos, con el que concluíamos aquel artículo: “Esperamos poder seguir contado con este maravilloso museo, que ahora las monjas custodian con tanto celo pero que ya no pueden sostener”.

Dimos entonces una amplia reseña de la oferta del Museo de San Joaquín y Santa Ana, que puede verse en aquel artículo con el magnífico buscador con que contamos en este blog, en el que recogíamos algo de la historia del Convento, y sobre todo la importancia de las obras de artre que atesora, numerosas piezas artísticas y objetos devocionales de la vida monacal, pinturas de escuela castellana del siglo XVI, elementos de vajilla y orfebrería, atavíos litúrgicos, telas, una colección de imágenes para vestir del Niño Jesús y San Juanito, una Virgen con el Niño del siglo XIII y, como obras más valiosas, las dos tallas en madera policromada del Barroco español del siglo XVII: el Cristo Yacente de Gregorio Fernández (1634), que hoy en día es imagen titular de la Cofradía del Santo Entierro, y la Dolorosa del granadino Pedro de Mena (1670), que tenía dos hijas en el convento de las bernardas de Málaga, y donó muchas obras a la casa madre vallisoletana, de las que solo queda esta ‘Dolorosa’.

( San Bernardo y el pobre. Cuadro de Goya en el Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana ) (*)

Además de las tallas mayúsculas de Mena y Fernández, por las salas del Museo hay curiosidades como el ‘San Bernardo recibiendo leche de la Virgen’, de Luis Salvador Carmona. El manto de la virgen lo remata una puntilla hecha con hilos de oro que empiezan a desprenderse. Hay una obra de La Roldana, escultora que salió del taller de Pacheco, un ‘San José’ al que han quitado el niño jesús de las manos, «porque era muy fácil de sustraer». Otra de las piezas insólitas en un ‘Cristo de la Cruz’ de ‘papelón’. «Solo se conservan 20 obras de papel en Castilla y León».

Y, sobre todo, los tres únicos ‘goyas’ que hay en Castilla y León”, en tres de los altares de la iglesia del convento. Recogíamos entonces, tomada de la web Vallisoletvm, la historia del encargo a nuestro grandísimo pintor, Francisco de Goya, de los tres cuadros, cuando, pocos meses antes de la inauguración del convento ninguno de los cuadros de su viejo templo se acomodaba a las dimensiones de los nuevos retablos, y las monjas suplicaron al rey, y entonces Sabatini, en una comunicación, propuso que «en caso de acceder su majestad a la solicitud de la comunidad, podrán encargarse las seis que se necesitan (se refiere a las pinturas) a los pintores don Ramón Bayeu y don Francisco de Goya, respecto de que gozan sueldo y tengo confianza de su habilidad; a quienes luego se les pase la orden, daré las dimensiones y noticias que necesiten para su desempeño».

( Santa Ludgarda. Cuadro de Goya en el Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana) (*)

Además reseñábamos la carta de Goya a su amigo Zapater, de 6 de junio de 1787, en la que el maestro le comentaba que «Para el día de Santa Ana an de estar tres quadros de figuras del natural colocados en su sitio y de composición, el uno en tránsito de San Josef, otro de San Bernardo y otro de Santa Ludgarda, y aún no tengo empezado nada p´ tal obra y se a de acer porq lo ha mandado el rey, conq mira si estaré contento. La mulas buenas, la berlina buena, y no voy en ella aunq la he estrenado»… Y que quizá fuera el último encargo que le hizo Carlos III.

“Los cuadros de Valladolid –concluye Vallisoletvm- son muy clasicistas, pero al propio tiempo tan modernos que todavía sorprenden al espectador, abrumándole de emoción. Es aquella la época gris plata -familia del duque de Osuna- y estos efluvios que pasan a través de los rayos del sol en el «Transito de San José» impregnan de unción a una escena de exaltación de valores religiosos.

De las tres telas, no obstante, puede parecer la de «Santa Ludgarda» la más admirable. Aquella hermosa virgen cisterciense, arrodillada en éxtasis delante de un crucifijo al que se está encomendando, es un bello lienzo, aun reconociendo que el discreto tenebrismo disminuye el encanto, en busca, acaso, de ese sentimiento piadoso, que era su preocupación.

…Análogo brío en delicadeza y suavidad de policromía, y con ciertos errores de dibujo tapados a fuerza de oficio, el cuadro de «San Bernardo y San Roberto» bautizando a un joven impedido, completa el tríptico de los Goya de Valladolid”.

En fin, nos congratulamos de que nuestras instituciones se hayan comprometido al mantenimiento de esta joya vallisoletana como es el Museo de San Joaquín y Santa Ana.


(*) Para ver las fotos que ilustran este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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