La temporada de las Bodas de plata de la OSCyL

Por José María Arévalo

( La OSCyL en un ensayo en el Delibes) (*)

Fuimos de los que aguantamos en la tan añorada AMU, la Agrupación Musical Universitaria, hasta que, hace ahora venticinco años, se hizo inviable por la deserción de tantos vallisoletanos que se pasaron a la nueva entonces Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Fue el tirón de contar con una sinfónica cada mes, cuando en la AMU solo oíamos una orquesta completa a final de curso, aunque disfrutáramos estupendos conciertos de cámara todo el año. Dejamos pasar unos meses y probamos con la aquella OSCyL de entonces, que no nos enganchó. Se dejaba oir en algunas interpretaciones de autores románticos, pero en cuanto se atrevían a avanzar en el tiempo y sobre todo a lidiar con los clásicos, daban mucho que desear. Así que estuvimos varios años, demasiados, ayunos de conciertos, esperando a que nuestra orquesta mejorara. Y por fin vimos, mejor oímos, cosas que valían la pena. Eran los primeros años de puesta en marcha del Delibes, al que empezamos a acudir tres o cuatro días al año. Y poco después nos empezamos a puntar a algún abono, no el general, especialmente el que incluía otras orquestas y música de cámara. Y así por fin enganchamos, comprobando cómo nuestra OSCyL, a pesar de los problemas de dirección, mejoraba sustancialmente con los directores invitados.

Andrew Gourlay toma ahora las riendas, justo en esta temporada de las Bodas de plata de la OSCyL. Acabamos de comprobar su gran categoría en el concierto del pasado 27 de mayo, al que felizmente nos apuntamos porque no estaba incluido en el llamado “Abono espectacular” que tenemos, pero el programa nos resultaba muy atractivo. Fue un acierto. Aunque creo que mejor hubiera sido empezar por la Escena de amor del Romeo y Julieta de Berlioz, en lugar de hacerlo por el Don Juan de Richard Strauss, porque fue tal la impresión que nos causó la intensa versión que Gourlay nos proporcionó de esta obra que en el descanso no podíamos hablar de otra cosa. Así que nos espera una temporada estupenda con una gran orquesta, que lo es ya la OSCyL, y un gran director titular, más las batutas que le ayudan, y que tanto han hecho ya por nuestra Orquesta, López Cobos como director emérito y Eliahu Inbal como director principal invitado.

Nuevo director titular y 21 programas con 42 conciertos, nos ofrece la OSCyL en la temporada 2016/2017, para celebran sus primeros 25 años. Y una novedad que no sé todavía como va a funcionar, la “fila OSCyL” con la posibilidad de sentarnos entre los músicos, sobre el escenario. Veremos. Así que habrá que elegir.

Aunque normalmente nos apuntamos al “Abono espectacular”, hemos trabajado todo el programa para tomar la decisión. Este año el “Abono bienvenida” le hace buena competencia, así que he ofrecido a los compañeros un comparativo, para decidir. Especialmente tenemos el problema de que, en nuestro habitual, este curso los conciertos no coinciden siempre en viernes, lo que nos cambia el paso.

Ambos abonos coinciden en dos conciertos, el de clausura, el 22 y 23 de junio la novena de Beethoven con Gourlay dirigiendo a la Orquesta de Cadaqués, una orquesta que ya se ha ganado justificada fama, y que precisamente dio en su día el concierto inaugural del Auditorio Delibes; y el del 16 y 17 de diciembre en que, bajo la dirección de López cobos, la OSCyL ofrecerá la Sinfonía n.º 6 “La mañana” de Haydn y La Sinfonía alpina de Richard Strauss.

Respecto a los demás, ofrecí comparar, en la misma altura de fechas del año aproximadamente, y sin tener en cuenta a los directores y solistas –que ya es mucho decir, pero todos superan una media alta- la oferta del Espectacular y del Bienvenida (en este orden):

El 17 de noviembre dos piezas del Jovánschina de Mussorgsky y la Sexta de Prokofiev, a cambio o frente a, el 21 de octubre, de la Leonora de Beethoven, el Concierto para chelo y orquesta n.º 1 de Haydn y la Primera de Brahms.

El 10 de marzo la Décima de Mahler a cambio del Mandarín de Bartók y Petrushka de Stravinski, el 20 enero.

El 30 de marzo el Concierto para violín de Britten y la Segunda de Sibelius, a cambio de la Obertura Manfred y Pieza para cuatro trompas de Schumann, y la Sexta de Dvořák, el 17 de marzo.

Y finalmente la Séptima, “Leningrado”, de Shostakóvich el 9 junio, a cambio de una variada de Thumperdinck, Charlie Piper, Ravel, Sibelius y Williams de la que destacan Ma mère l’Oye y Shéhérazade, el 21 de abril.

Conste que yo voté por el Bienvenida, pero pudo más, también en mí, el peso del lider de nuestro grupo, Manolo Prieto, que no tenía la menor duda en la comparación de los dos programas, si bien proponía como concesión a la galería cambiar a otro día –son posibles dos cambios- el de 17 de noviembre, el de Prokofiev, ya que este autor no suele gozar de predicamento entre más de uno de nosotros, y las obras restantes son de escaso atractivo. A cambio ofrecía elegir entre el del 21 de octubre, Beethoven, 1ª de Brahms y celloconcerto de Haydn, en el que son muy buenos director y solista; el del 10 de febrero, que no se incluye en estos dos abonos, con el concierto para oboe de R. Strauss y la 7ª de Bruckner, con Inbal dirigiendo; el del 26 de mayo, con la 34 de Mozart, la 2ª de Brahms y el concierto para violín de Schumann, con muy buena violinista, Isabelle Faust; y el del 16 de junio, con un atractivo programa americano, Bernstein-Gershwin.

Al final yo creo que veremos el de Prokofiev y antes de que acabe el año nos apuntaremos a los demás, aunque no estén en el abono elegido, como hemos hecho estos años atrás sobre todo con el anuncio de los Ciclos a final de año. Con la crisis económica desapareció la temporada de Ciclos, que coincidía con el año natural y, la verdad, era estupenda.

A cambio –insuficiente, claro- se introducen otras novedades, de las que destaca la prensa los programas monográficos de música rusa, alemana, estadounidense o española; un espectáculo sinfónico acompañado de danza; un concierto extraordinario a cargo de la Joven Orquesta Nacional de España; otro con la colaboración de la Orquesta de Cadaqués, o la presencia de los jóvenes músicos formados en el programa socioeducativo In Crescendo entre los profesionales. Y como figuras también destacadas, además de los directores citados, Jukka Pekka Saraste, Vladimir Fedoseyev, Gianandrea Noseda o Wayne Marshall y nuestro amigo Josep Pons, que nunca nos falla; y entre los solistas, vuelve la violinista que hipnotizó en su concierto de esta temporada Vilde Frang, Isabelle Faust que ya hemos citado, además de los pianistas Fazil Say, Jean-Efflam Bavouzet, el chelista español revelación Pablo Ferrández, voces como Egils Silins, Magdalena Anna Hofmann, Andrew Staples, María Mezcle o María Heredia.

En fin una temporada brillante, que promete mucho, con una OSCyL que se supera cada día, podemos estar orgullosos, a la que felicitamos muy efusivamente sus admiradores en este su 25 cumpleaños.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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