Por José María Arévalo
( Acuarela de Francisco Pedro Roldán, de felicitación de Navidades) (*)
Llegué a la jornada electoral con el mal sabor de los ejemplos de cobardía – no tiene otro calificativo el que ataca al indefenso- que nos dieron, uno el jovenzano rojillo que golpeó en Pontevedra a Mariano Rajoy, y otro el del insulto personal del candidato socialista en el debate a dos. Que me recordaban la valentía de los franceses en el atentado de París frente a la cobardía de nuestros ciudadanos en los sucesos del 11 M, y especialmente de los que en la jornada de reflexión asediaron la sede del P.P. – que se ha atribuido Pablo Iglesias- y de Rubalcaba con aquellas declaraciones horas antes de las elecciones de que no nos merecemos un Gobierno que nos mienta. Y dudaba en si ceder por mi parte al voto del miedo no era también una cobardía.
Pues bien, el resultado electoral ha acreditado que tenía razón Mariano Rajoy al apelar al voto del miedo, por lo que había sido tan vituperado por los medios más favorables al P.P. cuando todas encuestas daban una difícil pero no imposible alianza del P.P. con Ciudadanos como salvadora de la situación. Pues no, el P.P. no suma los 176 escaños necesarios con Ciudadanos, que ha obtenido solo 40 – y 3,5 millones de votos, prácticamente los mismos que ha perdido el PP, cuatro millones–. El PSOE ha obtenido 91 diputados, 19 menos que hace 4 años, y está con Podemos en análoga situación, como si se hubiera producido un empate entre el centro y la izquierda, pero con la diferencia de que ésta puede sumar muchos escaños más con las varias opciones de izquierda que le permitirían formar –se ha dicho- un “frente popular”, con la escusa de que “la gente ha votado cambio”, como suelen decir socialistas y morados. ¿Se va a romper el principio de que gobierne la lista más votada, criterio cumplido hasta ahora a nivel nacional?. Solo quedaría una opción que parece imposible, la gran coalición P.P.-PSOE, que Felipe González ha sugerido. Y que ya se planteaba en la situación de emergencia nacional que la hubiera justificado en el 2011.
Se ha dicho que esta solución sería posible con Susana Díaz. Y que “las fuerzas vivas –bancos y grandes empresas, medios de comunicación, barones territoriales– empezarán hoy mismo a presionar a favor de esta fórmula, que entubaría un respirador mecánico a los dos partidos clásicos del régimen del 1978, a la espera de tiempos mejores”. Así lo pronostica Actuall, el periódico digital de HazteOir, que además indica que “la reacción de los mercados financieros, este mismo lunes, indicará el grado de preocupación por el horizonte de inestabilidad que se abre en España. En la esfera económica, un panorama de incertidumbre política puede amenazar una recuperación todavía débil y devolver la presión sobre la deuda soberana y el euro”.
Luis del Pino, también en Actuall, incluye otra opción original: “Todas las combinaciones de Gobierno –escribe- pasan por Pedro Sánchez, lo que no le va a dejar al PP más opción que permitir que Sánchez gobierne en minoría, para evitar que se eche en brazos de Pablo Iglesias. Rajoy puede ir diciendo adiós a la Moncloa, porque no hay posibilidad de que revalide su puesto de presidente. Ahora, a la derecha española no le queda otra alternativa que una reconversión traumática, como la que la izquierda ha experimentado. ¿Quién será el “Podemos” de derecha que reconvierta ese segmento del electorado que Rajoy ha dejado como tierra quemada? El tiempo lo dirá”.
La mayoría de comentaristas pronostican nuevas elecciones, suponiendo que no deje Susana a Sánchez formar el frente popular, como así dejaba entender el propio Sánchez la noche de las elecciones afirmando que le tocaba formar Gobierno a Rajoy, lo que es evidentemente imposible, salvo que le deje él mismo – y se adhiera a esta fórmula Ciudadanos- gobernar, absteniéndose en la última oportunidad. Pero no está claro que Rajoy lo aceptara, gobernar con el trasero al aire. Bueno, presupuestos para el primer año ya tiene, como si hubiera adivinado lo que iba a ocurrir.
Algunos liberales, como Federico y sobre todo Luis del Pino, echan la culpa de todo a Rajoy, que ha potenciado a Podemos, abrasado a Ciudadanos y Vox, gobernado como el PSOE, y dejado hacer a los independentistas catalanes. Antes de dejarme llevar por el voto del miedo siempre pensé que Mariano lo que ha sido es prudente –tal vez demasiado-, al no querer provocar más a la opinión pública estos cuatro años derogando con su mayoría absoluta las medidas socialistas sobre aborto y memoria histórica, cuando se veía obligado a abrasarnos a impuestos para la supervivencia del país. A mí me sigue pareciendo que la reforma laboral, aunque hubiera sido lo que único realizado, desmiente su inoperancia. Incluso la primera reforma educativa de la derecha que va a aplicarse, aunque a lo mejor también por poco tiempo. Y en cuanto al desafío separatista que dicen ha provocado con su pasividad, puesto que se ha producido en su mandato, yo les invito a estos detractores a preguntarse si también ha provocado la aparición de Podemos, la otra gran sorpresa de este año. No, yo no creo que Rajoy tenga la culpa de todo, ni siquiera que hubiera podido aminorar lo ocurrido. España es así, lo toma usted o lo deja.
Aunque me parece razonable la oportunidad que conceden otros al P.P. de rectificar, en el congreso que celebrará en enero o febrero para renovar sus dirigentes, cita –dice también Actuall- que será decisiva para el futuro del centro-derecha en España, pues las opciones de un rearme de ideas y valores liberales y conservadores en España pasan por una regeneración interna del P.P., o bien, por una verdadera escisión que, para tener alguna posibilidad de ser una alternativa, tendrá que estar encabezada por figuras con autoridad moral para el electorado que vota al P.P. ¿O es Vox, con nuevas incorporaciones, la oportunidad que ya existe?
El 13 de enero se formarán las nuevas Cortes y, a partir de ese momento, la situación de provisionalidad puede mantenerse durante unos tres meses más, de acuerdo con las normas del sistema. Si ninguna fuerza política consigue formar gobierno, el Rey disolverá las Cortes y convocará unas nuevas elecciones generales, que se celebrarían hacia el mes de junio. Dice Victor Gago en Actuall: “La definición clásica de “crisis” le va como un guante a la foto de España que sale del 20-D: el viejo bipartidismo no acaba de morir –50% de los votos, entre PP y PSOE– y la nueva política no acaba de nacer. Nunca fue más cierto el tópico de que todos ganan con las elecciones celebradas este domingo, pero solo porque quien pierde de verdad es España”.
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(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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