Los lunes, revista de prensa y red

“¿Contrato único?”, de Jesús Lahera Forteza , y “Los libros sobre las finanzas vaticanas, un “scoop” bastante conocido”, de Aceprensa

( Viñeta de Nieto en El Norte de Castilla el pasado día 15) (*)

¿CONTRATO ÚNICO?

Artículo de Jesús Lahera Forteza, profesor titular de Derecho del Trabajo de la Universidad Complutense de Madrid y Consultor de Abdón Pedrajas & Molero, publicado en Cinco Días el pasado día 10

El debate electoral ha vuelto a situar en primera línea la propuesta de un contrato de trabajo indefinido único, con una indemnización creciente en los despidos, que implicaría derogar los tan habitualmente utilizados contratos temporales. Esta atractiva propuesta, capaz de ofrecer nuevas oportunidades en forma de empleos inicialmente fijos, se enfrenta a dos obstáculos, uno jurídico y otro político. Desde la perspectiva jurídica, es inviable articular un contrato único asociado a un generalizado despido libre con una indemnización creciente. El artículo 158 OIT, ratificado por España, exige que el despido esté fundamentado en “una causa justificada”. Una consecuencia similar parece desprenderse del artículo 30 de la Carta Europea de Derechos Fundamentales, al proclamar que “todo trabajador tiene derecho a una protección en caso de despido injustificado”. La exigencia de un despido con causa, salvo puntuales excepciones justificadas, se desprende también del reconocimiento del “derecho al trabajo” del artículo 35 CE, como han confirmado, por cierto, las SSTC 119/2014 y 8/2015.

Debido a estas dificultades técnicas, la fundación que propuso esta fórmula (Fedea) presentó una segunda versión de contrato único. Se propone introducir un contrato indefinido único “con indemnizaciones que crezcan gradualmente hasta alcanzar un máximo razonable y dos escalas de indemnización para recoger las causas de despido procedente e improcedente”.

El giro jurídico de esta segunda versión es evidente porque integra el despido causal en la senda creciente de indemnizaciones con dos escalas, dependiendo de la procedencia o improcedencia extintiva, quedando a su vez intacto el control de la nulidad por vulneración de derechos fundamentales, con el efecto de la readmisión automática. El despido procedente por causas empresariales tendría que tener una escala indemnizatoria sustancialmente menor que el improcedente, asegurando así una justa compensación económica al despedido sin causa, que es lo que pretende toda esta normativa. Por tanto, es jurídicamente viable un contrato único si diferencia estas dos escaleras indemnizatorias y cumple en sus cuantías el principio de compensación adecuada al despedido de manera injustificada.

Desde la perspectiva política, resulta imposible articular un único contrato laboral en un tejido productivo con necesidades temporales y un marcado factor estacional. Las empresas necesitan, al menos, de instrumentos para sustituir trabajadores de su plantilla y para afrontar una temporalidad productiva, a la vez que es útil para los jóvenes la presencia de contratos de dimensión formativa con una duración pactada. Pero estas dificultades políticas también son superables si la medida va acompañada de un contrato de interinidad para sustituciones, de contratos formativos para jóvenes y de un papel exclusivo de las empresas de trabajo temporal en la gestión de necesidades empresariales puntuales de duración breve razonable.

El contrato indefinido tendría que complementarse también con el tiempo parcial y el fijo discontinuo, capaz de absorber parte del factor estacional. En consecuencia, el contrato único, como género, tendría que rodearse de estas otras modalidades contractuales y de jornadas diversas, que respondieran mejor a nuestro mercado laboral. Por ello, más que contrato único habría que denominarlo, jurídicamente, contrato indefinido generalizado y, políticamente, contrato de igualdad de oportunidades.

La superación de ambos obstáculos, técnico y político, hace viable la implantación de este contrato indefinido con indemnizaciones crecientes. La transformación del mercado laboral sería extraordinaria. Las empresas, al no tener ya la oferta actual de contratos temporales flexibles, tendrían que adaptar su contratación y gestión de recursos humanos a este empleo de naturaleza indefinida. Cabe alertar del riesgo que tiene la medida de reproducir la precariedad actual en forma de una alta rotación laboral, si se concentran los despidos en la parte inicial de la escala indemnizatoria. Pero ello dependerá de la continuidad de la necesidad o no de trabajadores en la empresa, como en cualquier sistema de despido, poniendo a prueba la fortaleza de nuestro tejido productivo y su capacidad para tomar decisiones eficientes.

En este sentido, la propuesta no puede ser presentada como un bálsamo mágico sino como una gran oportunidad de cambiar el modo de contratar y de generalizar el contrato indefinido, con la vocación de confiar en los estímulos que ofrece su productividad y eficiencia. Oportunidad, sin duda, arriesgada, pero que creo merece por fin nuestra sociedad, marcada por la temporalidad laboral y, su anverso, el desempleo.

Artículo en: http://cincodias.com/cincodias/2015/11/10/empresas/1447181024_858022.html

LOS LIBROS SOBRE LAS FINANZAS VATICANAS, UN “SCOOP” BASTANTE CONOCIDO
Artículo de Aceprensa publicado en su Boletín el pasado día 6

Los dos libros sobre asuntos económicos del Vaticano siguen presentándose como grandes revelaciones y continúan dando que hablar. Pero la gente conocedora de la materia no se siente muy impresionada por lo que aportan.

Andrea Riccardi, historiador de la Iglesia y fundador de la Comunidad de San Egidio, afirma en una entrevista a la edición italiana de The Huffington Post que con estas filtraciones se pretende dar una imagen de un Vaticano ingobernable e irreformable. “Como pasó en el último año del pontificado del Papa Benedicto XVI, hay quien desde dentro quiere construir un escenario de ‘crisis de gobierno’ en el Vaticano. Pienso en las filtraciones de noticias pero también en las alusiones a la salud del Papa. Pero creo que esta crisis no existe y no existirá”.

Riccardi: “Es necesaria una mayor apertura y transparencia. De lo contrario, cualquier papelito de un cardenal se convierte en un scoop”

“Se está diseñando un escenario, falso en mi opinión, que tiene como objetivo dar la idea de un Vaticano al que falta un gobierno fuerte, o incluso que es irreformable. Creo en cambio que han sucedido cosas serias pero circunscritas. Y sobre todo que solo se refieren a la esfera económica, a la que ha llegado la guillotina de Francisco. El Papa ha sacudido equilibrios atávicos, quizá a veces corruptos, y hay fuertes reacciones desde dentro”.

“El Vaticano –continúa Riccardi– es una gran administración internacional, hecha de hombres, una gran institución con sus debilidades. (…) Una institución sujeta a las mismas leyes de las clases dirigentes y burocráticas del mundo, que no siempre son tan altas… Añado que esta Curia no está en el Cielo, sino en Roma, y el clima que se respira en esta ciudad no es ciertamente de los mejores”.

“Hay que decir que en el Vaticano, no todos se adhieren a la alta tensión moral que Francisco propone. De hecho, la reforma que el Papa está llevando adelante será larga y compleja y requerirá años. Pero no por eso es menos necesaria”.

Sobre la reforma de la Curia, Andrea Riccardi propone no solo una reforma de estructuras, sino también “una revolución en el reclutamiento: hacen falta más mujeres y más laicos en la maquinaria administrativa, la burocracia es aún demasiado estrictamente clerical. Y se necesitan reglas: si en una gran empresa se revelan documentos confidenciales, te despiden”.

Superar el aura de secreto

Riccardi piensa también que “ha llegado el momento de superar esta aura de secreto que rodea el Vaticano. Juan Pablo II dijo que en Roma, el secreto pontificio lo conocen todos menos el Papa. Creo que la confidencialidad debe mantenerse solo para algunas cuestiones, pero por lo demás es necesaria una mayor apertura y transparencia. De lo contrario, cualquier papelito de un cardenal se convierte en un scoop”.

“La riqueza del Vaticano es también un mito”, añade. “Una diócesis como la de Colonia es más rica que el Vaticano… En cuanto a los cardenales, su sueldo es de unos 5-6 mil euros al mes, muy inferior a los sueldos de un embajador o un prefecto. No creo que se les pueda definir como pachás”.

Por último, Riccardi niega que el Opus Dei haya tenido el más mínimo papel en los últimos acontecimientos: “Citar siempre al Opus Dei forma parte de la creación de un escenario tipo Dan Brown, que tiene por objeto plantear una crisis de gobierno. Un escenario alimentado por gente cansada de este pontificado, dentro de la Curia y en el mundo católico…”.

Noticias viejas y nuevas

Andrea Tornielli, vaticanista de La Stampa de Turín, afirma en un artículo que de los dos libros recién publicados “no emergen datos impactantes”, y que más bien lo que se desprende es “el resultado de la investigación más minuciosa sobre las cuentas vaticanas, realizada por el propio Vaticano”.

Tornielli piensa que “detrás de los libros Avarizia y Via Crucis no hay ningún complot curial contra Francisco. Así como tampoco ninguna oposición entre lo “viejo” y lo “nuevo”.

Tornielli: Lo que se desprende es “el resultado de la investigación más minuciosa sobre las cuentas vaticanas, realizada por el propio Vaticano”
“Gran parte de ese material, de hecho, ya había sido publicado. Sobre el escándalo de las casas de Propaganda Fide o del APSA cedidas a personalidades en busca de apartamentos por debajo del costo, han salido cientos de artículos documentados. Lo mismo puede decirse de las cuentas sospechosas del IOR”. Entre las novedades están sin duda las palabras del Papa en la reunión a puerta cerrada con los purpurados que se ocupan de asuntos económicos, “pero leyendo las transcripciones no se tiene la impresión de una guerra, mientras se desprende la determinación de Francisco de querer transparencia en las cuentas, la gestión de las contratas y los costes”.

“Completamente nueva, en cambio, es la noticia del robo de la caja fuerte donde se conservaban los papeles de la COSEA. ¿Quién y por qué violó esa y otras cajas fuertes, para robar unos pocos cientos de euros?”. También “son nuevas las cifras relativas al destino del Óbolo de San Pedro, que se utiliza en parte para las iniciativas de caridad y en parte para cubrir los déficits presupuestarios de la Santa Sede”.

Investigación realizada por el propio Vaticano

Para Tornielli, “lo que más llama la atención es más bien el cuadro general: los dos libros son, de hecho, los resultados de la investigación más grande y exhaustiva sobre las cuentas del Vaticano que se ha llevado a cabo nunca. Pero fue el propio Vaticano quien la realizó, apoyándose en consultores externos y ajenos: una investigación para averiguar cuánto dinero hay y cómo se gasta; cuántas propiedades hay, cuánto valen realmente y cómo se gestionan; cuál es el papel de las fundaciones y cómo se manejan sus gastos; el examen exhaustivo de todas las cuentas del IOR, que ha llevado al cierre de cientos de ellas… Todo esto ha surgido por primera vez por deseo de Francisco, de los dos comités de estudio, de los consultores internacionales que evidentemente han hecho un buen trabajo. Y han permitido que se empezase a llevar a cabo las reformas. Por supuesto, no sin discusiones, fricciones, conflictos, dificultades, obstáculos”.

Los datos más nuevos se pueden referir a los primeros meses del pontificado de Francisco, y en muchos casos se pierde de vista el contexto, y sobre todo lo que está sucediendo hoy. Todavía hay muchos casos de mala gestión, privilegios, tensiones entre la nueva Secretaría de Economía y otros departamentos como el APSA. Pero se ha avanzado mucho desde que Benedicto XVI inició la etapa de la renovación y adaptación a las normas internacionales, para abrir el pequeño mundo del Vaticano y sus instituciones utilizadas a veces como bancos offshore. Su sucesor ha querido continuar el trabajo interrumpido con una fortísima determinación.

Francisco: los que sirven y los que se sirven de la Iglesia

En la homilía de la Misa que ha celebrado esta mañana en la capilla de Santa Marta, el Papa Francisco ha dicho que hay dos tipos de cristianos: los que sirven a los demás y a la Iglesia, y los que se sirven de la Iglesia: “También en la Iglesia hay los que, en vez de servir, de pensar en los demás, de echar las bases, se sirven de la Iglesia: los ‘trepas’, los apegados al dinero. ¡Cuántos sacerdotes, obispos, hemos visto así! Es triste decirlo, ¿no?”.

Según el texto recogido por L’Osservatore Romano, Francisco comentó el ejemplo de san Pablo: “Ministrare, servire. Pablo ha tomado en serio la vocación, se ha dado enteramente al servicio, siempre más, nunca estaba quieto, siempre más y más”. Luego recordó con alegría a los misioneros o las religiosas que después de asistir a misa en Santa Marta, vienen y le dicen: “Padre, he venido para ver a mi familia, porque desde hace cuarenta años soy misionero en Amazonas”; o una religiosa “que desde hace treinta años trabaja en un hospital en África”, o “desde hace treinta o cuarenta años está en una unidad de un hospital con minusválidos, y siempre sonriente. Esto se llama servir, esta es la alegría de la Iglesia, ir siempre más allá, y dar la vida”.

Para ver artículo completo: https://www.aceprensa.com/newsletter-article/un-scoop-bastante-conocido/


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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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