Arquitectura religiosa olvidada. 79. Tordesillas. III

Por José María Arévalo

(Interior de Santa María de Tordesillas. Desaparecida la ermita de San Roque, los actos en su fiesta eran exclusivamente religiosos y se celebraban en Santa María ante una imagen de San Roque que, en realidad, era de San Lázaro, pues el San Roque de la parroquia había sido llevado a San Miguel) (*)

De nuevo en la cabecera del partido, Tordesillas, en la que hubo muchos edificios religiosos hoy desaparecidos, como las ermitas de San Roque y de San Sebastián, cuyas vicisitudes veremos ahora, como recoge el libro “Las ruinas de Dios. Arquitectura religiosa olvidada en la Provincia de Valladolid”, de los arquitectos vallisoletanos Juan José Fernández Martín, Francisco Pedro Roldán Morales, José Ignacio Sánchez Rivera y Jesús Ignacio San José Alonso, que venimos reseñando.

Ermita de San Roque

La ermita de San Roque estuvo en las afueras de la población hacia el oeste, en donde se separaba el camino de San Vicente de la actual carretera de La Coruña ( E. FERNÁNDEZ TORRES, p. 19: Ya existía a comienzos del XVII, pues en 1613 el Señor Visitador diocesano inspeccionó el edificio y cofradía). Recoge el Catálogo Monumental, Tordesillas. (p. 198) que “En una visita de 1651 se señala que estaba, junto con la ermita de San Sebastián, al otro lado del río”. Me inclino a seguir los datos de Fernández Torres, que son más recientes, y pensamos que al otro lado del río estaba, en efecto, la de San Sebastián consignándose, por error, que también la de San Roque estaba en aquella zona.) A fines del XVIII, en 1771 ya estaba en pésimo estado prohibiéndose el culto hasta que no fuese reparada, ordenándose, además que se enterrasen «los santos de los lados».

Era práctica habitual enterrar las imágenes deterioradas que, por su estado, ya no eran dignas de culto, de manera que aquí se prescribe este proceder porque, seguramente, dichas efigies ya estaban estropeadas, aunque también pudiera ser que se tratara de imágenes antiguas, cuya tosquedad o expresión les resultaran extrañas a las mentalidades de siglos posteriores.

A comienzos del XX ya no existía el edificio pero persistía la función religiosa que en su día, 16 de agosto, se celebraba en Santa María bajo el patrocinio municipal porque el Ayuntamiento era el patrón de la ermita cuando ésta aún se mantenía. En el día señalado se iba en procesión con el clero parroquial desde Santa María y se daba la vuelta en torno al edificio. Este proceder era típico de las villas y ciudades donde se había formulado un voto.

En efecto, cuando a una localidad le afectaba una enfermedad o catástrofe natural y se libraban de ella en forma insospechada se atribuía esta fortuna a la intervención sobrenatural de algún santo intercesor, ya fuera el santo del día o el abogado específico del mal que se tratara. En concreto San Roque era indicado, junto con San Sebastián, para las pestes y enfermedades infecciosas que tantos estragos hicieron en los pasados siglos sobre la población europea. Por ese motivo es el santo de Montpellier uno de los más celebrados en la región dedicándosele incontable número de ermitas y santuarios a lo largo y ancho de la Meseta. Al librarse de la peste no sólo los vecinos del lugar agradecían individualmente al santo su curación o protección sino que corporativamente los ayuntamientos también se lo reconocían dedicándole un voto que podía ser desde una de función religiosa a un día completo festivo con sus vísperas, comida campestre, limosna a los pobres, etc.

Quizá el voto más conocido en la comarca haya sido el de la propia capital de la provincia, Valladolid, que librada del incendio de 1561 el día de San Mateo por un inesperado cambio de viento, atribuye a la intercesión protectora del santo este imprevisible desenlace, celebrándose a partir de entonces San Mateo como fiesta principal. Esta festividad terminó el año 2000 porque la Corporación Municipal entendió que en San Mateo, 21 de septiembre, el tiempo era desapacible y los festejos no tenían asegurada su celebración).

Sea como fuere, el caso es que ya a principios del XX, desaparecida la ermita, los actos eran exclusivamente religiosos y se celebraban en Santa María ante una imagen de San Roque que, en realidad, era de San Lázaro, pues el San Roque de la parroquia había sido llevado a San Miguel. Ignoramos si éste San Roque había sido el titular de la ermita.

Ermita de San Sebastián

La advocación de San Sebastián, protector contra la peste y otras enfermedades contagiosas, también tuvo una ermita en Tordesillas atendida por su cofradía desde, por lo menos, 1613 (Catálogo Monumental, Tordesillas, p. 198). Ésta se ubicaba al otro lado del puente, orilla izquierda del Duero, pero un siglo más tarde, en los umbrales del XVIII, ya se hallaba en ruina.

Una talla de San Sebastián del XVI, al parecer de valía, se encontraba en la cercana ermita del Cristo de las Batallas hasta la desaparición de ésta, a fines del XX (Inventario Artístico de Valladolid y provincia, p. 201) Como este edificio también se localizaba al otro lado del río es probable que se tratara de la imagen titular de la ermita de San Sebastián.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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