Primera “ExpoColección”, en el Museo Patio Herreriano

Por José María Arévalo

( Pintor damunt del cuadre. 1982. Obra de Miguel Barceló, en la sala dedicada a “El arte de los ochenta”) (*)

Ya les contábamos hace dos años que nuestro Museo Patio Herreriano había comenzado un replanteamiento de las colecciones y de los espacios expositivos, del que el primer paso fue la presentación, en Mayo de 2013, de una primera exposición organizada en cinco salas, que, en principio, forma la muestra permanente de este museo, y que bajo el título “Experiencias de la modernidad” presenta 140 obras de los primeros ecos de vanguardia en España y pretende ser un recorrido por los principales movimientos, artistas y tendencias de la primera mitad del siglo pasado. Ocupa las salas 3 a 5, de la planta primera, y 8 y 9 en la tercera. “Ninguna otra institución española puede mostrar la variedad y la complejidad que el Museo Patio Herreriano acoge”, ha escrito, como veremos, el comisario de esta exposición.

Aunque da la impresión al entrar de un museo muy grande, lo cierto es que, ocupadas con la exposición permanente estas cinco salas, solo quedan para exposiciones temporales otras dos en la primera planta y dos más en la tercera. Así que, como la colección completa que guarda el museo es de 1.137 obras, la mayoría se tienen que quedar habitualmente en el almacén. Para resolver este no pequeño problema, el replanteamiento iniciado hace dos años incluye la previsión de rotación de obras, tanto del fondo como en su conversación con las muestras temporales. Y a esto lo han dado en llamar “ExpoColección”. Ahora, en esta primera experiencia de “ExpoColección”, se han inaugurado tres espacios temporales con obras propias, agrupadas en torno a tres temas: ‘Los grupos del 57’, ‘Loozt, Miura y Schlosser’ y ‘El arte de los ochenta’.

El planteamiento me parece excelente, realizado con suficiente publicidad para que no nos perdamos las novedades tras cada cambio. Y las explicaciones que se incluyen en las fotocopias que se entregan al visitante, una por cada tema, suficientes. Mejores que las del doble folio que te ofrecen para entender la exposición permanente, que como ya aludimos en el artículo sobre ella, que titulábamos “`Experiencias de la modernidad´, en el Museo Patio Herreriano”, son realmente crípticas. Vamos a ver estas tres temporales.

En la sala 1 de la primera planta encontramos una síntesis del arte español en torno a 1957, un momento de cambio que cristalizó en grupos artísticos como Parpalló, El Paso y Equipo 57. Podrá verse hasta el 16 de Octubre.

( Obra de Millares, del grupo El Paso, en la sala dedicada a “Los grupos de 1957”) (*)

El Grupo Parpalló se constituye en Valencia, en 1956 y se mantiene hasta el 61. Lo forman Andreu Alfaro, Amadeo Gabino y Eusebio Sempere. Lo que les une no es el estilo sino su actitud renovadora. La escultura de Alfaro ‘El torso’ se muestra por primera vez. «Había algún problemilla técnico y el propio artista la ha repintado para la ocasión», explicó Beatriz Pastrana, coordinadora de la colección del Patio Herreriano.

El grupo El Paso nace en Madrid, en 1957 y se mantiene activo hasta 1960, como respuesta a la corriente informalista europea. Lo formaban Canogar, Chirino, Feito, Guinovart, Hernández Pijuan, Millares, Rafols-Casamada, Rivera, Saura, Serrano y Tapies. «Hay obras comodín –también comentó Beatriz Pastrana- de El Paso que siempre pide el público como las de Millares, Feito, Rivera. La colección tiene muchas referencias de ellos como puede verse en los lienzos de Chririno, Guinovart, Saura, un Tàpies de su primera etapa que también hace tiempo que no se expone».

El Equipo 57 se funda en París y dura hasta 1062; desarrollan un tipo de abstracción geométrica alejado del eterno esfuerzo por simular espacios tridimensionales. Lo formaban Angel y José Duarte, Serrano, Ibarrola y Cuenca. Hay, de este grupo, un lienzo ‘CO-57’ que «es raro que salga, no se puede prestar porque se hizo sobre otro lienzo anterior y es de delicada conservación. Aquí hay una escultura de Oteiza porque de él bebe este grupo». Al término de esta sala, el lienzo con arpillera metálica de Rivera ‘Me duele España’.

( Homenaje a Vivaldi. 1958. Obra de Manuel Rivera, perteneciente al grupo El Paso, en la sala dedicada a “Los grupos de 1957”) (*)

La sala 2 de la primera planta, que podrá verse hasta el 30 de Octubre, está dedicada a tres artistas extranjeros que llegaron a Madrid en los sesenta y decidieron quedarse, Eva Lootz (Viena, 1940), Adolfo Schlosser (Austria 1939 – Madrid 2004) y Mitsuo Miura (Japón, 1946). «Es un montaje más poético, más conceptual. Hay un trabajo centrado en los materiales orgánicos», explica Pastrana. Del bambú de Villèia, referente de Schlosser, a la fibra de vidrio y la parafina de Loozt, pasando por la madera y el betún de Miura, con granito, arpillera o fieltros de por medio.

Y en las salas 6 y 7, en el tercer piso, esta primera ExpoColección presenta, hasta Septiembre, “El arte de los ochenta”, aunque abarca los setenta que preconizaron los temas y las técnicas de la siguiente década y las huellas de ésta en los noventa.

En los años ochenta, en plena transición política –nos explican-, surgió la necesidad de una política cultural y artística nueva, original y diferente. Pero estos cambios ya empiezan a percibirse a medidos de los años setenta en artistas como Luis Gordillo, Juan Antonio Aguirre, Carlos Alcolea, Carlos Franco, Rafael Pérez Mfnguez, Guillermo Pérez Villalta. Junto con las obras de estos artistas anteriormente mencionados encontramos obras de Susana Solano, Mikel Barceló, Mikel Navarro, Jaume Piensa, Menchu Lamas, y Pepe Espaliú, etc.

( Angel Mateo Charris. La política del juego, de 1998. En la sala dedicada a “El arte de los ochenta” ) (*)

El cambio más destacado en el campo de la pintura es la recuperación de la narratividad en las obras. «Aquí ya hay una vuelta a la pintura, a los colores, a la narratividad, pero interpretados en una gran variedad de registros. Tras la omnipresencia de los maestros Oteiza y Chillida en la escultura, se vuelve a ella de otra manera, hay una renovación». El turismo, la televisión, el mundo del cómic, los grafitti, son algunos de los vectores que convergen en una estética diferente. Prensa, Baldeweg y Barceló abren este espacio. Obras tan personales como la de Zush, en concreto ‘The island man’ no había sido nunca expuesta «porque es muy difícil de casar».

En fin, interesantes propuestas que nos animan a recorrer nuestro pasado artístico más próximo. Me ha llamado la atención la valoración que de los fondos del museo Patio Herreriano hace Eugenio Carmona, comisario de la exposición permanente, que les avanzaba al principio. “Si exceptuamos la presencia de los grandes maestros españoles de lo Moderno, que nunca estuvieron en el punto de mira del proyecto, en el momento presente sólo en el Museo Patio Herreriano, a través de las obras de la Asociación Colección Arte Contemporáneo, puede contemplarse un recorrido por la diversidad y la complejidad de la primera modernidad española en las artes plásticas, especialmente de la modernidad plástica surgida desde el interior de la propia geografía del propio país, pero también de la modernidad plástica de aquellos que tuvieron durante algún tiempo a París como residencia. Desde el interior o desde el exterior el impulso era el mismo y la conexión entre ambas geografías nunca dejó de producirse, y ninguna otra institución española puede mostrar la variedad y la complejidad que el Museo Patio Herreriano acoge”.

La verdad, hasta ahora no era consciente de esta riqueza que tenemos tan cerca, y quizá el esfuerzo por acercarnos a ella con esta reestructuración ha sido lo que me ha hecho considerarla. Solo sugiero a los promotores un poco más de orden y claridad en la exposición permanente, una línea de desarrollo, ya sea histórica, ya estética, bien definida y sobre todo sencilla, que podamos seguir los no tan versados. Sugiero la línea histórica, como ha hecho el Reina Sofía –como comentamos en su día sobre las últimas ampliaciones-, pues en lo estético el arte contemporáneo, creo yo, no ha aportado mucho, salvo excepciones. Y en todo caso tratar de recoger también a los pintores castellano-leoneses que en su mayoría brillan ahora por su ausencia, los Castilviejo, Vela Zanetti, Meneses, García Benito, y un largo etcétera. Repetimos: ¡nuestros pintores a nuestros museos¡ Al menos en la línea de lo que hizo el propio Museo con el grupo Simancas, que tanto ponderamos también en esta páginas.


(*) Para ver las fotos que ilustran este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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