Notas de Mozambique. La ciudad en marcha

Por Javier Pardo de Santayana

( Jirafa. Acuarela de Louise de Masi en etsy.com ) (*)

Experimento ahora la rara sensación de sentirme familiarizado con un lugar alejado nueve mil kilómetros de mi domicilio y considerado exótico por la mayor parte de mis compatriotas. Y es natural, porque mi mujer y yo vivimos aquí en condiciones no ciertamente fáciles, ocupándonos de todo, incluido el servicio fijo y el que acude semanalmente a hacer cosas diversas. Sacando dinero o pagándolo para asegurar que no nos cortasen la electricidad o el servicio de internet, que algunas de esas cosas han de hacerse en sitios insospechados como las estaciones de servicio; llevando a los niños al colegio para recogerles luego a horas diversas cuando no a transportarles a la celebración de cumpleaños de otros niños o sacarlos al parque de los Cronistas, cumplir con la misa dominical en la catedral o en San António de Polana, hacer las compras diarias en las Marés, Game o , renovar los visados – que es cosa de gran emoción e incertidumbre y que a veces nos puso en situaciones imposibles. Por ejemplo, en la gran casa del tejado de paja constatamos que a nuestro solar vecino aún no llegaron los norteamericanos con sus picos y sus palas para construir nueva embajada.

En cuanto a la casa propiamente dicha, lo más notable es, sin duda, la invasión de las jirafas. Por lo menos veo siete. Dos de ellas son, podríamos decir, gigantes, de las que sólo caben en una casa como ésta, con techos que ascienden creo yo hasta los diez o doce metros. Las grandes jirafas de madera tallada proceden, según dicen, de artesanos de Suazilandia. También encuentro otra gran escultura de madera en la piscina: ésta representa un pez de considerables dimensiones cuyo transporte hasta el lugar que ocupa ahora debió ser bien penoso. Pero en el jardín sigue “Tartaruga”, nuestra tortuga familiar, la más rápida del mundo con gran diferencia sobre todas las demás; tan bien educada que pronto vendrá buscándome los pies. En cuanto al pulpo limpiador de fondos, que aquí llaman por cierto “barracuda”, fue afortunadamente sustituido por otro algo menos agresivo, pues el aterior me persiguió con saña. Del resto de la casa destaco la gran fotografía de dos “dhows» navegando y la colección de ilustraciones de Ruth Sarabá, a la que en su día dediqué otro de mis artículos.

De la ciudad y sus alrededores probablemente lo más importante es la construcción de algunas carreteras y los cambios en la Marginal. Los chinos están trabajando como tales y por lo visto ya tienen muy adelantada la conexión con Marracuene. Lo recordarán: es precisamente aquel lugar en el que ofrecimos unas paellas para los niños de una escuela bajo la protección de las ”Latinas”, esas admirables mujeres a las que hice referencia en un artículo reciente sobre los “expatriados”. Marracuene es una ciudad relativamente importante y cercana a Maputo, así que esta conexión será muy ventajosa en todos los sentidos; además da salida a la carretera Marginal que contornea la bahía.

Y aquí, en la Marginal, es donde yo veo mayor cambio, claro está que a costa del tipismo, y – por qué no decir también – de la emoción. Porque nada he visto más emocionante que aquellos baches nuestros y de nuestras de toda la vida que nos ponían en situaciones imposibles. Y aún debo indagar sobre el estatus actual de aquel solitario que acudía`puntual cada mañana para rellenar de arena el mismo bache de siempre. Porque ahora han convertido esta bellísima arteria de la capital – aquella donde tantas veces vimos venir de frente por nuestro carril otro vehículo, – coche o camión – intentando a duras penas esquivar su bache – en una especie de autovía con mediana y hasta con aceras, que esto es ya para celebrarlo con fuegos artificiales. Cabe decir que con tan importantes obras han desaparecido la mayor parte de los majestuosos obstáculos que había que “negociar” cada mañana para ir desde nuestra casa o desde cualquier otra a la zona de las escuelas internacionales.

Pero un precio sí se paga por la modernidad, y éste es que sea raro el día en que no se produzca alguna muerte. Explicaré por qué.

El caso es que una de las grandes obras que se están realizando consiste en adecentar y ampliar las playas que se suceden hacia el norte todo a lo largo de la citada carretera Marginal, y para ello utilizan unas máquinas que extraen la arena de las inmediaciones. Todo hasta aquí muy bien y muy correcto. Mas me cuentan que, como ahondan en el fondo marino de las zonas próximas a donde se acercan los bañistas, y muchos de estos no saben nadar y están acostumbrados a adentrarse sin peligro por el bajo gradiente que habitualmente encuentran, es ahora frecuente que pisen algunas hoyas profundas y no sepan salir de ellas.

Todo esto teniendo en cuenta que las playas a las que me refiero y sus alrededores, inmediatos por cierto a nuestra casa, son siempre frecuentados y constituyen un lugar de reunión en determinadas fiestas nacionales. Hasta los novios, que a veces se la juegan, van a un cierto espigón para hacerse la clásica foto con el mar al fondo. Y, una cosa curiosa, es el lugar sagrado donde se bau-tizan, metiéndose en el agua con sus largas vestimentas blancas, los catecúmenos de la Iglesia africana de Zion, relativamente numerosos en estas latitudes y singularmente en Swazilandia. Yo les veo casi siempre; una vez incluso con un obispo revestido de azul purísima, con su mitra y su báculo.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
https://farm9.staticflickr.com/8578/16642267552_7c19e79f39_o.jpg

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

Lo más leído