El Rezongón. 17. Carnavales

Por Carlos de Bustamante

( Máscaras en el carnaval de Venecia. Foto en Google) (*)

No dice el Rezongón que los casi totalidad de sus años que vivió durante la anterior etapa en que el Jefe del Estado español fueron los del mejor de los sistemas de gobierno. Dice – con pleno conocimiento de causa- que fueron los mejores, con mucho, de los que posteriormente ha vivido. Item más, digo, que muchos de los que lo acusan de falta de libertades, he de decirles que sí, que tienen razones; pero no la razón. Falta de libertad en desvaríos, conductas escandalosas, espectáculos púbicos indecentes… Blasfemias, robos, sacrilegios… En fin, que mis amores y añoranzas van por las obras y no por otras dudosas razones. Y para ir pronto al motivo del rezongamiento de hoy, recuerdo la sabiduría popular que dice: “Obras son amores y no buenas razones”. Repasen, por favor, conmigo las obras de hoy, y si les pete que cada cual saque las consecuencias.

¿Cuáles…? Pues cuando escribo esto se celebran en el mundo entero los carnavales, éstas serán las obras de referencia. Sin queriendo hago memoria del tristemente famoso Charlie Hebdo. No he necesitado remontarme a los fenicios para rezongar hoy. Digo primero, y sólo digo, que en el arte y sus diversas manifestaciones hay una línea que marca el límite de la cultura y de la libertad en manifestarla. Así pues, digo, y sólo digo, que atención artistas, cineastas (de los que ya he rezongado suficiente), escritores…

La belleza en sus obras pudiera ser, y tantas veces lo es digna de admiración; pero si la belleza, cultura, arte…traspasara le línea dicha, caería en la grosería, vulgaridad, procacidad, torpeza, pornografía… que, aún siendo expresión de libertad, provocan al personal, escandalizan, ofenden a Dios (u otros dioses) por libertinaje. Ésos son los carnavales que un gobierno coherente con el sentir del pueblo les puso el coto de la prohibición. Y porque es de sentido común, el Rezongón lo alaba sin cortapisa alguna. Para que mi alabanza tenga un fundamento serio, pongo en conocimiento del posible lector algo de historia de estas ¿fiestas?:

“Siempre las fiestas y expresiones del carnaval estuvieron ligadas a las demostraciones culturales, populares y autóctonas de un pueblo o etnia, a su idiosincrasia, con mezcla de imagen, color, sonido y movimiento, perfumes y sabores.

La alegría lo impregna, junto al buen humor y a la fraternidad reinante.

La virtud que regula las diversiones se llama la “eutrapelia”, palabra derivada del griego, que quiere decir el justo medio en el divertirse, el saber gozar sanamente, la mente y el corazón limpios para el sano esparcimiento y diversión necesitados.

Es saber gozar y divertirse.

Fiesta de creatividad en máscaras, disfraces, vestimenta, baile, música y artistas de diversa índole, en la cual se da lugar a lo artesanal en la confección de los vestidos, indumentarias, bastones, adornos, redoblantes, instrumentos de cuerda, viento o percusión.

Plasmado muchas veces en cuadros y pinturas, fuente de inspiración de artistas y escritores.

Está lejos del desorden y de las palabras y gestos groseros y soeces, o movimientos y apariciones eróticas que rozan lo pornográfico.

Fiesta familiar donde van los abuelos, papás, hijos/as y nietos. Donde la chaya, el papel picado, la nieve, hacen las delicias de grandes y chicos, mientras algo se degusta y se ve el espectáculo.

No faltan lugares en que hay ponencias y videos, exposición de artes plásticas, conferencias y grupos folclóricos y artísticos.

Pero ha ido deviniendo en descontrol y permisividad. Abuso de la no vestimenta, lo lúdico se cambió por desnudez y chabacanería, y lo cultural por expresiones que dejan mal parada la dignidad de las personas, principalmente de nuestras niñas, adolescentes y jóvenes, atentando también contra el respeto hacia los espectadores, que ya deben cuidarse sabiendo de antemano a qué clase de “diversión” o “espectáculo” van.

El pudor y la modestia naturales parecen haber desaparecido en ciertos intervinientes, incluso a veces en algunos espectadores exacerbados, que pueden ser los padres, abuelos, hermanos de aquellas y aquellos que parecieran no tener otro traje que el del Adán primitivo.

No tendría que ser el “reino del desorden”. Pareciera que retoma la etimología de los bacanales romanos, orgías de vino, embriaguez y desenfreno, en que la “carne” (carne-vale) lo vale todo, pero la carne en contraposición a la razón y el espíritu, los tres componentes armónicos de cada ser humano.

La cuaresma como tiempo litúrgico católico, que generalmente viene después de los carnavales, es un tiempo de preparación para la fiesta más grande del cristianismo, la pascua o resurrección corporal de Jesús, de la cual todos participaremos con nuestros propios cuerpos resucitados.

Por ello la cuaresma no trata de remediar los excesos de la carne “carnavalesca”, sino para cuidar más y mejor la totalidad del ser humano, cuerpo (carne), psiquis (razón) y espíritu, y para querer participar con un cuerpo sano, limpio y puro, de la fiesta de la resurrección, sabiendo que estos mismos cuerpos resucitarán, por lo que son nuestros compañeros de camino y debemos presentarlos saludables, alineados, limpios, “elegantes”, ya que tienen tan digno fin.

Desde la misma razón natural esto se nos dicta, y cuando algo trágico sucede comenzamos a hablar de los efectos trágicos de la droga, del alcohol, del desenfreno de los “jóvenes” (y no tan jóvenes).

Muchas veces se da lo ridículo de una sociedad que se dice cristiana y en pleno tiempo de cuaresma continúa con carnavales que poco tienen que ver con el espíritu cristiano.

Recobremos los valores artísticos y culturales de los pueblos, etnias y grupos, y pongámolos de manifiesto en estas fiestas populares para el beneficio, educación y edificación de todos, principalmente quienes son los encargados de la organización, que tienen que ser verdaderos educadores, los que tienen que dar el perfil de lo que se pretende brindar, y tamizar, controlar, regular, observar previamente, las expresiones que se pretenden volcar en la comunidad.

Gustavo Daniel D´Apice
Profesor de Teología (Pontificia Universidad Católica)
Profesor de Filosofía – Pedagogo

Y que conste que no pretendo aconsejar; yo…digo nada más.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
https://farm9.staticflickr.com/8619/16455703768_eb4239f94d_b.jpg

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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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