Ampudia, en acuarelas

Por José María Arévalo

( Cartel de la exposición de acuarelas en Ampudia. Acuarela de la calle Corredera, de José Mª Arévalo) (*)

Recorrer las dos calles principales, porticadas, de la palentina villa de Ampudia, Corredera y Ontiveros, es verdaderamente un placer. Así que pintarlas, muchísimo más. En el 2002, a poco más de un año desde que nos organizamos como Asociación de Acuarelistas de Castilla y León, descubrimos Ampudia como lugar ideal para nuestras salidas a pintar los sábados, y desde que empezó la primavera fuimos muchos de ellos a pintar allí. Aquel año estaba restaurando el Ayuntamiento el antiguo Hospital, con sus gruesas paredes del XVII, así que se les ocurrió que podían ofrecernos una exposición en él para las fiestas de Septiembre. Aceptamos y volvimos varias veces más incluso en verano, a pesar de la calor, para tener obra abundante de donde seleccionar; y aun no concluidas las obras, allí estábamos colgando nuestros cuadros. Recuerdo en la pared de la izquierda, nada más entrar, una acuarela de Paco Roldán, de la torre de la iglesia, una dificilísima perspectiva que le había salido de perlas, en formato bastante grande. Fue una magnífica exposición de quince días; tuvo tanto éxito que nos pidieron la repitiéramos una semana después, para ilustrar la semana cultural prevista para final de mes.

Así que este año, cuando nos invitaron de nuevo, doce años después, también para exponer en las fiestas de septiembre, no lo dudamos, aunque desde aquel 2002 no habíamos vuelto a pintar a Ampudia más que un par de veces. En estos doce años nos hemos hecho algunos de nosotros, mayores, y ya hay un grupo de jubilados que salimos a pintar también otros días entre semana. No sé por qué nos ha costado estos años llegarnos hasta Ampudia, a solo 30 kilómetros, quizá nos hemos hecho un poco comodones. Tras la nueva experiencia, yo creo que ya repetiremos visita con más frecuencia. Exponemos, pues, todo este mes de Septiembre, en el antiguo Hospital de Ampudia, hoy oficina de turismo, de martes a domingo, de 10 a 2 y 17 a 20.

Hemos vuelto, así, a colocar los caballetes en Corredera y Ontiveros, en la colegiata y el castillo o en cualquiera de las muchas vistas de este municipio de Tierra de Campos, que fue antaño sede episcopal y llegó a alcanzar 16.000 familias; y donde hubo cabildo de la colegiata, un convento de Templarios, otro de Agustinos y otro de monjas Claras. Su historia se remonta a la Alta Edad Media y va ligada, a los Rojas desde Sancho Rojas (obispo), al Condado de Ampudia, Duque de Lerma. El Castillo de Ampudia es una edificación militar del siglo XV; hoy de propiedad privada, alberga la importante Colección Eugenio Fontaneda. Me ha gustado mucho la acuarela del Castillo que ha presentado Berta de la Horra, nuestra conocida velocista, además de joven acuarelista, por la especial nitidez que ha conseguido. También han pintado el Castillo, exento o entre casas, Jesús Martín Acebes, Esther Frutos y Fernando Sobrino, este además de un magnífico palomar del entorno, el típico tierracampino que tampoco falta en Ampudia, y que también han interpretado Pilar Martínez y Pepe Santín, cada uno con su propio estilo.

( La colegiata de San Miguel, en Ampudia. Acuarela de Isabel Menéndez) (*)

Pero sigamos con la villa. En el inicio del XVII, Felipe III a instancias del Duque de Lerma, le concede mercado franco en los viernes y la celebración de feria franca del 8 al 15 de septiembre, lo que convierte a Ampudia en un importante centro económico. El núcleo urbano fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1965 por su gran atractivo y a sus calles porticadas. La Villa de Ampudia, de la que Mercedes Ballesteros ha aportado, en su acuarela de tamaño mayor al habitual, una panorámica muy interesante, presenta un trazado urbano característico de las villas de época bajomedieval, con una morfología urbana caracterizada por la presencia de un recinto fortificado que protegía la población, constituido por el Castillo y la muralla, de la que se conservan restos que permiten seguir parcialmente su desarrollo, como dos cubos de mampostería en la carretera de Valoria del Alcor, que también aparecen reflejados en la exposición.

La colegiata de San Miguel, cuya torre es conocida como la «Giralda» de Tierra de Campos es el foco polarizador del urbanismo de Ampudia. La han pintado en sus acuarelas, y con gran soltura por cierto, Isabel Menéndez –como puede verse en una de las fotos que ilustran este artículo-, Sole Redondo, Alberto Fernández Palenzuela, y Mª Angeles Martín Peña.

La Colegiata comenzó a construirse en el siglo XII y no se finalizó hasta el siglo XVI. Se trata de un edificio de estilo gótico renacentista. La torre mide más de 63 metros y se asienta sobre una construcción románica. Además, tiene siete cuerpos que están separados entre sí por impostas. El templo está compuesto por tres enormes naves adornadas con bóvedas de crucería y estrelladas, en cuyo interior podemos contemplar varios retablos de estilo renacentista, barroco y plateresco. Vale la pena ver las capillas de Santa Ana y San Ildefonso, y el órgano barroco construido en 1779 por Tadeo Ortega.

( Entrada en la exposición; en el centro, una maqueta de la colegiata de San Miguel, y en las paredes los cuadros) (*)

De la pujanza comercial de la villa –nos explica Wikipedia-, es reflejo su entramado urbano, caracterizado por un viario de tipo regular definido por una serie de calles principales, de considerable anchura, que atraviesan el caserío de parte a parte. La presencia de estas calles cabe atribuirla al origen de la población como encrucijada de caminos en este valle de Tierra de Campos. Otras calles en las proximidades del castillo, más estrechas y sinuosas, hablan de la existencia de una población de ascendencia judía.

( Vista de la segunda sala de la exposición en el antiguo Hospital ) (*)

Pero son los soportales el conjunto que consagra la identidad de la villa, y constituyen un relevante ejemplo de arquitectura tradicional castellana. Concentradas en las calles Corredera y Ontiveros, se han preservado con escasas alteraciones un conjunto de casas porticadas; se trata de viviendas de dos alturas, construidas con un entramado de madera y muros de adobe y cuya parte baja presenta un soportal organizado mediante pies derechos aislados del suelo por una basa de piedra, que reciben los esfuerzos a través de zapatas de madera. Las casas reposan en troncos de árboles rústicos o en columnas de piedra formando los soportales que se mantienen en pie desde el siglo XVII (hay incluso postes del siglo XIII).

(Calle Ontiveros, de Ampudia . Acuarela de José Mª Arévalo) (*)

La mayoría de nuestras acuarelas recoge algún tramo de aquéllas, es difícil resistir la tentación. Javier Minguez ha presentado dos de ellas muy atractivas, en las que observo más claridad en los tonos, con lo que añade un plus a su limpieza habitual. Carlos Ranero ha tomado planos más cortos, lo que le permite describir ventanas y puertas magníficas, con más atención –no digo más “detalle”, por su buena técnica simplificadora, impresionista, en la descripción-. Muy típica la acuarela de Jesús Peñalva, que ha plasmado, en la calle de Ontiveros, el rincón donde se encuentra la Hornacina de la Virgen de Alconada, patrona de Ampudia, y que estos días está abarrotada de flores. También Rosa Díez ha pintado Ontiveros, y casi todos ésta y/o Corredera, además de lo mencionado. Yo, que había pintado antaño otros muchos rincones de la villa, esta vez me limité a los dos clásicos de las calles Ontiveros, la de entrada, y su perpendicular, calle Corredera; tuve el placer de ver la de esta última incorporada al cartel que preparó el Ayuntamiento, con el que ilustramos el artículo.

Y, finalmente, muy original la acuarela de Carmen Peña, que ha añadido un cierto toque de abstracción reflejando los portales sobre el vacío, como si no tuvieran pié. Carmen es así, siempre nos sorprende.


(*) Para ver las fotos que ilustran este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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