Un apunte sobre el cacao del Islam

Por Javier Pardo de Santayana

(Medina en Marruecos. Dibujo de Francisco Roldán Morales) (*)

Un breve apunte sobre el cacao que tienen armado quienes profesan el Islam (en árabe…”la paz”). La verdad es que la están armando buena. Y se han propuesto quitarnos de en medio: sustituir esta civilización nuestra y las raíces que ustedes ya conocen – esta civilización de la libertad, de la democracia y de todas esas cosas tan bonitas – por un califato medieval.

Naturalmente ustedes pensarán que habrá que hacer frente a la amenaza cuanto antes y de la forma más decidida. Y tienen toda la razón. También pensarán probablemente que esta sería la ocasión de unir fuerzas entre todos, y si no lo piensan se lo digo yo. En efecto, a todas las grandes potencias debe preocupar lo que está ocurriendo con los islamistas: Rusia tiene zonas de tradición musulmana sobre todo en las regiones del Cáucaso y del Volga – la religión musulmana es la segunda en importancia del país – y en China se cuenta con unos 40 millones localizados en ciertas provincias. Otros países tienen incómodos vecinos que pueden caer en manos de los desalmados. Y a algunos, como Indonesia, país asiático con una impresionante población musulmana, les supongo aterrorizados temiendo que les alcance la epidemia yihadista.

El problema es por lo menos doble: por una parte la que supone una amenaza terrorista amplificada por un terror que curiosamente hace ganar adeptos, y, por otro, la desestabilización interna inducida por las masas de inmigrantes incorporados a nuestras sociedades avanzadas y que no acaban de integrarse en ellas*.

Pero surgió el conocido problema de Ucrania, y esto dificulta enormemente cualquier entendimiento entre Rusia y Occidente, que naturalmente incluye a Estados Unidos. Mira que es inoportunidad…

Mas lo que hoy quisiera recalcar es el efecto destructivo de lo que está ocurriendo en el mismo seno del “mundo musulmán”, desgarrado por los odios sectarios entre la supuesta ortodoxia sunní y la heterodoxia de los herejes chiíes y de otras sectas y creencias. Una guerra interna tan cruel con éstos como con quienes para ellos somos los “infieles”. Y ahí tenemos a musulmanes matándose unos a otros en las ciudades sirias, en las tierras iraquíes e incluso en las plazas cairotas, y no sería extraño ver algo parecido entre los yihadistas del llamado “Estado de Levante y Siria” y las huestes de Al Qaeda, que ahora ha pasado a un segundo plano de atención. Esto sin mencionar algún que otro reino igualmente musulmán al que se le “abren las carnes” ante la preocupante perspectiva de que la propaganda de los más violentos llegue a contaminar a sus pueblos respectivos.

Luego tienen ustedes las contradicciones. Por ejemplo, la doble identidad de determinados países árabes, cargados por cierto de millones, que se muestran amantes del progreso hasta batir retos de osadía arquitectónica y tecnológica – desde luego en el uso, que no en la ciencia o la investigación – mientras, por lo que dicen los que saben de esto, se dedican a subvencionar con impresionante generosidad a unos desalmados que se distinguen por una ferocidad y falta de compasión propia de pueblos primitivos.

En resumidas cuentas, veremos en qué para todo esto; pero ahora, de entrada, no sabemos ni siquiera cuál es el enemigo prioritario. Fíjense ustedes en la paradoja: ahora los norteamericanos están en si bombardean o no en Siria a las facciones yihadistas, lo cual supone nada menos que un apoyo directo al denostado régimen de Assad, igualmente musulmán por cierto, y al cual se pensó en bombardear tan sólo hace unos meses.

Luego está, tal como ustedes saben, el estruendoso fracaso de las llamadas ”Primaveras Árabes”. Duraron bien poco incluso en Libia, donde, para que aquello resultara bien, hubo intervención exterior de las naciones más civilizadas. Tan poco duró el sueño, que ha hecho resultar ridícula aquella denominación de “primavera” tan aireada por los incautos en su día, pues las mal llamadas “primaveras” acabaron como el conocido “rosario de la aurora”.

Así que, ante tal panorama, no les extrañará a ustedes que les hable de “cacao” para describir la situación de forma que me entiendan.

* Hablando de inmigrantes, la prensa informa de haberse identificado al que aparece como decapitador en el video del asesinato del periodista norteamericano. Se trata de un musulmán tan aparentemente integrado como para ser esa cosa tan difícil de tragar que es “un rapero”. En fin, lo que faltaba para el duro…


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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