Apócrifo II. 22. Nuevos cambios de casa

Por Carlos de Bustamante

( Sitio de Caná en Galilea. Acuarela de David Robert en “View the Holy Land”; odisea2008.com ) (*)

Les dije, que Jesús y Myriam, su Madre, charlaban largo y tendido cada noche. Y cada noche y sin mirarles descarado, observaba cierta expresión de tristeza en los ojos preciosos de Myriam. Mi Ama y Señora. Si todos nos mirábamos en Jesús, no les digo su Madre ¡y “Madre nuestra”! Como la mejor de todas las madres que era, su Hijo fue siempre el espejo donde continuamente se miraba.

La preocupación en los ojos de Myriam era mayor aquel día. Lo era tanto, que desde Pulgar, ya mayor, hasta Mykita y Alguacilillo caminaban como sombras tristes por la cuadra y alrededores. Sin duda indiscretos, habían escuchado algo.

Me llamó Myriam. Acudí inmediatamente.

-Deberías aparejar-me dijo- a Pulgar-, porque nos cambiamos de casa.

-¿Sucede algo malo?-me atreví a preguntarle.

-No; no, Tarsicio –me dijo con la consabida música en su voz-. Sólo que como Jesús va a cumplir treinta años –añadió- me ha pedido desplazarse a los lugares donde podrá cumplir mejor a lo que ha venido-finalizó con la preocupación acentuada.

Palabras “cumplir mejor a lo que ha venido”, que me despertaron verdadera curiosidad, tampoco exenta de gran preocupación.

Experto en mudanzas, en muy poco tiempo, quedó Pulgar perfectamente aparejado. Nombrado el asnillo, les he de decir que, alimentado desde pequeño con leche de oveja. Se puso tan orondo, que de Pulgar ¡nada! Y en absoluto Pulgarcito como le llamó Myriam durante los primeros meses de vida.

Fue sólo de camino cuando supe adónde nos dirigíamos. Acuerdo tomado en las conversaciones que no me correspondía intervenir. La casa quedó cerrada y tan relimpia, que tuve la impresión de que era un cierre no definitivo. Pero no; que por el momento eso no lo supe, sino que cuanto tocaba Myriam lo convertía en oro. Era siempre la señal inconfundible de su paso. En la casa y en el interior de cuantos trataba. Siempre pasaba haciendo el bien y muy bien todo cuanto estaba relacionado con Ella y con su Hijo.

Llegamos a Caná; en tierra todavía de Galilea y no muy lejos de Nazareth. La brisa traía el olor de mar. El que sin serlo, Tiberíades lo parecía. Nueva casa, de momento. De entre la carga sobre Pulgar, ¿quién iba a estar, sino Mykita y Alguacilillo? Recibí el chorreo más descomunal que jamás recibí… de ratones.

-¡Como te vuelvas a marchar sin decirnos ni pío, te vas a acordar de nosotros!- me dijo Mykita, al tiempo de mostrar los dientes como agujas y afilados, roedores, como navaja de barbero. Les pedí perdón; aunque bien sabía que la amenaza era broma. Ayudé luego a instalarnos y acondicionar la nueva casa.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
https://farm4.staticflickr.com/3117/3095537610_8d688bf53a_o.jpg

OFERTAS ORO

¡¡¡ DESCUENTOS ENTRE EL 41 Y EL 50% !!!

Una amplia variedad de las mejores ofertas de nuestra selección de tiendas online

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

Lo más leído