Cuadrado Lomas, en la Real de Bellas Artes

Por José María Arévalo

( Dos burros. Óleo de Félix Cuadrado Lomas, en cajaespana.es.obs. salavirtual. 54×119) (*)

Ha sido todo un acontecimiento, el ingreso de Felix Cuadrado Lomas en la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, institución que celebra este año el 230 aniversario de que Carlos III la admitiera bajo su protección, en 1783, a la que hemos dedicado con este motivo una serie de artículos en nuestro blog. Ingresa, no como miembro de número –lo que han reclamado ahora varias voces cualificadas, entre ellas el propio académico que contestó a su discurso de ingreso, José Carlos Brasas Egido-, sino como académico de honor, y haciendo extensivo ese reconocimiento – dijo también Brasas- a los restantes miembros del Grupo Simancas, Jorge Vidal, Domingo Criado, Gabino Gaona, Fernando Santiago «Jacobo» y Francisco Sabadell. Cuadrado Lomas rechazó inicialmente el nombramiento, pero ahora ha aceptado “porque creo –confesó en una entrevista al Norte de Castilla- que no me quedaba más remedio y porque me parece mucho mejor pertenecer a la Academia que a un club de fútbol. Además es una deferencia que han tenido conmigo y no puedo culpar a nadie –solo a mí mismo, por no aceptar la primera vez– de que haya llegado tarde”. Como justificándolo añadió: “Lo que pasa es que está todo tan revuelto que pienso que es muy difícil cumplir con el papel asignado y mucho más todavía conseguir aclarar conceptos”.

Se esperaba con expectación el discurso de Cuadrado Lomas en el acto de ingreso. “Hablaré de cómo me va –había dicho en aquella entrevista-, de la diferencia entre cultura, creación y arte. Porque, ¿qué voy a decir que todos los académicos no conozcan perfectamente? No se puede dar una lección a los profesores, así que hablaré de la experiencia, no de la teoría; de lo que conozco. Es decir, mi discurso, si puede llamarse así, versará sobre la práctica”. No defraudó don Felix, y El Norte recogió –en opinión de varios académicos con los que he tenido ocasión de hablar- perfectamente una síntesis de su intervención, que incluyó conceptos no solo prácticos, sino más profundos, con su singular versión –muy lúcida en mi particular opinón- de lo que es el arte, como ahora veremos.

Cuando María Aurora Viloria –que publicó una estupenda biografía del pintor en el catálogo de su exposición del Colegio Lourdes, que publicamos en este blog el 4.12.10, y que puede verse todavía usando nuestro buscador- le pregunta, en la entrevista que comentamos, ¿qué es la belleza?, Cuadrado Lomas se pronuncia abiertamente en favor de la concepción clásica: “Me refiero a belleza en la obra, no en lo que representa, porque puedes pintar la muerte o la decadencia del ser humano, como los enanos de Velázquez, por ejemplo; es decir, temas no bellos, pero la obra tiene que serlo, y estar bien hecha por encima de todo. Hay que conocer el oficio”. Lo que completó cuando daba su opinión sobre la academia: “…Tengo que reconocer que nunca he sido muy dado a academias ni a asociaciones, porque creo firmemente en la libertad en el arte, aunque dignificado de una manera clásica a través de los cánones sometidos a una reflexión, a un rigor auténtico, a unas normas. Esa ha sido la función de las academias aunque ahora, con la crisis, también se criban conceptos”.

( Barcas de Nazaré. Óleo de Felix Cuadrado Lomas en el Museo de la Universidad de Valladolid) (*)

En diversos artículos de este blog hemos comentado la particular aportación del geometrismo de Cuadrado Lomas, del que no se ha separado – lo que puede parecer repetitivo- desde que obtuvo sus primeros éxitos con esta forma expresiva, utilizando el color, que domina, para innovar. Al respecto, Brasas Egido en su contestación destacó «el estilo propio e inconfundible» de un artista «fiel a sí mismo, pero en constante cambio y progreso» que toma lo que le interesa de la realidad para extraer su esencia. «Y en ella está presente sobre todo la preocupación por la forma, la valoración de la línea, de los espacios vacíos y dilatados. La geometría constituye el armazón de sus paisajes castellanos. Tierras construidas con un tratamiento casi cartográfico del terreno». Bien es verdad que también añadió: «Es la suya una visión esencial del paisaje, un paisaje hecho de forma, luz y color». Mis cuadros –ha dicho el nuevo académico- “no son abstracciones geométricas, porque parten de la realidad, de parcelas, color, lejanía”.

Estos días se han multiplicado las informaciones sobre el pintor, que subrayan su geometrismo. Así, el Diario de León recogía unas palabras suyas : “En la composición de buena parte de sus cuadros –le preguntaban- se percibe un componente geométrico… -Eso parte de una visión del paisaje –contesta-, de las formas de las tierras, que luego se puede llevar al bodegón, al desnudo o al retrato… a lo que quieras. Tampoco es nuevo, tiene un sentido constructivista que se ha impuesto desde el momento del cubismo y que han empleado muchos pintores. La geometría se ha manejado con bastante frecuencia, especialmente para hacer ropajes, fondos y, sobre todo, en la composición. Es una gran tiranía que uno a veces se impone. La composición a mí me interesa mucho, no la pongo por encima de lo demás porque el arte de pintar reúne una cantidad de conceptos enorme, la forma, el color, la línea, la luz… pero creo que es muy importante”.

( Agua fuerte de Cuadrado Lomas) (*)

Vamos a su discurso de ingreso, en la reseña de El Norte: “En una reflexión sobre las artes y la vida, Cuadrado Lomas, que se declaró autodidacta, afirmó que su obra parte de la observación de la naturaleza y rechazó el amaneramiento o anquilosamiento en un mundo en crisis que, a su parecer, terminará con las galerías privadas. Dijo que no se puede pintar lo desconocido y que el paisaje real al final es del cuadro, porque la naturaleza se mueve y se transforma. Declaró que la pintura es un arte en segunda dimensión, la más intelectual de todas según Leonardo, y que necesita medida, equilibrio, composición, gracia y misterio, además de perspectiva, color, oficio y luz. «Debe estar bien hecha -añadió- y tener cierta belleza en el resultado».

Efectivamente, ya en la entrevista Felix Cuadrado Lomas había sostenido que la pintura es la más intelectual de las artes, porque maneja la luz junto con el color y la imagen. En ella todo es ficticio, pero con la perspectiva, el volumen, la línea, puede formar el movimiento. “Finalmente, tuvo un recuerdo para los fallecidos Juan José Martín González, catedrático de Arte y académico, y para la pintora Ana Jiménez”

Como explicaba Viloria, Félix Cuadrado Lomas nació el 4 de diciembre de 1930 en la calle de Panaderos, junto al Caño Argales. “Va a cumplir por tanto 83 años y sigue pintando. Su obra ha ido caminando hacia lo esencial sin perder jamás las señas de identidad de uno de los más singulares paisajistas de Castilla que también crea figuras, mulas, mercados, desnudos o viñas. Hace mucho tiempo que decidió no exponer fuera de Valladolid porque no estaba dispuesto a andar de aquí para allá con los cuadros, a no ser que una institución se encargase de ello, como hizo la Junta con una antológica que recorrió la Comunidad”.

( Mulas en el mercado de Villalón. Óleo de Felix Cuadrado Lomas.) (*)

Y nos contaba el pintor, respecto del cuadro que ha cedido a la Academia, como es costumbre al ingresar, que han elegido, entre los ocho que les mostró, “un paisaje de un pueblo vallisoletano a contraluz en negros y amarillos y con unas casitas abajo”. Y que en la primavera pasada pintó siete cuadros, bodegones, paisajes de la llanura sin celaje y un desnudo de tamaño natural, “pero me quemé las manos con disolvente, algo que nunca me ha pasado, ya que sólo utilizo la paleta para los remates. Así que he perdido unos meses muy buenos de luz y solo espero poder volver a trabajar en primavera al menos cinco horas diarias”.

Acabamos con palabras del discurso de contestación del académico José Carlos Brasas: «¡Cuán difícil es penetrar en la esencia de la pintura y descifrar el verdadero trasfondo del universo pictórico! A pesar de esos circunloquios, siempre se nos escapará la intención última del artista. Pero a Félix, la verdad sea dicha, no le obsesiona ese trasfondo intelectual. Sus lienzos son ante todo una creación plástica y colorista basada en el duro bregar de cada día en el campo, al aire libre y luego en la soledad de su taller; sus cuadros son antes que nada pintura trabajada con rigor y sensibilidad. Porque en definitiva tras todas estas lucubraciones, lo que cuenta, lo que queda es simplemente la pintura, el cuadro en sí mismo. Una vez que se deja atrás el laborioso proceso de creación artística y la pintura está terminada, o bien permanece y se aprecia y reconoce públicamente, o bien se olvida para siempre ante el paso inexorable del tiempo».

Concluía: «La Academia tenía una deuda contraída con Cuadrado Lomas, la Academia debía recibirle entre sus miembros. Es éste un reconocimiento un tanto tardío pero bien justo y merecido y que ahora la Academia salda con el que seguramente es, después de García Lesmes, uno de los pintores más representativos del paisaje castellano de nuestro tiempo».


(*) Para ver las fotos que ilustran este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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