Variaciones con acuarela y acrílico

Por José María Arévalo

( Teinteresa.es incluye esta foto en la noticia que titula “Paisajes que reflejan el eco de la postmodernidad, propuesta artística del murciano Luis J. Fernández en Valladolid”) (*)

Hasta el 1 de diciembre, en la sala de Las Francesas, expone el murciano Luis J. Fernández su propuesta artística bajo el título “Variaciones del espacio sometido”, por cuanto trata de romper la perspectiva cartesiana, mostrar edificios de ciudades que reciben a otras ciudades y buscar un motivo topológico para saber si somos esclavos dentro o fuera de los espacios que se muestran. La prensa añade, en palabras suyas, que cuando vio el espacio que albergaría sus obras «pensé que mejor sería haber titulado ‘Arquitectura en oración’. Mi obra puede calificarse como neobarroca y representa la evolución de la arquitectura contemporánea. He querido rendir culto a la arquitectura, con estas formas de edificios y ciudades que parecen cuevas donde refugiarse». Y añade; “En los días que llevó en Valladolid he visto una ciudad y unas iglesias que me han impresionado”.

La otra idea que barajan las noticias de ls exposición es la de que se trata de paisajes que reflejan el eco de la postmodernidad. con un recuerdo a los «complejos» dibujos de Escher; que a través de sus obras pone en duda la realidad con estos paisajes en los que el espacio, «siendo engullido por la arquitectura y por los nuevos espacios, toma forma a través de una maraña de estructuras aparentemente insostenible». Arquitectura auto-referente «desdoblada hasta convertirse en meta-arquitectura» y que hacen de las pinturas del artista «algo más que representación, una suerte de presentación de la arquitectura urbana como nuevo templo». El pintor nació en 1974 en Blanca (Murcia), lugar –dicen- que ha influido en la abertura del autor a las grandes inquietudes creativas.

Se subraya que desde muy joven sintió atracción por la acuarela, y veremos que utiliza esta tan difícil técnica, junto con el acrílico, para delinear esas construcciones, con el uso de un medio que nos es muy familiar a los acuarelistas, la cinta de carrocero que pega sobre el papel para después ir arrancándola y configurando las formas de los edificios y sus ventanales. Esta y otras claves de la pintura de Luis J. Fernández que vemos en Las Francesas, de factura verdaderamente impresionante, con un trabajo monumental plasmado en grandes formatos, nos la da un artículo que publica la web del autor, luisjfernandez.com/wordpress, y que suscribe Ramón Luis Valcárcel Siso con el título “Las ciudades imposibles de Luis Fernández”. En él se nos cuenta que, tras una etapa dominada por la representación de espacios simbólicos de Murcia, como sucede en su célebre serie dedicada a las norias, o de elementos modulares, como su serie de embalajes de madera para la fruta, ha llegado al ámbito del paisaje urbano a través de la creación de ciudades imposibles producidas a partir de edificios paradigmáticos de la civilización contemporánea.

( Luis J. Fernández. TIMES SQUARE IV. New York. 2005 ) (*)

“Se podría decir, sin embargo, que esta nueva serie es la suma de su previo proceder pictórico, pues combina, por un lado, la cuestión de la memoria y el poder simbólico de la arquitectura, ya presente en su serie de norias y, por otro, la cuestión formal de la modularidad y la estructura que podíamos ver en su más reciente atención a las cajas.

Una evolución que se ha dado en varios sentidos. Quizá, el que más llama la atención es el sentido de la técnica. Luis Fernández ha abandonado los pinceles y los útiles del pintor para trabajar el cuadro en un plano más físico, a través del rodillo y la cinta de carrocero que pega sobre el papel para después ir arrancándola y configurando las formas de los edificios y sus ventanales. El cuadro se va haciendo más matérico y sucio y, en cierto modo, más abstracto. Aunque el asunto representado sea una cuestión central para el artista, el propio procedimiento de pintar, la materia, los colores, siempre apagados y sedosos, la textura, en definitiva, reclama un protagonismo tal que uno está tentado a hablar de un cierto informalismo.

( Luis J. Fernández. New York. 2004 ) (*)

Llama la atención la cuestión del azar. El propio material impone un procedimiento y, sobre todo, acaba produciendo formas y estructuras que no habían sido predeterminadas por el pintor, de modo que la contingencia se convierte, junto a la mano del artista, en un factor más en el resultado de la obra.

Si revolucionaria es la técnica, no menos lo es el tema: la ciudad. Evidentemente, la ciudad ha sido uno de los asuntos centrales de la modernidad. Desde el impresionismo, la vida urbana se convirtió en una de las imágenes más representadas. Luego, las vanguardias y, en especial, el futurismo, dejaron también buenos ejemplos de ciudades pintadas. Ciudades ruidosas y nerviosas, como las de Balla, Boccioni o Severini. O ciudades vacías, como las de Giorgio de Chirico.

En la posmodernidad la ciudad siguió siendo un tema básico. Los nuevos realismos y la pintura posmetafísica siguieron esa tradición de representación, si bien la ciudad se convirtió en un escenario vacío en el que había desaparecido todo rastro de humanidad. Cabe recordar al respecto las ciudades de Antonio López o de José Manuel Ballester.

( La biblioteca. Acuarela de Luis J. Fernández) (*)

En el caso de Luis Fernández, se sigue esa tradición de ciudad vacía y desierta en la que nadie habita. Pero más que de ciudades deberíamos hablar de edificios. Porque las ciudades de Luis Fernández no existen en la realidad, sino que se fraguan en la imaginación del pintor. Una imaginación que da lugar a espacios dominados por edificios singulares que representan los grandes momentos de la arquitectura contemporánea. Se podría decir que su pintura homenajea a estos edificios que ya son iconos de la cultura contemporánea.

Luis Fernández combina en la misma superficie edificios de procedencias diferentes con vistas diferentes del mismo edificio, mostrando así escenas imposibles. Escenas que sólo pueden ocurrir en la mente del pintor. En este sentido, su obra se aleja de los medios de representación instituyentes, como la fotografía, el cine o la televisión, y busca una cuarta dimensión que trasciende las leyes del tiempo y del espacio.”

Muy interesante exposición, esta de Luis J. Fernández en Las Francesas, especialmente para los amantes de la acuarela, que vemos transformada en paisajes urbanos tan complejos y espectaculares como estos, eso sí, en forma mixta con el acrílico. Quién lo hubiera dicho.


(*) Para ver las fotos que ilustran este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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