Los hombres y las mujeres (¿hombras?)

Por Carlos de Bustamante

( The girl. Acuarela de Andreuccetti en aandreuccetti. altervista.org) (*)

De ninguna manera puedo presumir de erudito en cuestiones gramaticales ni literarias relativas a la lengua española. Ni por profesión, ni por conocimientos. Simple articulista y alguna que otra vez novelista mediocre, soy sólo castellano de pura cepa y origen montañés. Hay, sin embargo, expresiones hoy en día, cuyo origen sé y no me pete denunciar, que rechinan al oído de quien sin más méritos que los heredados de nacimiento, cree entender “algo” del idioma que habla.

Tampoco puedo ni quiero presumir de cristiano docto. Pero sí consecuente. Leo y medito a diario libros o textos referidos al Nuevo y Antiguo Testamento.

¡Pero qué manía les ha entrado a muchos y… muchas! Obsesión por el “género”. Más: por la ideología de género. Permítanme una miajita de guasa:

No te fíes, amigo mío, de la señora estupenda que pasa a tu lado por la calle contoneándose provocativa medio vestida con “mini short”. Si se te ocurre un buen piropo a la española, te puede sorprender la respuesta con un vozarrón de minero asturiano o mulero castellano en tierras de pan llevar. Puede que, confundido y con el pavo subido, compruebes horrorizado, u hoy sólo sorprendido, de que no es una señora estupenda, sino un hombre de armas tomar, disfrazado de “hombra”. Hombra digo, y no hombre, ni mujer.

Digo si no será éste el motivo por el que en foros, tertulias, mítines políticos e incluso púlpitos o “micros”, que los suplen con ventaja, tengamos que soportar tan innecesaria diferenciación. Lo escuché recientemente en el Ofertorio del pan y vino que, tras la Transustanciación serían el Cuerpo y Sangre Cristo ene la Santa Misa a la que asistía: “Frutos… del trabajo `de los hombres y de las mujeres´, que ahora te presentamos”. Además de “idiotez”, y perdonen, es una bobada tan redundante como un piano. ¿O no?

Lo pregunto por aquello de que como cada quisque puede ser ahora lo que quiera, hasta me hacen dudar.

Al “paso que va la burra” puede que nos sea preciso, como en los coches, llevar bien clara la “matricula” tan europea, que haga clara la distinción: soy hombre; o soy mujer (¡hombra!). Ver para creer. Y vale. Que me gusta esto de los microrrelatos.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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