Nuestros pintores, en el patrimonio de la Universidad de Valladolid

Por José María Arévalo

(Barcas de Nazaré (Portugal). Óleo de Felix Cuadrado Lomas en la exposición del Patrimonio de la UVA)(*)

En la reseña de exposiciones de este verano, hemos dedicado tres artículos a las llamadas de “pintores emergentes”, la del Patio Herreriano, que permanecerá hasta el 23 de septiembre, y las dos simultáneas del Monasterio de Nuestra Señora de Prado, que concluyeron el mes pasado pero se pueden ver en la Casa de las Conchas de Salamanca hasta el 30 de agosto. Y comentábamos que si nos cansamos de los “emergentes”, el Museo de la Universidad de Valladolid exhibe, en el edificio Rector Tejerina, frente al palacio de Santa Cruz, su colección de historia y arte, bienes artísticos dispersos en edificios de la Universidad, entre los que pueden verse cuadros clásicos y otros de los principales pintores vallisoletanos del siglo pasado. “Ésta sí que será un deleite asegurado –decíamos-, por lo que yo conozco de algunas visitas y sobre todo a través del libro que sobre este patrimonio me regaló la Universidad, por una colaboración que muy gustosamente realicé. Ya les contaré también”. A ello vamos.

Creo que me pasé un poco en mi entusiasmo por la muestra del Patrimonio de la UVA, de cuya visita he salido un poco decepcionado, quizá porque, como suele decirse, ni están todos los que son, ni son (dignos de apreciar) todos los que están. Sobre todo me ha desolado no encontrar el cuadro de José María García Fernández, “Castilviejo”, que recuerdo vagamente haber visto, quizá en el llamado Palacio de congresos, y desde luego está reseñado en el citado libro sobre este patrimonio y la historia de la Universidad vallisoletana, “La Universidad de Valladolid”, de Martín González y Margarita Torremocha. Menos mal que hay un Cuadrado Lomas muy representativo suyo, de la serie de barcas de Nazaré, magnífico en texturas y colorido; solo por verlo ya compensa la visita. Y porque, por fin, estén nuestros pintores en alguno de nuestros museos, por lo que vengo clamando desde el primer artículo de este blog, hace ya cuatro años, con el lema, que quiere ser un grito de angustia, “¡Nuestros pintores a nuestros museos¡”.

La ausencia, en esta exposición, del cuadro de Castilviejo, probablemente se deba a que no estamos ante una muestra temporal, sino que tiene vocación de permanente. Así parece deducirse de la explicación del Rector a la prensa, a principios del mes pasado, y de que las exposiciones del mundo universitario que antes se presentaban en salas contiguas –recuerdo una magnífica de los hermanos Zaparaín-, también del edificio Tejerina, se van a realizar en el patio de las Conchas, otra estancia recuperada. «Estamos poniendo una segunda piedra a este museo, que espero crezca y sea un pequeño museo de referencia», concluyó Jesús Urrea.

“Esta sala –reseñaba El Norte de Castilla-, tendrá carácter permanente y se ubica en el edificio Rector Tejerina, frente al palacio de Santa Cruz, donde se exhiben unos ochenta objetos que integran la colección de historia y arte del Museo de la Universidad. El rector de la Universidad de Valladolid, Marcos Sacristán, explicó que con esta iniciativa se pretende «poner en valor el gran patrimonio artístico» acopiado por la institución universitaria a lo largo de su historia, «reuniendo piezas que hasta ahora estaban dispersas en distintos departamentos de facultades y edificios administrativos» y a las que los ciudadanos no tenían acceso para su disfrute. «El desembolso económico que se hizo en su día por estas obras no se rentabilizaba; de este modo se beneficiarán la ciudad, Castilla y León y la Universidad», arguye Sacristán”.

(Tordesillas. Óleo de Francisco Galicia en la exposición del Patrimonio de la UVA)(*)

Lo cierto es que al pretender formar con este patrimonio un museo permanente, los despachos del rectorado y los decanatos, las entradas a las salas más representativas de la Universidad, se pueden quedar sin elementos decorativos. Así que la actual muestra no recoge todos los cuadros con que cuenta la institución. Ni desde luego las más importantes obras de arte de su patrimonio, como por ejemplo el famoso Beato de Liébana, uno de los seis o siete ejemplares que se conservan en el mundo, de esta famosa obra medieval, que se guarda, en caja fuerte acristalada, en la maravillosa biblioteca antigua del Palacio del Santa Cruz, y que tuve hace años el privilegio de ojear, con estas manos pecadoras, con motivo de otra colaboración que mantuvimos desde la Renault. Recuerdo la gran impresión que me causó poder acariciarlo, cuando pocos años antes no había podido ver más que un par de páginas de otro Beato, el de la catedral de Burgo de Osma, a través de un cristal igualmente blindado. El Rector Tejerina tuvo la amabilidad de sacarlo de la vitrina-caja fuerte y ponerlo en nuestras manos unos instantes que nos supieron a gloria, por los que quedó más que recompensada nuestra colaboración.

De manera que, al felicitar a la Universidad por esta decisión de ofrecer un museo permanente en el que tienen importante presencia nuestros pintores vallisoletanos, y castellano-leoneses en general (no en vano la UVA cuenta con campus también en Palencia, Segovia y Soria, y antaño en Burgos), no tenemos muy claro quienes faltarían para considerar satisfecho nuestro deseo de que estén nuestros pintores en nuestros museos. Y animamos a los responsables de esta tan importante iniciativa a que en su gestión no pierdan de vista esta idea de conseguir una representación de nuestros artistas, también, entre los vallisoletanos, de Eduardo García Benito, por ejemplo, y entre otros castellano-leoneses al segoviano Esteban Vicente, a los burgaleses Luis Sáez y Vela Zanetti, al palentino Jesús Meneses, al salmantino Zacarías González o al zamorano Pedrero.

Ciertamente la presencia de nuestros pintores en esta exposición es ya importante. Desde Capuletti (con un dibujo de toreros muy a su estilo), Benjamín Palencia (con un paisaje de 1974, que se hallaba en el despacho del Rector), o Antonio Maffei, a Alvaro Delgado, Gabino Gaona (del que, además de uno de sus típicos paisajes castellanos, puede verse un rompedor, atrevido juego de color con guaches), y García Lesmes, entre los consagrados. Y otros muchos de los que ya se habla mucho, García Jiménez, García Rementería, Teresa Morán, Oswaldo Guayasamín, Manolo Sierra, Villalobos, Marcos Collantes, M. Temprano, Jesús Velasco, Mery Maroto, Barjolas, y alguno más que no vale tanto la pena mencionar o simplemente que se me ha pasado.

De los conocidos que no están incluidos en esta exposición, y sin embargo el citado libro de Martín González los menciona como artistas modernos que tienen obra en la colección universitaria, me saltan a la vista Félix Antonio González, Jesús Infante, Pablo Ransa, Justo San Felices, y Miguel Angel Soria.

También cita, entre las donaciones, una colección de acuarelas de don Esteban López Serrano, funcionario administrativo de la Universidad, que me encantaría ver, en alguna ocasión. Y subraya que la Universidad sigue incrementando su patrimonio artístico, lo que viene haciendo por encargo, compra o donación, y predomina la pintura, pero hay representación de la litografía, el dibujo y la fotografía.

Entre los cuadros clásicos destacan, en la exposición, un Claudio Coello y, junto a varios de antiguos rectores, un retrato de Germán Gamazo como Ministro de Fomento, que realizara, con muy buena técnica, en 1918 Elías González Manso.

En fin, como señala la prensa estos días, la UVA ha sacado a la luz bienes artísticos dispersos en edificios de la Universidad, en una exposición que reúne patrimonio acumulado durante siete siglos en dependencias universitarias. Muy de agradecer.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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