Salón y Taller de Otoño

Por José María Arévalo

(Reflejos. Óleo de Miguel Perrino, primer premio del Salón de Otoño, en la sala de exposiciones del Teatro Calderón)(*)

Tengo que disculparme por, como de costumbre, comentar las exposiciones a punto de concluir la convocatoria. Tan a punto que acaban ambas hoy mismo, todavía se pueden visitar esta mañana. Tengo una disculpa, que las dos muestras habituales, en estas fechas, de la Unión Artística Vallisoletana, se han desplazado: el Taller de Otoño, a la sala de exposiciones de Caja España-Duero, en la Plaza de Zorrilla, una de las mejores y más céntricas de nuestra ciudad; y la del Salón de Otoño, la de los pintores más consagrados de la asociación, por primera vez se ha inaugurado una semana más tarde que aquella, como siempre en el Teatro Calderón. No obstante ya les comenté que abrirían temporada, sin poder decir fechas porque no se habían publicado entonces, en mi artículo del mes pasado “Exposiciones para el nuevo curso”. Menos mal que la prensa local, especialmente El Norte de Castilla, se ha hecho amplio eco a tiempo, ellos sí. Dos artículos ha dedicado al Salón María Aurora Viloria, que no se suele prodigar con los autores locales, es de agradecer.

En ellos se ha hecho eco especialmente del primer premio, concedido a la obra “Reflejos”, de Miguel Perrino, incluyendo una buena foto de su óleo, que reproduzco, de la que afirma es “una sugerente composición de varias barcas sin remos que parecen flotar a la deriva sobre un mar azul y consiguen trasmitir una sensación de movimiento, al tiempo plácida e inquietante”. Muy atinado comentario. Perrino viene utilizando, desde hace muchos años, esas formas de curvas en sucesión que recuerdan a las de la gota de agua, en motivos unas veces abstractos y otras surrealistas, con una depurada técnica de veladuras, que domina. Creo que hace dos o tres años, cuando ya obtuvo otro premio, le comenté tendría mucho más éxito con el público si interpretara con esa misma técnica objetos más identificables para el espectador, que se pudieran entender mejor. Me puso cara de me importa un bledo lo que digan o entiendan, ya saben ustedes como somos los creativos, pero creo que algo le quedó, porque el cuadro este año premiado es precisamente eso, y encima Perrino llega en él a la perfección en su técnica y estilo, tan particulares. A mi me encanta. Mi mayor enhorabuena, Miguel.

Lo de llamar a esta convocatoria anual “Salón de otoño”, que queda un poco rimbombante, se tomó en su día del famoso Salon d’Automne, la exposición de arte que se celebraba –no sé si se continúa celebrando- anualmente en París desde 1903, y que trataba de ofrecer salidas a los jóvenes artistas, frente a los dos salones clásicos, el Nacional y el de los Artistas franceses, que celebraban sus exposiciones en primavera. A la primera exposición, que tuvo lugar en Octubre de 1903 en el Petit Palais, presentaron obras nada menos que Matisse, Rouault y Bonnard. En ella se dio a conocer el fauvismo en 1905, y se presentaron exposiciones conmemorativas de Gauguin, en 1903, y de Cézanne en 1907.

La de este año en Valladolid es ya la 37 edición de nuestro particular Salón de Otoño. Cuando me invitó Godofredo Garabito, en los años ochenta, a participar fuera de concurso –estupenda fórmula para atraernos a la asociación, que no he visto se siga utilizando-, se celebraba en la sala, un poco cutre, de Ruiz Hernández. Éramos realmente la mayoría jóvenes valores. Han pasado treinta años, y muchos continuamos, menos mal que se ha ido renovando la asociación fundamentalmente con jóvenes. De Ruiz Hernández se pasó a exponer en la sala de pasos de las Angustias. Entonces se aplicó el desdoble, pues no cabíamos todos, de Salón y Taller.

En el Salón echamos en falta a nuestro querido Pedro Alonso, el discípulo más aventajado de Castilviejo, que se ha ido refunfuñando un poco, espero no sea por tanto artista novel como tenemos. Ahora se lleva más el realismo fotográfico, como hemos visto en las últimas ediciones de los premios Acor, que son los mejor dotados económicamente. Con él, Miguel Ángel Galván se ha llevado el segundo premio, bien merecido por su interpretación particular de una niña sentada en la cama con la estantería de los juguetes de fondo. Junto a éste, se exponía otro fotográfico pero con distinta factura, muy interesante, “Siesta” de Óscar Herrán, premiado con el primer accesit.

Alejandro Cano, que siempre se lleva alguno, solo el tercero esta vez, con otra de sus magníficas vistas del Campo Grande. Me da la impresión de que Cano va ahora evolucionando hacia mayor complejidad, hay que verlo desde un poco lejos, sobre todo los reflejos en el agua, extraordinarios, se va el ojo a ellos.

No hay muchos abstractos este año, Mercedes Quintana se ha llevado el segundo premio con una composición de manchas de color rotas por un enrejado negro. Más me ha gustado, a caballo entre la abstracción y el expresionismo, el de Carmen Peña, “Ánimas”, que parece las ves esbozadas, en presentación muy sugerente. También me ha gustado el óleo de Asensio, casi matérico. Concha Vives se ha llevado el tercero, con una pintura geométrica en blanco y ocre de casas con la torre de la Catedral al fondo. No podía faltar el bodegón de Ángel Espeso, magnífica pincelada clásica, como siempre, y el surrealismo de Juan Carlos González Muñoz.

En cuanto al Taller de Otoño, aunque baja un poco el nivel, natural en los menos consagrados, vale la pena visitarlo aunque solo sea por contemplar las dos instantáneas, esta vez hiperfotográficas, dos retratos de extraordinaria técnica, de Liane Ruiz, que yo no conocía. La primera vez que se presenta obtiene, claro, el primer premio por una de ellas. Laura Juárez obtiene el segundo, con dos bodegones de buena composición, a base de texturas, en las que no pierden transparencia los vasos que incluye. Más clásica, la “Buganvilla” que ha pintado Agustín Rebollo, con la que se lleva el tercer premio.

La acuarela está representada aquí por Isabel Menéndez, que ha obtenido el primer accésit con una variación del tema del puente de Isabel la Católica con el que ganara el primer premio del concurso de pintura rápida San Pedro Regalado de este año. Me gustó más éste anterior, más contrastado, creo recordar, y perspectiva más arriesgada, pero en ambos muy buena mano. El tercer accésit se lo ha llevado otra acuarela, muy correcta, de Pilar Martínez Real. Fredes Ortiz presenta una acuarela de barcas, y una plumilla más sintética de lo habitual, “Primavera mudéjar”, a la que se ha concedido el segundo accésit.

Contrasta el nivel de los premiados con el resto, sinceramente, creo que el jurado no ha tenido mucho que trabajar. Alguno se salva, unos geranios de María del Milagro Rodriguez, y un palomar correctamente pintado – qué difícil decir algo nuevo de ellos- por Merce González Durán. Y alguno más, tampoco sé por qué me pongo así de tieso, o sieso, que diríamos en andaluz con más sentido. Máxime cuando no he podido aportar yo mucho, este año, medio tuerto como estoy, eso sí, una acuarela, con la dificultad que tiene y lo poco que se valora esta difícil técnica; y con ello ya está dicho todo, otro año será.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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